
El otro día tras finalizar mi turno de noche me dirigía a casa sobre un helado asfalto, bajo una luna fría como una sonrisa de nieve en mitad del cielo oscuro que la hacía parecer más lejana de lo normal. Eran las siete de la mañana y todo el mundo dormía aún. Una ligera nieve empezaba a caer y entonces pude observar a algunas personas que no dormían, que me acompañaban despierto a estas intempestivas horas como zombis cansados de estar despiertos. Eran personas vestidas con atuendos amarillos y naranjas fosforescentes que se dedican al noble y difícil oficio de mantener limpia la ciudad. Entonces pensé en esa época en que no vestían con esos trajes sino que lo hacían de negro inmaculado, portando una vieja y larga manguera, entonces pensé en uno de estos hombres encontrando un millón de pesetas en el cubo de la basura.
Vuelvo al cine español otra vez de la mano de José María Forqué en este caso para retratar las miserias de la España franquista. José Luis López Vázquez, en uno de sus papeles protagonistas que mejor recuerdo dejaron en mi mente, encarna a un barrendero que encuentra un millón de pesetas dentro de un maletín, en un cubo de la basura. Un millón de pesetas en aquélla España de los sesenta era bastante dinero y podía hacer salir de más de un apuro a cualquier familia del país. En concreto Pepe (José Luis López Vázquez) es un hombre que vive en la más completa miseria, en los arrabales de Madrid, junto a su esposa Consuelo (interpretada por Julia Gutiérrez Caba) y sus hijos. Al encontrar el millón de pesetas Pepe se debate entre aprovechar la situación y así pagar todas sus deudas o encontrar al dueño del maletín para entregarle lo que es suyo. Aquí José Luis López Vázquez nos presenta a un hombre inocente, decente y bueno que a pesar de su caótica situación económica se deja llevar por los consejos de su esposa Consuelo y así buscar al dueño del maletín. Es una película muy emotiva y realista donde José María Forqué se arriesga a mostrarnos lo peor de la España profunda y mísera del franquismo, las consecuencias de un régimen en un país que no se ha recuperado de la Guerra Civil. Esa España que nadie podía enseñar. El papel secundario de Juanjo Menéndez como Faustino, compañero de Pepe, es inmejorable y siempre quedará en mi mente una escena en la que Pepe acude al bar con un billete extraído del maletín que encontró en la basura. Así quiere averiguar si el billete que ha encontrado es falso o por el contrario es legal y le pregunta a sus amigos. Faustino examina cuidadosamente el billete a la luz de la barra del bar y dice: "Las firmas están bien, el color...pero mira el cajero... en éste el rabito del cajero está torcido". Las risas son inevitables. Eso es lo grandioso de la película que, tratando un drama social demasiado preocupante se puede también sacar el momento para la comedia. También hay una escena memorable en la que Pepe va a comer a un buen restaurante (probablemente por primera vez en su vida) con el dinero del maletín. La escena termina en la comisaría de Policía porque Pepe no se ha atrevido a pagar la cuenta con ese dinero. José Sacristán, Aurora Redondo, José Sazatornil y Rafaela Aparicio completan el elenco de secundarios inolvidables. Una película que merece la pena recordar, sin duda.
.jpg)