
Para esta nueva edición donde servidor repasa las joyas del cine español he considerado muy oportuno rescatar la última edición de "libros filmados" (FNAC) del pasado martes en la que junto a Alfredo Moreno, Estela Alcay y Miguel Ángel Yusta pudimos admirar la obra "La colmena". En primer lugar debemos entender el trabajo de Mario Camus en dirección y José Luis Dibildos en guión como una gran labor de condensación, partiendo de la dificultad que entraña trasladar una novela de doscientos noventa y cuatro personajes. Pero el gran hallazgo de la cinta reside efectivamente en que el ambiente que Camilo José Cela quiso transmitir con "La colmena" permanece intacto, incluso reforzado en algunos detalles, a lo largo de toda la obra cinematográfica. Este ambiente es magistralmente conseguido por tres factores principales que repasamos aquí.
Una música adecuada siempre ayuda a perfeccionar una idea y en esta película la composición lúgubre, casi fúnebre, de Antón García Abril consistente en la repetición de una melodía insistente interpretada por una triste trompeta, que vagamente nos quiere recordar a la que suena también en "La strada" y que Nino Rota compuso para Fellini. Tiene un efecto perfecto en el ambiente global sobre el que transcurre la obra. También la música que suena en el Café de Doña Rosa y ese tristísimo violinista interpretando "Ojos verdes" o "Ave Maria" ayudan a ambientar perfectamente este lugar de encuentros sociales, en mi opinión, tal y cómo nos lo habíamos imaginado al leer la novela.
El segundo aspecto reside en la extremadamente cuidada fotografía. En este bloque me gustaría recordar, casi copiar, las palabras de Alfredo Moreno en las que nos comentó esta difícil y necesaria labor. A menudo la fotografía que más destaca en el cine es la impactante, la que fascina al espectador, la que entra por los ojos y te deja boquiabierto. Una explosión, un vasto paisaje árido y desértico en las montañas rocosas o un inmenso tornado levantando los tejados son golpes visuales que sorprenden al espectador dejándolo clavado en la butaca pero “fáciles” de conseguir. En cambio, una habitación oscura con la única iluminación de un hilo de luz colgando del techo o una pequeña lámpara casi escondida en la última esquina de un comedor donde una familia se sienta a la mesa es un efecto que entraña más dificultad pero que contribuye con una mayor efectividad a conseguir esa ambientación pensada.
"No hay nada más difícil que filmar una habitación a las seis de la tarde y transmitir que son las seis de la tarde", dijo Alfredo. Pensando en un rodaje lleno de gente, cables, cámaras, papeles… resulta casi increíble conseguir la decadente y penosa oscuridad que transmite Camus en cada escena. Parte de ese gusano que trepa por las mesas del Café, parte de esa cucaña que describe Cela, ese gran cementerio que es Madrid está fielmente reflejado aquí gracias también a esa labor de fotografía colosal que realizó Hans Burmann.
Pasando por alto la labor de vestuario, no por menor importancia sino por extensión del texto, pasaremos directamente a los actores. Pocas películas españolas reúnen tanta cantidad de actores históricos para nuestro cine como "La colmena". José Luis López Vázquez, José Sacristán, Paco Rabal, José Sazatornil, José Bódalo, Agustín González, Rafael Alonso, Francisco Algora, Luis Barbero, Antonio Resines, María Luisa Ponte, Queta Claver, Encarna Paso, Concha Velasco, Victoria Abril, Ana Belén, un pequeño papel de Imanol Arias... y todos ellos rayando la perfección con sus interpretaciones. Si he de quedarme con un personaje sería el de José Sacristán como Martín Marco... no sé por qué, quizás porque es poeta y no tiene un duro y ésta situación lo convierte en la decadencia de esa España personificada. El caso es que es una reunión de actores y actuaciones fascinantes donde hasta el pequeño cameo de Camilo José Cela queda perfecto. Pero decir, en resumen, que la película consigue extraer el ambiente de la novela con tan sólo sesenta personajes ya, creo yo, es decir mucho. Ese ambiente de la posguerra del hambre y el frío en el que, sin embargo, en la película no paran de comer. Hay una escena en la que José Luis López Vázquez desenvuelve un paquete que contiene un enorme queso. La cara que pone al ver el queso es merecedora al menos de un Goya,
“hay escenas de amor en las ningún actor pone una cara como esa”, dijo Alfredo. En mi opinión es una película igualmente merecedora del Oscar que ganó el mismo año "Volver a empezar" de Garci. No puedo decir que una sea mejor que la otra porque me encanta "Volver a empezar" pero sí que diré que me gustaría encontrarme algún año de éstos con dos películas españolas tan perfectas coincidiendo en cartel, una esperanza que sin embargo se me antoja quimérica. Como dato curioso tres de los actores que formaron parte de la oscarizada "Volver a empezar" también están presentes en "La colmena": Encarna Paso, Agustín González y José Bódalo. Fue una satisfacción enorme descubrir esta gran obra del hiperrealismo de Camus-Dibildos-Cela junto a las experimentadas palabras de Alfredo Moreno.

Agradecido a Alfredo Moreno, Estela Alcay, Miguel Ángel Yusta y a la Asociación Aragonesa de Escritores por este enriquecedor evento.