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miércoles, 2 de febrero de 2011

The Enforcer (Bretaigne Windust & Raoul Walsh. 1951)

En 1951 el británico Bretaigne Windust, con ayuda de Raoul Walsh (que no aparece en los créditos pero sustituyó a Windust a mitad de película), dirigió probablemente uno de los mejores ejemplos de cómo se debe hacer flashback sobre otro flashback (aunque hay casos anteriores igualmente eficaces), sin provocar que el espectador pierda el hilo de la trama. "The enforcer" ("Sin conciencia" para el público español) trata sobretodo el tema de la corrupción humana y del "todo vale" a la hora de ganar un poco más de dinero. Pero, en segundo término, es un relato que utiliza a sus complicados personajes para representar a una sociedad norteamericana corrompida, que se encuentra aún bajo las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, bajo la influencia de la "Caza de brujas" de McCarthy y sumida en esa psicosis generalizada al movimiento comunista. Desde este punto de vista "The enforcer" está dentro de una vertiente del cine negro que entronca con "The big heat" (Fritz Lang. 1953) o "The Phenix city story" (Phil Karlson. 1955)
Martin Ferguson (Humphrey Bogart)es el encargado de acabar con una asociación de asesinos a sueldo encabezada por Mendoza (un siempre estupendo, Everette Sloane). Uno de los aciertos de la película es que el supuesto capo de la organización criminal tarde mucho en salir a escena y lo hace en la segunda mitad del metraje, de una manera memorable. Para condenar a Mendoza, Ferguson cuenta con el testigo Joe Rico (Ted de Corsia) el único de sus hombres que vio cómo Mendoza cometía el primer asesinato por dinero. Pero Rico es perseguido por los propios hombres de la organización y ha de ser continuamente escoltado por la policía. Lamentablemente para Ferguson, la noche antes del jucio por asesinato contra Mendoza, Rico es asesinado. De esa manera Martin Ferguson, si quiere condenar a Mendoza la mañana siguiente, deberá repasar todo el historial policial sobre estos asesinos a sueldo y sus crimenes, para encontrar una pista que lleve a Mendoza tras las rejas. Así comienza una trama muy compleja, llena de sorpresas y flashbacks en cada uno de los personajes llevándonos hasta un final inesperado, impactante y con un Humphrey Bogart de nuevo colosal. La única pega que se le puede poner a esta película es ajeno a ella, pues se refiere al doblaje en castellano. Probablemente no se le puede encontrar una voz peor para Bogart.