De la luz a Montmartre
"Como una rata que huye del río negro
de las llamas, de la luz, de la ciudad incendiada
allí donde no llegan los destellos de Eiffel
y la lluvia se derrama susurrante y gris
en un Café llamado “La Antiquaire”
comencé unos versos para ti
Como un clochard al que no afecta su bebida
de los coches, de los puentes, de los grandes bulevares
allí donde no llega el oro de Concordia
de charcos de agua potable, de cenizas, de las brasas
bajo la cúpula de Sacré Coeur
huí de los versos sin sentir
Montmartre sigue guardando toda su magia
Puede que la vendimia sea mejor este año
Puede que la ciudad escuche el eco de los artistas
Allí donde reluce la última ascua de la noche
allí donde callan los rumores del incendio
hablan las voces que viven en el pasado
Pero ya queda lejano desde este rincón
el rebelde animal que habita bajo el asfalto
ya se pierde en la niebla, ya no grita bajo mis pies
Aquí no llega la vigilante mirada
de esa quimera amenazante y envidiosa
que desde la cúspide de la catedral
sueña con arrebatarnos nuestras propias quimeras
Aquí sólo muere el mal, muere el bien y renace todo
Hay un hombre que duerme en las aceras
justo frente al Café más lujoso de la ciudad
pero nadie le hace caso
Puede que nunca encuentre otra oportunidad
puede que su error fuera acercarse demasiado a la luz
Mientras aquí, los hijos del infortunio
poetas que tiran versos a la basura
pintores que nunca han vendido un cuadro
brindan con el vino que nunca podrán pagar
Por esa canción que resuena en las alcantarillas
por esos versos que soñaron con Le fígaro
por los trazos que una vez se imaginaron en el Louvre
por todo lo que se borra en las edades
de este asfalto, de estas calles antiguas
La ciudad crepita lejana junto al pájaro en llamas
sobrevolando bajo las viejas criptas
soñando con la gárgola monstruo
que intenta canalizar toda una vida
Y, al fin, ya es medianoche, ya termina el metro
Me lo dijo un borracho:
‘A las doce se acaban las estaciones que asaltar’
Siempre nos quedará un pasado más glorioso
el del último cigarrillo que no se llegó a prender
He huido y la ciudad queda atrás
Es un lejano resuello agonizante que se abrasa
que a penas se percibe desde esta plaza
Mi mundo es una gran cúpula blanca
de noche encerrada, de soñadas esperanzas
talladas con ese imaginario cincel
pincel que dibuja lluvia y pide otro pastisse
en un Café llamado “La bella Aurora”
donde comencé estos versos para ti."
Pues con este poema, amigos, celebro mi cumpleaños número veinti-todos. Si pudiera realizar un deseo sería volver a perderme por las calles de Paris. Un día me perdí y creo que por inercia acabé en ese río tan grande que tienen allí. Alguien me pilló con cara de ¿Pero qué hago yo aquí?:
Pero, siguiendo el mapa una vez más, no me pregunten cómo pero acabe en este otro lugar:
y ¿qué buscaba yo por el Moulin Rouge?. Pues... nada de lo que piensan. Buscaba una actuación de Ella Fitzgerald pero llegaba con décadas de retraso. Tampoco me apetecía seguir caminando por el Boulevard Clichy, así que bajé hasta Place Pigalle y volví a coger el metro. Pues nada, amigos, el que me vea por la calle hoy será invitado a un martini por mi cumple. Al que no lo vea... que se tome uno a mi salud y ya arreglaremos cuentas.