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lunes, 11 de octubre de 2010

Fiestas del Pilar


Como zaragozano no puedo quedarme impasible ante mis fiestas locales y menos teniendo en cuenta la gran afluencia de turismo que Zaragoza ha acogido este año (hablan de 400.000 personas). A las fiestas del Pilar, a las Pilares del mundo y a mi pequeña "ciudad cruel" le dedico un "soneto escapista". Felíces fiestas para todos.


Prófugo de fiestas

Días lluviosos, otoño, mi octubre
Como la tierra al cauce olvidado
la ciudad reconoce y descubre
el eco en esos ríos del pasado

Jirones de nube, el cielo se cubre
muchedumbre de un curso abandonado
avanza mientras al asfalto encubre
y hierve, del viejo puente al mercado


Yo sigo con mis delirios de mar
Mi cauce es firme, nuevas son mis botas
navegaré al son que marquen las jotas


Esta ciudad está hecha para escapar
y mis cielos llenos de lunas rotas
Mientras me alejo, el sol muere en el Pilar."

El siguiente soneto está dedicado al puente de piedra y fue publicado en el blog de Amaya, autora de esta última fotografía.


"Monólogo del Puente de Piedra al Ebro"

"Pétreo resistiré contra el viento
que tu agua no se filtrará en mi razón
porque tengo de piedra este corazón
y ya ni siquera tu llanto siento

Cruzo por encima de tu lamento
sin atender tu canto ni tu pasión
Tú vives encerrado en una prisión
desembocando en el mismo tormento

Aquí vienen poetas y olvidados
a observar tus quietas aguas silenciosas
a escuchar el eco de los despreciados
que por encima de todas las cosas
han sobrevivido ya desterrados
podando las espinas de sus rosas
comiendo su soledad a bocados
y cantando a las cosas más hermosas."

martes, 5 de mayo de 2009

"Ave de rapiña"


"La soledad es un pájaro que come
Destruye por dentro, rapiña el olvido
Se cierne sobre todo lo que has vivido
Impide que el sol a tu vida se asome

El viejo, del frío no se recompone
Bajo ténue luz de un farol destruído
De Calle Alfonso al mañana diluído
Cierzo helador, luna negra se propone

Campana de perdidos llama la atención
Tañir que reclama un poco de compasión
Pero nadie acude a la desesperación

Amanece, ya se olvidó cualquier pasión
Se espantaron los buitres, surge una oración
Por su alma para escapar de la prisión"


Dedicado a todo aquél que haya paseado solitario una noche de niebla por la calle Alfonso de Zaragoza sabiendo que, al final, siempre espera la cúpula de El Pilar. Dedicado a esta calle, a sus farolas, a sus cafés, a sus músicos ambulantes, a su niebla y a la "campana de los perdidos" que siempre tiene alguien por quién tañir.