Has visto una luz lamparón de estrella o cascarón de luna. Yo he visto todo un campo encendido en tus cabellos. Hoy la ciudad parece abandonada, desierta pero unos músicos tocan jazz en una taberna y yo intento olvidar cada deuda que ganaron nuestros labios.
En la lejanía, las paradas de taxis están vacías de coches pero llenas de viajeros con ojos asomados que han partido lejos de aquí.
En ese lugar el sarcófago sonoro de un violín susurra y la noche repta perezosa como un animal que jadea en caricias, justo detrás de ella.
Allí es donde te sueño. Allí es donde, una vez una vida entera pasaste junto a mí.
Fundido en negro
Los ojos mienten e insultan mejor que tus labios.
Ahora que la noche está desvanecida en una humareda de alcohol se ha soltado el cabo amarrado a la eternidad que en tus muñecas había prendido
Y estoy contento, no creas, pues más tarde o más temprano he de entender que no hay nada más vital que el ocaso y la tiniebla.
Me enfrentaré a ello como los perros callejeros a una ciudad desnuda Me enfrentaré a ello y me alegro de que este sueño, al fin, se haya fundido en negro.
Fade to black (Dire Straits. 1991)
AÑADIDO: Época Dorada ha incluido en su blog un soneto que le envié hace unos días y le ha añadido una música que me ha encantado.
La otra noche, al entrar en el nuevo bar "Albéniz" de la zaragozana Calle Cadena, además de escuchar muy buena música en directo, llamó mi atención el cuadro de un hombre apoyado en una farola. Aquel animal nocturno estaba tan doblado sobre la farola que parecía un saxofón mientras, por detrás, se descolgaba una enorme luna de los más altos edificios. En esos momentos sonó "Harlem nocturno" en el saxofón de Illinois Jacquet Illinois_Jacquet_-_Harlem_Nocturne
“Cuando está a punto de despertar la mañana en Zaragoza yo paseo avenidas anchas oscuras, mudas, vacías, sin ojos calles ciegas de árboles deshabitados en ruina farolas encendidas cuando deshielan las nubes lágrimas de impotencia, despojos -otoño en invierno- caricias vendidas
Las lámparas rotas de la calle Rufas crean sombras irregulares mezcladas con la basura en las aceras, jóvenes naufragios en mares de sábados nocturnos
Yo me sumerjo en los espectros de un primer ‘te quiero’ de una verja de patio de colegio de un atraco en un portal de madrugadas destrozadas en los suburbios de la luna y las estrellas que dejaste en las afueras de mis manos
Yo me sumerjo en el espectro de una misteriosa mujer que espera sobre el puente a que la niebla despeje el Ebro.”
"El llanto de la luna derramada las jaurías de lobos la autovía de faroles fundidos con su leve intermitencia y un cartel que se cae a pedazos de una peli olvidada Todo ello se expande en el cielo presagiando lluvia
El universo en esta noche larga es infinito abismo un techo resquebrajado por dentro que amenaza por fuera con aplastar a toda esta ciudad que casi no respira El universo en esta noche rota siempre al acecho
El lienzo se va tiñendo de negro cuando habitan los demonios de tu ausencia donde las bocas del metro aún vomitan tus sombras Es la última llamada para tu tren de la felicidad y el resto... el resto es solo olvido mientras estoy perdido y huido del otoño en Madrid."
El siguiente soneto bien pudiera ser considerado continuación del pequeño relato "Llegando al hogar" dedicado a un músico ambulante. “Al músico de la Plaza”
“El músico ambulante busca hogar Una vez lo encontró en tu mirada pero nunca le gustó arriesgar Músico viajante en la encrucijada
El fuerte viento le obliga callar anhela tener nocturna morada Su guitarra se cansa de viajar por no doler es guitarra callada
Yo escucho su canción desde San Siro La plaza de Santa Engracia es más triste desde este día gris que al sol resiste
Sus notas hablan de olvido y retiro En la negra lluvia como el zafiro nadie recordará cuándo te fuiste.”
"Obras de amor, calles desiertas sin luz Vueltas de tuerca puestas de amanecer Puertas cerca del sol, tu cara y mi cruz Anochece y apuestas verme caer
Asombrarte es cambiar de actitud Trasnochar es ver tus sombras crecer Buscarte sería abrir un tragaluz en la opacidad que he llegado a ser
Son sólo versos mis besos rimados Tersos excesos por otros firmados Suave agonía, triste alegría
Sin recesos de los labios quemados te ofrezco compartir esta tortura sólo compartir esta poesía."
La morfología corresponde al soneto pero admito que no he respetado del todo las once sílabas de rigor.
Versos exiliados. Mi amigo e incomparable escritor Roberto Malo publicó en su página un soneto que yo le regalé el día del libro. Para mí es un honor formar parte de un blog con tanta solera. "Buenos versos para Malo". Muchas gracias Roberto. Por cierto, Roberto Malo estará el viernes treinta de abril a las 20:00 en "El pequeño teatro de los libros" (C/ Silvestre Pérez 21) con una edición más de "Tardes de blog". Un estupendo momento para conocerlo. No se pierdan en el blog de Roberto el video que han realizado para promocionar el evento.
Los amigos de "Tirarse al folio" iniciaron una sección poética dedicada a la primavera en su blog e invitaron a participar a todo el que quisiera. Tuve el gran honor de inaugurar esta sección con un poema dedicado al viento. Muchas gracias al colectivo literario "Tirarse al folio". Animo a todo el mundo a participar. "Las edades del viento"
El primer día de abril comenzó para mí en una noche oscura y desvelada. Por las ventanas con vistas al mar ocre de una adormecida ciudad no alcanzaba a comprobar si era la luna o una lágrima lo que se derramaba por detrás de los edificios...
Llega abril
"Sombra que trepas por los edificios por los que se despeña una gran luna dejando tras de tí sólo resquicios ahogándose en esta negra laguna
Esta noche se cierran los auspicios y tu ausencia termina en hambruna que saciará mis sueños más ficticios siendo de esta gran ciudad sólo enruna
¿Eres fantasma creciendo a mi lado o un quedo tañir inciertamente olvidado? ¿Qué puedo hacer en este limbo añil?
Este monstruo jugando a los dados que te devora por dentro a bocados es sólo la pimera noche de abril."
Joaquin Sabina "¿Quién me ha robado el mes de abril?"
Lágrimas de desamor ruedan por las páginas de un... blog
"Movido por algún tipo de mal viento, barrido del mapa de la esperanza, fue arrastrado cual hoja inerte hasta aquél ruinoso lugar la noche en la que el dorado octubre da paso al frío de noviembre congelando en algún rincón del pueblo fantasma a ese corazón que ya no tiene por quién latir. Mario salió a buscar algo que ni él mismo conocía. Quizá quería escarbar en el olvido o quizá buscaba el vivo retrato de un amor muerto y huído la noche en que las almas abandonan las tumbas en busca de vidas sin sentido. Agotado por un largo viaje y ahogado de soledad Mario cayó fulminado y dormido en el umbral de una vieja iglesia destrozada por guerras pasadas cuya bóveda era celestial y a trevés de la cual se podía admirar una difuminada luna atravesada por la tiniebla. En esa helada madrugada los huesos se arrancaban de la tierra mientras el aullido del viento se mezclaba con otro sonido entre humano o dolido y las tumbas se vaciaron. Los muertos camparon por el mundo de los vivos llevándose a unos cuantos consigo. En esa misma madrugada Mario se rencontró con su amor difunto y se fue a dormir siempre con ella. Desde entonces en Belchite se celebra el día de todos los santos en honor al amor que recuperó Mario y por el que pagó un precio demasiado alto."
Este ha sido un relato totalmente ficticio para celebrar ésta noche tan ... ¿cómo decirlo?...misteriosa. No hay nada más misterioso que el ruinoso pueblo de Belchite, por ello he querido ambientar el breve relato en éste simpar paraje.
"Al filo de la madrugada, cuando todo el mundo calla, se susurra el sonido del engaño, el beso escondido, el amor oculto y se profanan las tumbas de los corazones malheridos. A esa hora que es el quicio entre el bien y el mal, dos amantes huídos se
ocultan en un bar condenados a un destino fatal.
00:30 de la madrugada. Pequeño y oscuro bar de un lunes a punto de cerrar. Dos amantes luchan contra el enemigo imposible del tic-tac del reloj en la pared, banda sonora que marca lo efímero de sus condenados encuentros, mientras comparten miradas
en una oscura mesita de un rincón apartado del mundo.
Él la observa mientras ella está bebiendo el café y piensa en silencio:
Tú y yo en un solitario bar
perfecto lugar para ocultarnos
Mira, no hay nadie, me puedes besar
luz ténue bajo la cual amarnos
Hacemos planes que no pueden durar
mucho más allá de ésta brillante noche
Mañana te tendrás que levantar
a esa vieja vida tuya tan aburrida
¿Cuándo vas a romper y vas a empezar
a dejar de ser la amante escondida?
Nos amamos, la luna no quiere mirar
tras la espesa nube está ocultada
Bajo una farola me vas a abrazar
que es mi único sol, con tu mirada
Brilla farola, no dejes de brillar
sólo iluminas tú nuestra vida
sólo eres tú testigo de nuestro amar
y al llegar el día llega tu huída
que es el momento de su partida
Ella deja la taza de café y levanta su mirada hasta encontrar a la de su amante. Los dos comienzan a hablarse, casi a susurrarse:
Él: - ¡Qué mirada tan brillante!
cómo lucen tus pupilas
Eres un fuego ardiente
y yo... sólo soy tu amante
Ella:- Tú eres mi estrella fulgurante
Me abrasas mientras me vigilas
con tu palabra valiente
con tu beso susurrante
Él: - Enciendes un cigarro, radiante
y entre tus labios el humo destilas
Me envenenas como una serpiente
me ciegas con tu blanco semblante
Ella:- Bájame del cielo un diamante
mientras en mi humareda tus sueños mutilas
mientras confías en mí tu simiente
Mírame, me tienes aquí delante
Él: - Verás... yo albergo la soledad constante
y al marcharte mis deseos afilas
Soy un solitario penitente
con momentos de gloria que duran un instante
Déjame declarar lo que yo siento en verdad:
El humo en tus labios es buena señal
pues tú eres lumbre de noche
que se apaga al amanecer
El humo en tus labios es lo que queda
humo en mis labios, humo en tu ausencia
El humo en tus labios es sino fatal
Humo en los labios de mi derroche
Humo dejas al desaparecer
En la silla vacía tu humareda
Humo en el vacío sin tu presencia
Calla, pues, y bésame entonces
Bésame ya y bésame hasta el final
Al amanecer, en el mismo bar, aquél mismo hombre levanta la copa para brindar con su silla vacía llena de humo de la cofradía del recordar, recordar y nunca poder olvidar".
"Hace ya algún tiempo que vengo imaginando mi convivencia con la soledad. Lo he visto en el claro de la luna sobre la explanada, en el parpadeo de las estrellas sin su mirada y en un sol enorme que no calienta mi corazón, mi tundra helada.
Al final lo he conseguido y he hecho de mi imaginación una cruda realidad. Pero no fue el pesimismo lo que me llevó a mi existencia abandonada, ni el temeroso rumor del río en la noche callada. Fue la ausencia de su mirada estrellada plasmada en el cielo lloroso fruto de mi encrucijada, bosque frondoso de mi juventud suicidada.
Siempre estuve entregado y encadenado a su voluntad pero aún así no alcancé su felicidad. Ahora recuerdo el poema de su piel acariciada, mis dedos... los versos enredados en su noche despeinada, a duras penas rimada. Ahora recuerdo todo porque sin ella no me queda nada, ahora recuerdo que siempre fue la más deseada, estrella fugada, en un beso despistada. Ahora que no me escuchas te diré que fuiste en mi negra vida la única amada y que por siempre serás en la negra noche mi luna más anhelada."
Llevo unos días trabajando en el turno de noche y ésta es una buena oportunidad para comprobar que el ser humano está diseñado para vivir de día. Es curioso sentarse a observar cómo pasan las horas en las que todo calla o debiera callar y cómo acechan las alimañas nocturnas. Yo trabajo en un piso de lujo, muy céntrico, con ventanas al mar. Sí... ventanas al mar, porque la ciudad de noche es un océano salvaje de enormes transatlánticos que navegan a la deriva sin rumbo fijo o de pequeñas embarcaciones que ni siquiera saben flotar. Es un gran mar de caos e imcomprensión del que hace tiempo salí para quedarme en una isla, como un náufrago al que ya no le quedan botellas que tirar. De todas formas nunca tuve confianza en que alguien las leyera. Así, voy observando como los barcos nocturnos encallan siempre en los mismos arrecifes y nunca se dan otra oportunidad. Sin darme cuenta llega el amanecer bañándolo todo con su luz vital y yo corro a meterme en la cama. Me apresuro a dormir antes de que salga el sol y me demuestre que, aunque el ser humano es diurno, a mí siempre me ha ido mal por el día. Pasan las horas, llega el atardecer y resucito. Es una pena, no me considero vampiro, pero yo estoy encadenado a la noche, a su noche.
"Galerna"
"¿Cómo explicar ahora esta situación?. Conozco mi rumbo y no puedo remar. Desde mi habitación con vistas al bar sólo contemplo la desesperación.
No habrá nadie que implore una oración por un náufrago marinero sin mar. Fuerte tormenta, no puedo navegar. Galerna en la barra sin resiganción.
Es tarde, el mar está a punto de cerrar. Reinventarse toca a un nuevo final pero el real ya no se puede esquivar.
Marea baja, restos de un temporal. Ocaso del sol de amor por que luchar. La luna te espera en el vaso del mal.
Bébete en un trago el destino fatal."
"Barcos de madrugada"
"El mar nocturno acecha silencioso a marinos sin rumbo algo perdidos, barcos de madrugada medio hundidos sin hora de llegada hasta su foso.
Dueños de nada, pasado glorioso. Propietaros de los besos huídos que viven del eco de sus gemidos, gimen por cada recuerdo doloroso.
Navegan lentos hacia nungún lugar adorando al demonio de la soledad y suelen encallar en un triste bar.
Avanzan por inercia, por lealtad, guiados por faro de falso brillar, espejismo de última oportunidad."
"Sol que amanece en sus labios de luna, brilló el día en sus pestañas de noche. En sus ojos estrellas de reproche que ya se convencen de su fortuna.
Cuerpo desierto, acaricio tu duna. Dejo mis huellas y te pongo el broche en tu boca, amor, haciendo un derroche. Con besos te hago una canción de cuna.
Soñamos despiertos a pleno día. A pleno pulmón respiramos el viento adviento, antesala de la alegría.
Algún día verás porqué te tiento para que dejes todo y seas mía. Yo soy tu cómplice y tu amor ya siento".
La verdad es que escribo últimamente tanto que no dejo que la gente lea todas las entradas porque enseguida hay una nueva. Pero este blog comenzó siendo una forma de terapia mediante la escritura y así debe seguir porque cada vez lo necesito más. Esto se llama "La noche que fue negra".
"La noche que fue negra"
La noche que fue negra fui caminando hasta donde ella estaba, casi por insitnto, aunque ella no me quisiera ver.
La noche negra me amenazaba y quise llegar a ella por si me resguardaba del diluvio de tinieblas pero ella no me quería ver.
La noche negra sé que ella dormía y sé que ella soñaba tan lejos de mi como podía y yo caminaba, y yo caminaba ... aunque sabía que no me quería ver.
La noche negra pude llegar hasta donde ella estaba y vi que con los ojos cerrados no me podía ver y no me quedé por si despertaba.
La noche que fue negra en la que yo andaba y andaba, mi corazón se desangraba a cada paso que daba, mi vida se malgastaba, mi instinto se suicidaba y a cada tropiezo recordaba que ella no me quería ver.
La noche negra en la que habitaba lanzé un deseo al firmamento y dijo que no me quería responder.
La noche negra se interesó por lo que deseaba y, apiadándose de mi, despiadada me dio de beber y nunca más vi el amanecer ¿Y ella? ella ... ella nunca más me volvió a ver".
La verdad es que cada vez se me hace más difícil encontrar la primavera y ahuyentar los sueños rotos. Los fines de semana siguen siendo malditos y las ilusiones te siguen haciendo vivir en un mundo irreal y frágil que se destroza con un soplo de viento en el espacio que deja su ausencia. Las ilusiones duran un segundo en el paisaje del desamor. Anduve por Zaragoza, deshaciéndome en el implacable verano, cuando vi al sol licuarse en el asfalto. Al igual, por dentro, el corazón sigue goteando hasta llegar la noche. Me quería morir. Pero mis pasos, ésta vez sabios, me llevaron a la Plaza de los Sitios. La noche es propicia para recordar y ésta plaza, en su visión nocturna, es mucho más bonita que bajo el sol. La primavera sigue siendo un sueño y yo he sentido, una vez más, que del invierno he llegado al verano de un salto. "Romance de la Plaza de los Sitios"
"Estoy sólo y encerrado borrado en aquélla plaza en un círculo sitiado. La noche ésta vez me caza:
"Tú siempre te la estás jugando, caballero sin coraza"
Yo ya estoy difuminado yo ya soy mi peor baza. Hoy que al fin he madrugado tu carroza es calabaza.
Se fue mi sueño dorado como el golpe de una maza. Será el ayer ahogado borracho en una terraza...
Cuando todo ha terminado una sombra se te abraza, aureola de pasado, farola que me amenaza"
Dedicado a la Plaza de los Sitios nocturna, a sus farolas encendidas y a la sombra que me acompaña.
"Bola de fuego que incendias mi mirar, saliste tras la torre monumental, iluminándome desde tu arrabal. Animal nocturno soy, voy a escapar.
Luz roja que aún me intentas abrasar, sabes que ya no me asomo al ventanal. Su mirada me pestañeó el final, adiós intermitente que es mi llorar.
No quiero sol, yo necesito luna. Así que... ¡déjame en paz!, vete a dormir Espero mi atardecer sin fortuna.
Anochece, ya ves, te quieres morir. Yo resucitaré sin duda alguna pensando en quien duerme y me hace vivir."
Agradecimiento especial a ésa gran fotografía a la que dedico el soneto. A ella y al sol en su ocaso. Por cierto, me permití la licencia de decir "sol muriente" en el título... Me excuso ante los que les suene mal la palabra pero a mí me suena perfecta.
Pues sí, era madrugada anoche y a nadie le importaba. Era sábado noche y a mi me dio exactamente igual. Yo sólo sabía que regresaba a casa de un bautizo. Ayer bautizaron a la niña de unos buenos amigos míos que conocí en el Instituto... hace ya unos catorce años. La niña es preciosa, despertando nueva a la vida con esos ojazos claros y brillantes. Se llama Paola y mis amigos me recordaron durante toda la noche que a ver cuándo me animaba, que a mi ya se me estaba pasando el arroz... ¡qué exagerados!. Así que de trayecto a mi casa fui pensando en "mis cosas" que nunca son sólo mías sino también de ella... aunque ella no lo sepa. Miré el reloj, me medí el grado de alcohol y saqué como resultado que todavía era pronto para marcharme a casa. Aquélla tarde todas las veces que cogí en brazos a la niña Paola estaba deseándole que al crecer no cometiera los mismos errores que he cometido yo y, también, que se permitiera ser feliz de vez en cuando. Si no te permites ser feliz, de vez en cuando, puedes perder la costumbre y ya nunca volverás a serlo. Así que mis pasos me dirigieron a mi guarida favorita llamada "Callejón de la música". Pasé entre la gente y llegué a mi hogar convertido en barra de bar. Pedí un martini blanco y la camarera me respondió con ironía: "¿Le pongo aceituna Sr. Bond?... como vienes con traje... tendrá que ser agitado no revuelto ¿no?".. Después de la gracia, le dije que se dejara de aceitunas y que exprimiera algo de limón y le añadiera unas gotitas de ginebra. Poco a poco noté que Pedro me miraba de arriba a abajo como diciendo "¿qué hace este con traje?". Después se sentó a mi lado, se autoinvitó a algún chupito y estuvimos hablando. Al avanzar la madrugada noté que siempre avanza despiadada cuando ella no está y se pasa sin darte cuenta. Pero hay madrugadas que se pasan lentas, como si el reloj no avanzara, siempre que estás esperando a quedarte a solas con ella, o cuando estás de servicio nocturno. Debían de ser las cuatro y media de la madrugada cuando llegué a casa y, antes de dormir, escuché esta canción que pertenece al último disco de Revólver y se titula "Hay besos". Carlos Goñi, que ha hecho un gran disco, dice: "Hay besos que se dan tan por costumbre que al final ya no se sabe si son costumbre o son besos. Pero los que tú me das son besos y sólo besos porque aunque tú no lo sepas te los robo cuando quiero". Es preciosa la canción... preciosa para dedicar a esos besos que no consigues olvidar. Hay que dedicarla aunque sus besos ya no los consigas robar. Extraída de un acústico en el FNAC de Barcelona. Me encanta la presentación donde Carlos dice que lleva 47 años en primero de fe y no consigue aprobar. Yo ya llevo 27, Carlos... casi 28... y estoy para septiembre.
Los recuerdos me hacen desconfiar de la luz del sol pero hay noches que parece tan real que su luminosidad me ciega y consigo volver a creer otra vez.
Me encantan los bares aunque los bares sin ti, como yo, no sean nada... como una lágrima de whiskey sin despedida, como un tren sin retraso, como el olvido sin el recuerdo. No son nada sin ti. De hecho, si me gustan los bares es porque tengo tiempo de pensar en ti, escribirte y llegar a soñarte si en el martini me excedo. Me gusta mirar las mesas vacías y brindar con esas sillas tan frías que una vez fueron parte de ti, de tu calidez, de tu ternura. Me gusta ver la luz baja de los focos a altas horas de la madrugada que se funde con el humo de algún desesperado cigarrillo. Me gustan los bares para recordarte, me gusta entrar en un callejón de música buscando una salida sin encontrarla hasta que te encuentro a ti... me gusta quedarme atrapado en el atrapamundos y ser tu atrapasueños para librarte de las pesadillas de estar sin mi... me gusta cualquier bar solitario y relajado apropiado para escribir. Tienes en tus ojos el color de la coca-cola y del ron, eres el mejor cubata que me he bebido y me encanta cuando te me subes a la cabeza creándome al día siguiente la más dulce de las resacas. Pero, sobretodo, me gustan los bares contigo, compartiendo miradas, deshaciendo los hielos que nos quedan, sintiéndome iluminado por la luz de tu sonrisa, haciendo planes que duran sólo esa noche y quedar abrazados como si en el mundo sólo estuviéramos tú y yo. Y realmente sólo estamos tú y yo... el ruido de fondo es un murmullo sin importancia. Entonces te quedas dormida confesándome que tú también me has echado de menos... tranquila, sólo te ha escuchado mi cerveza. Yo te observo mientras duermes y me doy cuenta de que estoy mirando a esa persona que encierra toda mi vida.
Sí, es cierto que en cualquier momento la vida te la juega y te arrancan el corazón sin previo aviso. Pero también es cierto que es un acierto dejárselo reconstruir poco a poco y con paciencia. Después de todo, la luna brilla gracias al sol. Si no confias en la luz del sol...¿cómo vas a ver la luna brillar?.
Esta es la historia de un hombre que lo perdió todo un día lluvioso de abril. Deambuló en el atardecer hasta que le sorprendió la noche, una noche sin luna en la que buscó una razón. En procesión por bares turbios de nostalgia su cabeza se preguntaba una y otra vez por qué la había vuelto a perder y su corazón latía fuerte como el ruido de fondo de tambores en otra procesión distinta. Intentó adivinar una solución para recuperarla, inventó millones de mensajes que nunca envió y escribió centenares de cartas que acabaron en la misma basura que su poesía. Otro trago más en la barra del olvido, otro martini... es demasiado dulce ahora.
"Cierra los ojos,preciosa y sueña. Mañana abrirás esas brillantes luces a un nuevo día y verás que te sientes mejor. Te has liberado de una gran carga que, durante mucho tiempo, te apartó de la felicidad sin quererlo. Tú mereces recibir la felicidad que sueles dar, esa felicidad que a mi lado no es fácil encontrar. Sólo te pido que olvides los malos momentos y mis peores recuerdos de la misma forma que olvidaste todo lo bueno que una vez hubo en mi."
Aquél hombre abrió los ojos. De fondo se escuchaba una melancólica canción de Los Secretos titulada "Hoy no". Una bonita dedicatoria para ese punto final. Irónicamente advirtió que había perdido el tiempo bebiendo preocupado por encontrar una solución para recuperarla. Porque la solución ya la había dado ella. Debía sentirse contento por ella ya que, al fin, se había librado de él. Ella iba a ser feliz. Levantó la copa y brindó con aquél camarero por esa bonita noche sin luna y sin estrellas ... sin brillos en sus ojos.
Tan suavemente ha empezado otro mes de abril Tan despiadadamente me trae tu ausencia Ya me dirás quién soy yo sin tu presencia A estas horas tu distancia se vuelve añil
Madrugada de luna pálida sin ti Le robaste el brillo con tu existencia Ante tu mirar no ofrezco resistencia Tus pupilas reflejan la luz del candil (un recuerdo)
Las estrellas anoche olvidaron brillar Ya llegó abril y la lluvia en mi corazón Esta noche te has olvidado de llamar
Yo sólo quiero que me des una razón Para este desencuentro, dejarnos de amar ... ¿Dejarnos de amar?... es imposible, mi amor