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martes, 2 de agosto de 2011

Angel face (Otto Preminger. 1952)




Robert Mitchum y Jean Simmons en un fotograma de la película
El director de orígen austriaco Otto Preminger (nacido en Wiznitz, una ciudad de la actual Ucrania) dirgió esta película con una pareja protagonista explosiva, la formada por Robert Mitchum y Jean Simmons, en 1952. Con una rápida escena de introducción Preminger nos traslada a una noche de Beverly Hills (perfectamente reconocible la imagen nocturna de Los Ángeles que se nos ofrece detrás de una ambulancia que corre, calle arriba) en la que un escape de gas, accidental o no, ha estado apunto de terminar con la vida de la señora adinerada Catherine Tremayne (Barbara O'Neil) Frank Jessup (Robert Mitchum) es el enfermero encargado de conducir la ambulancia que acude a casa de los Tremayne y el azar es quien propicia el primer encuentro entre este y Diane Tremayne (Jean Simmons), hijastra de Catherine. En ese primer encuentro, Diane parece estar visiblemente histérica a causa del incidente, así que Frank le propina un bofetón que, de inmediato, le es devuelto por Diane. Sin embargo, Frank alude que su acción ha sido por prescripción facultativa. Indudablemente este primer encuentro es explosivo y prepara ya, al espectador, para una intensa relación entre estos dos personajes.

Jean Simmons es una mujer fatal a la usanza del cine negro que, poco a poco, va absorbiendo la vida y la mente de un hombre normal que, hasta ese momento, tenía una vida normal, con planes de futuro junto a una mujer, Mary Wilton (Mona Freeman), que desaparecerá en cuanto aparece una rival a la que nunca podrá hacer frente. Diane arrastrará a Frank a un mundo de perdición y crimen del que ya nunca podrá regresar. Las dudas que Frank tiene sobre Diane, después de la primera visita de la ambulancia a casa de los Tremayne, se aclararánn al comprobar el odio que esta mantiene hacia su madrastra y por otro lado, la pasión ciega que le lleva a confiar en el hombre acabado que es su padre, Charles Tremayne (Herbert Marshall)
Robert Mitchum (Frank Jessup) y Mona Freeman (Mary Wilton)
A pesar de todo Diane consigue que Frank deje su trabajo como conductor de la ambulancia y se emplee como chófer de la familia. Frank no tiene dudas acerca de la personalidad de Diane pero, aún así, existe una atracción fatal que le une a ella y le impide abandonarla. Finalmente, la muerte de los dos señores Tremayne, cuando conducían un coche con la marcha atrás manipulada, condenan a Frank y Diane a un juicio por asesinato premeditado.
Frank conduce el Jaguar deportivo de Diane
Aunque el abogado defensor Fred Barrett (Leon Ames) consigue demostrar, o hacer creer al jurado, que los acusados son inocentes el peso de la culpa planea sobre Diane y es entonces cuando se consigue hacer dudar al espectador con un falso arrepentimiento de la asesina. A partir de ese momento la película toma un giro drástico hasta el desenlace final que, por otra parte, puede resultar esperado.
Jean Simmons maquinando...



La intriga en la que se mantiene al espectador ante la personalidad y culpabilidad real del personaje encarnado por Jean Simmons transcurre al mismo tiempo que la duda que se mantiene en el personaje de Robert Mitchum, por lo que este espectador se identifica con el protagonista. Otro acierto de esta más que recomendable obra del cine noir es la música de Dimitri Tiomkin, que contribuye sobremanera a acrecentar el confuso ambiente de esta relación y este drama freudiano, como se le calificó en su momento.
El Jaguar XK 120 que conduce Jean Simmons en esta película fue un clásico en las carreras de Le Mans

Otro fotograma del Jaguar XK 120, frente al Harry's, lugar de encuentro de los dos personajes protagonistas
Diane vigila desde la ventana

domingo, 19 de diciembre de 2010

Meet me in St. Louis (Vincent Minnelli. 1944) FELICES FIESTAS A TODOS

Judy Garland (Esther) cantando "The boy next door"
Ya queda poco para que lleguen esos días tan entrañables de la Navidad en que se comparten por igual las alegrías y las añoranzas, un tiempo para el recuerdo o para la familia. Para estos días posiblemente me noten un tanto ausente en el mundo virtual de los blogs, sobretodo en los días que viajaré a Madrid, en los que pretendo estar sin ninguna conexión a internet. Por si esto fuera poco mi calendario laboral perdura hasta el día 25 (incluido). No obstante dejaré algunas entradas programadas e intentaré pasarme a visitaros por todas vuestras casas. De momento les dejo con una felicitación navideña-cinematográfica destinada a todos los amigos blogueros que engrandecen día a día este humilde rincón con mis mejores deseos para estos días.

Tremendamente adelantado a su época, "Meet me in St. Louis" marcará un antes y un después en la historia de los musicales de Hollywood, conteniendo todos los elementos narrativos y siendo revolucionario por ello ya que parece la evolución definitiva dentro del género. Esther (Judy Garland) es una de las cuatro hijas del matrimonio Smith (compuesto por Leon Ames y Mary Astor) y se enamora de su vecino John Truett (Tom Drake) justo cuando se plantean el traslado definitivo a Nueva York por requisitos laborales. La película se sitúa en el oeste crepuscular, a comienzos del siglo XX, en el año que precede a la Exposición Universal que tuvo lugar en St. Louis el año 1904. Quizá podamos advertir al verla hoy en día que el paso del tiempo no le ha hecho ningún bien a este famoso musical de 1944 pero lo que está claro es que este envejecimiento es compensado por los magníficos números musicales que tienen su punto más álgido en "The trolley song" y "Have yourself a merry little Christmas". Mención especial merece la niña Margaret O'Brien (la que fuera también la hija de Mr. Rochester en Jane Eyre) que realiza aquí un gran papel merecedor de un Oscar de la Academia. También hay que decir que, después de esta película, surgiría el martrimonio entre Vincente Minnelly y Judy Garland y fruto de ese matrimonio nacería Liza Minnelli. Así que no hay duda que estamos antes una de esas grandes películas que dio el tiempo dorado de Hollywood. Yo simplemente la traigo aquí hoy para regalaros el más bello villancico que se ha compuesto y para desearos a todos vosotros, amigos blogueros, unas felices fiestas en estas fechas tan ... ¿entrañables?. Have yourself a merry little Christmas...



Felicidades para todos los amigos bloggeros: Amaya, Manchas de tinta, sir Alfred, Roberto, Ethan, Paco, Raúl, Fernando J. Ontiveros, los amigos de Raíces de papel (Juan y Javier), Chesús, Alma, Reina, Pilar, José Mª, Kinezoe, David, Ana, Abril, Myra, Elisa, Crónicas lluviosas, Mery, Lidia, Miquel, Princesa, Pepe Cahiers, sir William, Señor Nocivo, Chabi,Quevedillo, Época, Laura Caro, Bruja, Redrum, Einer, Atikus, Gárgola, Mr. Lombreeze, Antonio, Manuel, Javier, Pabela, Herman, Jesús, Scotty, Crowley, Elvira, Ofelia, Cendrero,Xabipop,Mucipa, Azpeitia, Amaya, Félix, Laura Gómez Recas Graziela, Juanjo, Gabrielle, Tropiezos y trapecios, Yuri, Marina, Mar, David, ciclos de cine, Charlie, Vivian, Lázaro,Marta, Mayusta, Sofía, Fernando, Sean Bauer, Los días rojos, MC, Aniovedh, Luisa, TAF, Doberka, Oscar, Francisco Ortiz, El vecino del cuarto, Javier Márquez, Silvia, Yela, Jara, Elena, Federico, Becario jefe, angelus, Enrique, Bogart, Nacho, Ángel, Maria Teresa, Ricardo, Rayén, Irene... espero no haberme dejado a nadie. ¡Felices fiestas! y confíen en Dickens y en Capra...

martes, 13 de julio de 2010

Lady in the lake (Robert Montgomery. 1947) EL ESPECTADOR EN LA PIEL DE MARLOWE


Efectivamente, como he escrito deliberadamente en el título, estamos ante un novedoso experimento que realizó Robert Montgomery (el papá de Elizabeth Montgomery, la mítica "Embrujada") en 1947 sobre la novela del mismo título que Raymond Chandler publicó en 1943, su cuarta novela. Robert Montgomery rodó toda la película en plano subjetivo, con lo que el espectador es testigo del desarrollo de los acontecimientos en primera persona, a través de los ojos de Philippe Marlowe. Con este recurso narrativo el espectador está más limitado pues sólo puede ver lo que Marlowe ve y no el plano de toda una habitación con todos los personajes, como ocurre en las demás películas. Esto quiere decir que si Philippe Marlowe es atacado por la espalda, no veremos al enemigo pero sí sentiremos la tensión y el peligro del momento, metiéndonos en la piel del detective. Así también el espectador tiene la oportunidad de seguir con Marlowe el curso de la investigación pura y dura. Debo decir que me sorprendió el considerable aumento de misterio y suspense que se consigue con esta técnica narrativa.

La película comienza con Philippe Marlowe (Robert Montgomery) hablando directamente al espectador, frente a la cámara. En este monólogo Marlowe nos explica que ha decidido dejar de lado la investigación para dedicarse a escribir novelas policiacas y que, en ese momento, se dirige a una editorial. Cuando termina esta explicación del personaje protagonista, la cámara se convierte ya en subjetiva y será así hasta el final de la cinta. Sólo veremos la cara de Marlowe cuando éste se mire en un espejo o, accidentalmente, pase por delante de uno. El efecto de mirarse al espejo, hablar por teléfono e incluso besar a una mujer está muy bien resuelto técnicamente en la película sin abandonar ni un sólo instante la cámara subjetiva.


Aunque sólo sea por esta razón ya merece la pena su visionado pero, además, estamos ante otra gran historia de Raymond Chandler llena de crímenes, chantajes y bajas pasiones aunque se diferencia del resto de sus novelas porque esta vez no son personajes adinerados quiénes las sufren. La adaptación del guionista Steve Fisher es estupenda pero yo destacaría sobretodo el trabajo de actor-director que desempeña Robert Montgomery teniendo en cuenta que fue la primera película rodada íntegramente en cámara subjetiva si no es incorrecta mi información. A continuación una muestra de la película: