viernes, 24 de diciembre de 2010

Soneto navideño

La Seo, en Navidad

“La niebla de diciembre empapaba
el cauce de miradas, ausentadas
Las palabras que yo te pronunciaba
se apagaban en luces adornadas.

De noche la Navidad se arrastraba
por barrios de casas abandonadas
mientras en la Calle Cisne cantaba
un coro en la catedral olvidada

Es la Seo, iluminada en el frío
Caminar al lado de quien confío
Es un beso, olvidado entre los dos

El cierzo en tus labios pierde su brío
y el canto del cisne va por el río
prendiendo el fuego del último adiós.”


Ahora una maravillosa canción navideña por Ella Fitzgerald: "What are you doing New Year's eve?":


El otro día tuve lla oportunidad de pasear por las calles que rodean La Seo (Pabostría y Cisne). Me encantó el ambiente de niebla navideña que se vivía por esas callejas.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Meet me in St. Louis (Vincent Minnelli. 1944) FELICES FIESTAS A TODOS

Judy Garland (Esther) cantando "The boy next door"
Ya queda poco para que lleguen esos días tan entrañables de la Navidad en que se comparten por igual las alegrías y las añoranzas, un tiempo para el recuerdo o para la familia. Para estos días posiblemente me noten un tanto ausente en el mundo virtual de los blogs, sobretodo en los días que viajaré a Madrid, en los que pretendo estar sin ninguna conexión a internet. Por si esto fuera poco mi calendario laboral perdura hasta el día 25 (incluido). No obstante dejaré algunas entradas programadas e intentaré pasarme a visitaros por todas vuestras casas. De momento les dejo con una felicitación navideña-cinematográfica destinada a todos los amigos blogueros que engrandecen día a día este humilde rincón con mis mejores deseos para estos días.

Tremendamente adelantado a su época, "Meet me in St. Louis" marcará un antes y un después en la historia de los musicales de Hollywood, conteniendo todos los elementos narrativos y siendo revolucionario por ello ya que parece la evolución definitiva dentro del género. Esther (Judy Garland) es una de las cuatro hijas del matrimonio Smith (compuesto por Leon Ames y Mary Astor) y se enamora de su vecino John Truett (Tom Drake) justo cuando se plantean el traslado definitivo a Nueva York por requisitos laborales. La película se sitúa en el oeste crepuscular, a comienzos del siglo XX, en el año que precede a la Exposición Universal que tuvo lugar en St. Louis el año 1904. Quizá podamos advertir al verla hoy en día que el paso del tiempo no le ha hecho ningún bien a este famoso musical de 1944 pero lo que está claro es que este envejecimiento es compensado por los magníficos números musicales que tienen su punto más álgido en "The trolley song" y "Have yourself a merry little Christmas". Mención especial merece la niña Margaret O'Brien (la que fuera también la hija de Mr. Rochester en Jane Eyre) que realiza aquí un gran papel merecedor de un Oscar de la Academia. También hay que decir que, después de esta película, surgiría el martrimonio entre Vincente Minnelly y Judy Garland y fruto de ese matrimonio nacería Liza Minnelli. Así que no hay duda que estamos antes una de esas grandes películas que dio el tiempo dorado de Hollywood. Yo simplemente la traigo aquí hoy para regalaros el más bello villancico que se ha compuesto y para desearos a todos vosotros, amigos blogueros, unas felices fiestas en estas fechas tan ... ¿entrañables?. Have yourself a merry little Christmas...



Felicidades para todos los amigos bloggeros: Amaya, Manchas de tinta, sir Alfred, Roberto, Ethan, Paco, Raúl, Fernando J. Ontiveros, los amigos de Raíces de papel (Juan y Javier), Chesús, Alma, Reina, Pilar, José Mª, Kinezoe, David, Ana, Abril, Myra, Elisa, Crónicas lluviosas, Mery, Lidia, Miquel, Princesa, Pepe Cahiers, sir William, Señor Nocivo, Chabi,Quevedillo, Época, Laura Caro, Bruja, Redrum, Einer, Atikus, Gárgola, Mr. Lombreeze, Antonio, Manuel, Javier, Pabela, Herman, Jesús, Scotty, Crowley, Elvira, Ofelia, Cendrero,Xabipop,Mucipa, Azpeitia, Amaya, Félix, Laura Gómez Recas Graziela, Juanjo, Gabrielle, Tropiezos y trapecios, Yuri, Marina, Mar, David, ciclos de cine, Charlie, Vivian, Lázaro,Marta, Mayusta, Sofía, Fernando, Sean Bauer, Los días rojos, MC, Aniovedh, Luisa, TAF, Doberka, Oscar, Francisco Ortiz, El vecino del cuarto, Javier Márquez, Silvia, Yela, Jara, Elena, Federico, Becario jefe, angelus, Enrique, Bogart, Nacho, Ángel, Maria Teresa, Ricardo, Rayén, Irene... espero no haberme dejado a nadie. ¡Felices fiestas! y confíen en Dickens y en Capra...

jueves, 16 de diciembre de 2010

El hombre que odiaba los espejos (Relato breve) + un poema

Ciertamente los espejos son criminales y exactamente esto es lo que estaba pensando Javier al pasar por uno de esos escaparates que mostraban todo aquello que nunca podría comprar. Javier odiaba su reflejo porque en él veía todos sus fallos, todas sus mediocridades. Siempre que había tenido una ilusión en su vida, a la vuelta de la esquina, esperaba incondicional la bofetada del fracaso; cada vez que algo de luz había iluminado su oscura existencia, algún suceso irreparable volvía a velar la débil bombilla.

Con las manos en los bolsillos y la mirada perdida en esa tarde, como en un tren que no cesa, Javier caminaba sin rumbo bajo la lluvia hasta que, en la calle que habitaba, vio anunciada un nueva exposición del Museo de Arte Contemporáneo. Javier era pintor en sus ratos libres y aunque nunca había vendido un cuadro siempre que podía acudía a exposiciones y eventos relacionados con la pintura. La de aquella tarde comenzaba con unos retratos y unos paisajes urbanos hiperrrealistas pero fue al final del recorrido marcado donde se encontraba la obra que, sin duda, mas impactó a Javier. En ella se escenificaba con trazos magistrales el atardecer sobre un mar en calma. En aquella marina se apreciaban las mil tonalidades del ocaso mientras el sol aún destacaba como una bola naranja sobre un océano que reflejaba el cielo incendiado. Javier estaba encantado y emocionado porque, en su contemplación, recuperó su infancia, su pueblo natal; por unos instantes volvió a escuchar el eco del mar al retirarse y pudo percibir el suave aroma a salitre que tanto echaba de menos en el interior. Mientras nuestro amigo recuperaba en aquel lienzo su tierno pasado, el sol dibujó el resto de su arco hasta esconderse tras el mar. El cielo se apagó en suave degradación y con él se mezclaron las aguas de un negro mar caótico que ya no se pudo distinguir del resto del dibujo. Javier, ante un lienzo en negro, musitó: “Ciertamente los espejos son criminales”.


THE END



A continuación, un poema dedicado a una pintura de Antonio Callau que bien podría concordar con el relato anterior:

Acaso el ocaso

“Acaso el ocaso
me llama al cielo raso
Acaso el ocaso
para este ave de paso

Si ya no tiene caso
despistar al fracaso
si acaso repaso
mi horizonte tan laso
y arraso al mar
en un vaso, de lágrimas escaso,
vertidas por un error tan craso

Si acaso el ocaso
me abate al cielo raso
y este ave dio al fin
su último paso.”

lunes, 13 de diciembre de 2010

Versos de cinema (5)

Antes de volver con otra entrada de la sección "Versos de cinema" me gustaría invitarles a todos (los que no hayan entrado ya) al blog del amigo Kinezoe "No todo es kippel". Kinezoe tuvo la magnífica idea de crear un concurso en el que sus visitantes teníamos que enviarle entradas para ser publicadas en su blog. De esta manera, además de demostrar su generosidad, entrábamos en el sorteo de un ejemplar del libro "El cine contado con sencillez" (Juan Zavala, Elio Castro y Antonio Martínez. Ed. Maeva. 2000). Además de ser el agraciado premiado con el ejemplar mi mayo ilusión es hoy ver uno de mis poemas en este maravilloso blog. Desde aquí, millones de gracias al amigo Kine.

Dicho esto, debo dedicar la siguiente entrada a un gran amigo que está por Bélgica, pasando algo de frío, y que me aconsejó la película a la que van dedicados estos versos.

"A la sombra de un piano"


"Varsovia se deshace en cascotes
piedras, cemento desquebrajado
bajo este cielo de lava
sobre la ruina del ser humano.


De los brazos de mi hermano
arranco la última fruta de sangre
el último cáliz envenenado
que beberé para que no me encuentre
el nuevo orden mundial.


Aquí ya no nace nada,
nada prospera y nada crece
Nada brota de la sombra
ni mana vida de la muerte
No hay esperanza para la paz
en este mundo malogrado


Tan solo cuando callan las bombas
cuando cesan los gritos
y la agonía de un alma
se convierte en libertad,
escucho el íntimo sonido
de un piano melancólico
que, en su canto desolado,
llora...
entre esta sucia masacre,
una propuesta de libertad."



"Le pianiste" (Roman Polanski. 2002)

domingo, 12 de diciembre de 2010

My personal Jukebox (2)

Un 12 de diciembre de 1915 nació en Hoboken Francis Albert Sinatra, hace hoy 95 años. Desde esta sección le rindo homenaje. Reconozco que mi primera intención era publicar la conocida escena entre Sinatra y Rita Hayworth perteneciente a "Pal Joey" pero creo que ya he echado mano de esa escena en otras ocasiones. Así que hoy elijo una balada no muy conocida de "Levando anclas". Frank Sinatra tenía treinta años y desempeñaba un papel secundario por detrás de Gene Kelly, de marinero perdido en tierra, cantando al piano una preciosa balada de Sammy Cahn y Jule Styne:


"I fall in love too easily" (Sammy Cahn & Jule Styne. Frank Sinatra. 1945)
"Anchors Aweigh" (George Sidney. 1945)


Para celebrar su cumpleaños de otra manera pinchen aquí 

Por cierto que hoy también es el cumpleaños del blog de Roberto Malo. Felicidades.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El tiempo del beso


Pedro Salinas es uno de los mayores representantes de la 'Generación del 27' y él como nadie ha descrito el entorno urbano, tanto de los distintos paisajes españoles que habitó como de Nueva York en su famoso poema "Nocturno de los avisos". En su poema "La voz a ti debida" don Pedro define a la perfección el instante del beso, desde el recuerdo:

"Ayer te besé en los labios
Te besé en los labios. Densos, 
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago
que un milagro, más.
El tiempo, después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó se acabó en él."

(Fragmento de "La voz a ti debida", de Pedro Salinas)


Humildemente, yo le dedico este sonetillo:

El beso


"El único tiempo que me importó
fue nuestro ayer, precedente del beso
Por eso, después, mi hoy no aportó
ni una brizna de aquel suceso.


No vivo, viví. Tu boca raptó
fugaz mi vida, de tu lengua el preso.
Tu boca reptó y al fin me apartó.
Hoy soy muerto de trapo, alma de yeso.

No fui cárcel para tu libertad.
Así, volaste lejos, sin piedad.
¡Qué pronto cesó el rayo del amor!


Tormenta pasajera, de verano.
Tormento y yo, pasajero de invierno.
Certeza de que fuiste, mi dolor."

martes, 7 de diciembre de 2010

Pequeñas joyas del cine español: "Calabuch" (Luis García Berlanga. 1956)


Este es mi pequeño y humilde homenaje a Luis García Berlanga que, aunque llega con retraso, nunca es tarde ni está de más volver a los grandes clásicos en la historia de nuestro cine. Siempre he tenido un cariño especial a esta película que se encuentra entre mis favoritas de Berlanga y del cine, en general, porque creo que no solo se trata de un estupendo retrato de un pueblo costero español (Peñíscola), anclado en el tiempo; esta película va mucho más allá y termina siendo un estupendo reflejo de lo que en realidad es la vida. En Calabuch no es extraño encontrar un claro recuerdo del Shangri-La que James Hilton crea en su novela "Horizontes perdidos" y que posteriormente Frank Capra llevaría al cine, quizá retratado desde un plano mucho más decadente, menos fantástico, realista por una parte y entrañable por otra. La imagen que encabeza esta entrada es un ejemplo que define a la perfección esta historia. El profesor George Hamilton (Edmund Gwenn) es un afamado científico que ha conseguido ya todos sus objetivos en la vida, todos los objetivos que realmente no importan porque, al llegar la vejez, encuentra que su vida está vacía. De esta manera el profesor Hamilton decide huir a un lugar perdido en el mapa, donde la gente disfrute con las pequeñas cosas de la vida y pueda respirar y vivir en paz. Los descubrimientos del profesor Hamilton no han ayudado al avance del ser humano sino a su destrucción y ésto es algo que entristece gravemente su vida. Por eso nuestro científico decide refugiarse en Calabuch, lejos del mundo, lejos de las guerras que con sus inventos destrozan el planeta y lejos de las riquezas materiales. Allí, nada más llegar, el profesor es apresado en la cárcel del pueblo, por una equivocación, y curiosamente detrás de esos barrotes se halla más libre que en su vida anterior. Allí también encontrará la amistad de los distintos personajes del pueblo (Pepe Isbert, el farero. Franco Fabrizi, el contrabandista. Manuel Alexandre, el pintor de "eses". Valentina Cortese, la maestra.). Porque la cárcel de Calabuch no es como las del resto del mundo, pues de ella se puede salir siempre que a uno le de la gana para volver puntualmente antes de las diez de la noche y así tener un lugar donde dormir. Jorge, como conocen en el pueblo al profesor Hamilton, cada día se integra más en la vida del pueblo hasta que decide poner sus conocimientos al servicio de las próximas fiestas. De esta manera creará un cohete que convertirá por primera vez a Calabuch en ganador del concurso que valora los mejores fuegos artificiales del año. Como la noticia del cohete aparece en la prensa, acompañado de fotografía, el profesor Hamilton (al que se consideraba desaparecido) es descubierto y la aventura en Calabuch, como todo sueño, también llega al final. De una manera irónica Berlanga nos ofrece una feroz crítica de la evolución política internacional y de la miseria nacional a mitad del siglo XX, sin situar claramente ni el lugar de orígen del profesor ni en lugar donde se encuentra Calabuch. Al igual que en "Horizontes perdidos", "Calabuch" es una situación utópica que lamentablemente no puede prosperar en un mundo ya demasiado estropeado. Una de esas películas que, aunque parezcan un cuento, reconfortan sin duda.
El profesor Hamilton debe dejar atrás un sueño y volver a su realidad
Las partidas de ajedrez que mantiene por teléfono el farero (José Isbert) con el cura del pueblo
"La 's' le ha salido muy bien". Manuel Alexandre es un presunto pescador que dedica su vida a pintar barcas para la gente del pueblo.
Esta imagen es la del sueño llamado "Calabuch"







AÑADIDO NECESARIO:

Para poder disfrutar de otra joya del cine español pinchen enEl blog de Scotty. Me ha encantado esta entrada.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Retazos de una golondrina


"Esta mañana de verano, desacostumbradamente fresca
he decidido detener el reloj, viajar al pasado
aclarar dudas, saldar deudas
Esta mañana fría de verano recuerdo otras mañanas
en las que fui un niño, perdido en el azul del cielo
Recuerdo mi infancia, asomado al balcón de los sueños
Cómo empleaba las horas mirando al infinito
consciente de no poderlo alcanzar, sin embargo,
soñaba con volar
Cuando era niño fijaba la vista
en pequeños aviones cubiertos de plumas negras y azules
que surcaban fugaces los cielos
Me quedaba en ellos e imaginaba poderlos acompañar
Hoy ya no soy un niño y ya no tengo imaginación

Quizá lo que me hubiera gustado es ser como ellas
Quizá, después de todo, sea un poco como ellas
Las golondrinas vienen y van
pero sabes que se marchan para regresar
Regresan siempre, como si tuvieran algo pendiente
como si hubiera algo en el pasado
o un punto prefijado
al que poder acudir, cuando todo va mal
Yo, a mi manera, despliego mis alas negras
y sobrevuelo los campos grises de esta ciudad
para intentar dejarlo todo atrás
y conquistar al fin el mar azul
Pero, cuando llego al final del trayecto, siempre regreso
a alguna piedra del camino
donde resiste mi identidad

Después de todo, aunque no retengan nombres
es de recuerdos de lo que viven las golondrinas de ciudad
y es entonces cuando comprendo
que, muy a mi pesar,
también de retazos está confeccionado este corazón
que escribe versos nacidos
donde brotaron aquellos poemas
escritos sin palabras
y aquellas canciones
que no se pueden recitar".

 Por algún motivo que desconozco siempre me han llamado la atención estas aves, desde que era muy pequeño y mi abuela me recitaba los conocidos versos de Bécquer. Cuando era niño me maravillaba la rapidez con la que volaban y creía imposibles verlas quietas. En efecto es difícil captarlas en reposo pero el fotógrafo José María Sorando lo captó a la perfección con su cámara. Una mustra en su blog.