
"Roma ciudad abierta" nos cuenta la historia de ese pueblo sitiado y de los grupos que trabajaban para la resistencia romana con varias historias que se relacionan hábilmente. Don Pietro (Aldo Fabrizi) es un sacerdote católico colaborador con la resistencia que intenta ayudar "por caridad" a todo el que trabaja por una causa justa, como es la de liberarse del dominio nazi y que además proporciona asilo al ingeniero comunista Manfredi (Marcello Pagliero), miembro del Comité Nacional de Liberación. Pina (Anna Magnani) es una mujer embarazada novia de un tipógrafo militante en la resistencia que, finalmente es apresado por la Gestapo. El desenlace de esta escena arranca el corazón al espectador sin ningún tipo de miramiento y es uno de los más conocidos momentos de la historia del cine, habitual entre el imaginario popular del celuloide.
El ambiente que se trasmite a través de esos planos devastadores, de ese sufrimiento en los rostros, de esas imagenes de despiadada podredumbre en la propia tierra nos presenta a Roma como un auténtico monte Calvario. El pueblo romano está viviendo lo que bien pudiera ser la Pasión de Cristo personificada hábilmente en el párroco Don Pietro que, por cierto, es un personaje basado en la figura real de Luigi Morosini, un sacerdote asesinado a manos de los nazis por ayudar a la resistencia romana. Realmente podemos ver aquí toda la Pasión de Cristo y si prestamos atención veremos que no nos falta ninguna figura. Tenemos un mártir en el ingeniero Manfredi. Tenemos la figura santificada de una madre (Pina) que aquí, sin embargo, está muy lejos de la santificación y finalmente es asesinada sin que su hijo haya podido ver la luz del día. Finalmente tenemos a Don Pietro, personaje sobre el que recae el más amargo sentimiento de culpa, la certeza de que a veces luchar por una causa justa no vale todas las vidas que cuesta. Finalmente él mismo será sentenciado por los pecados de algunos hombres. Rossellini nos está contando toda esa historia bíblica despojándola de cualquier atisbo de esperanza. Lo que Rossellini enseña es la muerte sin resurrección. No se ofrece luz después del túnel. Simplemente retrata una ciudad doliente, unas figuras sufrientes, unos mártires que acaban muriendo por mantenerse en silencio y no delatar a sus compañeros y un último ejecutado que parece cerrar cualquier posible vía hacia la liberación. Una obra maestra del cine realmente amarga.
En este blog podemos leer otra reseña de "Roma, ciudad abierta".
Tenía este texto preparado hace tiempo pero, casualidades de la vida, ha coincidido con el nuevo número de la revista Cineuá donde podemos leer una magnífica e interesante reseña de "Roma ciudad abierta" a cargo de Javier Gómez. Este nuevo número de Cineuá está dedicado a las ciudades y contiene los siguientes artículos:
"Jennie: Nueva York a través de un lienzo" (por un servidor)
"Roma ciudad abierta: Contexto, mensaje y modernidad" (por Javier Gómez)
"La sang des bêtes y Le voyage de ballon rouge. Paris muere" (por Vicente Rodrigo)
"Le voyage de ballon rouge a Vendredi Soir. Paris vive" (por Vicente Rodrigo)
"1997: Rescate en Nueva York y 2013: Rescate en L.A. Estados Unidos bajo el terror de John Carpenter" (por David Tejero)
"Irma la dulce: En la ciudad de la luz verde esperanza" (por un servidor)
"Los Angeles plays itself: La zona cero de Los Angeles" (por Mónica Jordán)
"My winnipeg. Su winnipeg" (por José Ángel de Dios)
"Metrópolis: Mi nombre es ciudad" (por José Ángel de Dios)
"La dolce vita. Representaciones de una ciudad" (por Julio C. Piñeiro)
"El tercer hombre. Un tercer hombre y una mujer, Viena" (por Marcos Ortiz)
"The Matrix: Zion y la puta realidad" (por Nicolás Ruiz)
"El otoño en Clara. Mentiras en primera persona" (por Nicolás Ruiz)
"Blade Runner y Taxi Driver. Espejo y máscara" (por Nicolás Ruiz)
"Akira. 2001" (por Nicolás Ruiz)
"Berlín, sinfonía de una ciudad. La metrópolis impone su ritmo" (por Eloy Von Clift)
Que lo disfruten