domingo, 19 de septiembre de 2010

Cena con un seudónimo (Relato breve)


Don Raúl Mateos era un hombre muy conocido en su casa a la hora de comer y en ningún otro sitio más. Entre sus aficiones destacaba la de escribir, escribir mucho. Escribía en los Cafés, en su habitación, en clase, en la biblioteca, en cualquier lugar donde hubiera un pedazo de papel. Su segunda afición era perder concursos literarios. Siempre perdía pero él seguía presentándose. Concursaba siempre con el seudónimo de Mateo Garcías, aunque en ocasiones lo había cambiado por Mateo de Garcías o Mateo de los Garcías. Últimamente se había presentado a la flor de su ciudad natal, un premio que otorgaba el diario local. No esperaba ganar. Como tampoco esperaba nunca triunfar en su tercera y definitiva afición: el amor de Flora. Flora era una muchacha hermosa que vivía justo frente a su casa. Le escribía cartas todas las semanas y Flora las rechazaba de tal modo que hasta había llegado a amenazar a Raúl si volvía a escribirle.

Pero llegó una mañana insólita como nunca se había soñado antes y el periódico local anunciaba en su portada que Mateo Garcías había ganado la flor de “Perdedores city”. Don Raúl bajó corriendo al quiosco y compró tres ejemplares del diario. Dos para él, uno para su madre. Pero, mientras Raúl se alejaba del quiosco, vio cómo Flora compraba un diario y leía atentamente el relato ganador del hoy ya famoso escritor Mateo Garcías. Sin pensarlo dos veces, don Raúl escribió una carta dirigida a Flora y firmada con su flamante seudónimo. En la carta citaba a Flora para cenar en el mejor restaurante de la ciudad.

Cuando llegó la noche y la hora de la cena don Raúl llegó deliberadamente tarde pues quería ver lo bonita que Flora se había puesto para él. Así, aguardó en un reservado desde donde se veían las mesitas del restaurante hasta que llegó ella. Cuando Flora se hubo sentado don Raúl Mateos salió del reservado y se presentó sonriente:
“Hola, preciosa. Yo soy Mateo Garcías” –dijo don Raúl -
Flora se levantó de golpe con un salto hacia atrás. Acto seguido llamó estúpido, gritando a don Raúl, y desapareció.

Después de toda a Flora nunca le había gustado cenar con seudónimos.


Relato publicado en Jazzmen (Cartonerita Niña bonita. 2011)

Dedicado a un gran amigo, él sabe quién.
Hacía tiempo que no publicaba un relato así que ya era hora. Espero que haya gustado.

AÑADIDO
La entrada fue publicada a las dos de la madrugada. Hoy al levantarme me enteré de la triste noticia, la muerte de José Antonio Labordeta. Siempre nos quedará su canto, siempre nos quedará su obra:

39 comentarios:

Enric Batiste dijo...

Apócrifos, pseudónimos, mutantes
fractales displicentes de personas
que hablan de fragmentos personales
de persona a persona una persona.

Un abrazo, buen texto, Marcos, sigue

Arvikis dijo...

Muy bueno y original relato.
Un saludo
Javier

roberto dijo...

Me ha encantado. Un relato genial.

Ay, los seudónimos...

Marcos Callau dijo...

Gracias Enric. Así seguiremos, ya es como una manía esto...jeje

Hola Javier, muchas gracias. Un saludo.

Gracias Roberto. Si es que no te puedes fiar de los seudónimos...

Pepe Cahiers dijo...

Eso quiere decir que, en algunas ocasiones, aunque la mona se vista de seda, en este caso de seudónimo, mona se queda. ¡Porca miseria!

Marcos Callau dijo...

Porca... tú lo has dicho. Realmente es complicado para ese hombre enamorado comprobar que, finalmente, el seudónimo es él mismo y no el nombre que inventaba para escribir. Debe ser duro ser seudónimo de su propio seudónimo jeje. Gracias Pepe.

David dijo...

Un relato curioso. Me ha recordado a algunas pelis. La de Cita en San Luis por lo de la vecina (aunque aquí no sale bien), la de El bazar de las sorpresas de Lubitsch.
Un saludo.

Marcos Callau dijo...

Hola David. LA verdad es que siempre me gusta que los lectores vean en los poemas o los relatos algunas situaciones cinematográficas. No había pensado en "Cita en San Luis" ni en "E bazar de las sorpresas" pero ahora que lo comentas, sí que tiene algo que ver. ¿Recuerdas la obra de teatro titulada "La señorita de Trevélez"?. Bien, pues yo con lo de la vecina me acordé al escribir de Luis Varela lanzando palabras de amor a la chacha de la casa de enfrente en la versión que hicieron para televisión en 1984. Un saludo y gracias David.

Einer dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Einer dijo...

Me ha gustado bastante el relato, Marcos.
La muerte de Labordeta, una pena, pero siempre nos quedará su obra.
Un saludo.

Princesa115 dijo...

Me ha entretenido el relato, es original y lleva escondido mucho encanto.
Sabes? Los seudónimos nunca dieron resultados, hay gente que bajo ellos dan a conocer perfiles de personas que no son ellas mismas. Yo diría que son máscaras donde habitan feliz.
Es complicado y extenso el tema.

Yo también me uno a las condolencias para éste cantante que marcó un antes y un después en nuestra historia.

Te mando un beso y mi sonrisa

Marcos Callau dijo...

Hola Einer. Gracias por leer el relato. La obra de Labordeta es suficientemente extensa para que se le recuerde siempre. Hemos perdido a un grande.

Hola Princesa. Sí realmente le tema es muy extenso y se podría escarbar mucho en ello. Yo mismo utilicé durante mucho tiempo un seudónimo hasta para escribir en internet. Yo era Dana Andrews. Gracias Princesa.

Crowley dijo...

Muy buen relato. Felicidades.

Marcos Callau dijo...

Muchas gracias Crowley por pasar a comentar y a leer.

Raúl G.R dijo...

Muchas gracias amigo.
Y descanse en paz "El abuelo", como le deciamos en esta tierra.

Marcos Callau dijo...

A tí Manchas. Es cierto "El abuelo"...¡qué grande!. Un abrazo amigo.

MucipA dijo...

Una gran pérdida la de Labordeta y un gran relato el tuyo. ¿Tú tienes seudónimo?
Un saludo

pepa mas gisbert dijo...

Seudónimo si, seudónimo no. No te creas que es un problema fácil, puntos hay a favor y en contra que hacen de la elección un dilema shakesperiano en toda regla.

Buen relato Marcos.

Marcos Callau dijo...

Tuve un seudónimo que era Dana Andrews pero al final me lo quité. Éste es mi nombre real. Gracias Mucipa por tus palabras.

Hola Alma. De hecho, tu nombre es alma y es un bonito seudónimo, me gusta mucho. Muchas gracias por pasar.

ANRO dijo...

Es el problema de los seudónimos...menos mal que este relato lo firma el original y eso sube los puntos.
Lo de Labordeta era esperable, pero no por ello menos doloroso.
Un abrazote

Yela W. dijo...

Lo de Labordeta una enorme lastima para todos los que vivimos en esta tierra de polvo, niebla, viento y sol...

El relato tiene su miga, muchas veces nos escondemos detrás de seudónimos sin darnos cuenta que nos estamos parapetando de lo bueno y de lo malo. En fin, cosas de mascaras.

Un saludo Marcos.

Anónimo dijo...

Curioso relato. Y, aunque no lo parezca muy real, como sabemos todos los seudónimos...
Abrazos.

Tropiezos y trapecios dijo...

Por siempre Labordeta, sin seudónimos, sin máscaras.

Siempre de frente y con las cosas claras, como él nos enseñó...

Un saludo.

Oski.

Kinezoe dijo...

Buen relato, Marcos. Ha gustado.

Saludos.

Marcos Callau dijo...

Me parecía mal rescatar el seudónimo que ya dejé enterrado, ANRO. Esperado y doloroso, sí, l pobre llevaba bastante tiempo enfermo.

En efecto, enorme lástima para todos los paisanos. Las máscaras al final siempre se descubren. Gracias Yela.

Hola Alfredo. Lo cierto es que es más real de lo que parece...

Muy cierto Oski, sin máscaras. Gracias.

Hola Kine, muchas gracias por pasarte a leer. Un abrazo.

miquel zueras dijo...

Buen relato, Marcus y adelante; espero que pronto veamos otro por aquí. Borgo.

Marcos Callau dijo...

Muchas gracias y bienvenido por aquí Miquel. Últimamente había dejado de lado los relatos por la poesía pero está bien combinarlos. Un placer tenerte en este blog. Muchas gracias por comentar.

Raúl dijo...

El mundo de las apariencias, ese baile de máscaras tan frívolo como interesado.
A algunos sólo les precede su fama... por buena que esta sea.

Pd.- Me uno al homenaje al gran Labordeta.

Manuel Márquez dijo...

Me ha gustado también mucho, compa Marcos: es sencillo y efectivo (que no efectista, que es algo a lo que tiende, a veces excesivamente –y con su punto de lógica, también, claro...- el relato corto). En cuanto a Labordeta, supongo que para vosotros, por su condición de paisano, ha debido resultar especialmente doloroso, tratándose, además, de un hombre cercano y campechano; entre tanta lágrima de cocodrilo como se ve caer ahora, en momentos así, es lo que cuenta, el cariño y el dolor sincero de los que realmente lo sienten... Un fuerte abrazo y buena semana.

Unknown dijo...

De cerca los misterios desmerecen. Si esperas una porción del mejor chocolate no podrás deleitarte con una onza de sucedáneo. Las expectativas y las frustraciones,la vida misma.
Flora no sabrá nunca qué habría pasado de haberse quedado. Raúl tampoco.

¡Bravo por el relato!

Un saludo.

Unknown dijo...

Pues mira Marcos yo prefiero las historias de amor con final feliz que ya el destino se encarga de ponernos zancadillas.Personalmente pienso que Flora se sentía atraída desde un principio por las letras que escribía Raúl aunque no ganara los concursos literarios.
Labordeta me trae recuerdos de juventud y sus canciones de libertad.
Un abrazo.

Marcos Callau dijo...

Hola Raúl. Muy ingenioso tu comentario. Gracias por tus palabras amigo. Un abrazo.

Hola compa Manuel, muchas gracias por tus palabras. Lo que se nos ha marchado con José Antonio Labordeta es mucho más que una vida. Es mucho más, muy difícil de expresar con palabras. Quizá sólo se pueda expresar con sus canciones. Un fuerte abrazo y feliz semana también para tí.

Hola Joe. Creo que es una pena quie Flora no quiera descubrir lo que hay debajo de un seudónimo. Se quedará con las ganas toda su vida porque Raúl ya ha aprendido. Muchas gracias.

Hola Yuri Zhivago. Pocas historias de amor con final feliz tengo, amigo. Quizá la razón sea que crecí con "Casablanca". Es muy curioso tu punto de vista sobre Flora y me ha hecho recapacitar. Creo que su existencia a partir de ese momento carecerá de sentido y Raúl no volverá a pensar en ella nunca más. Muchas gracias por tus palabras y por esos recuerdos de juventud que te brinda el recuerdo de Labordeta. Un abrazo.

cronicasdediaslluviosos dijo...

Buenas noches Marcos,

He imaginado en tonos grises toda la escena: a un Bogart, con su sobrero gris y a una Taylor en el papel de Flora. No se por qué, pero así me han venido a la mente, al no haber descripción mi mente ha encontrado sola lo que buscaba.

Me ha encantado el transcurso de la historia, tan sólo en el primer párrafo ya conocía a Raul como a mí misma, será por eso de compartir aficiones. En el segundo lo he visto emocionarse ante el insólito acontecimiento (perfecto el detalle de comprarle un ejemplar a su madre). Pero claro no se puede tener todo en ésta vida, como mucho, un puñado de alegrías.

La decepción final, después del logro obtenido, perfecto desenlace. Flora, terrible; Raúl… enamorado de su belleza… Eso lo hará pensar... seguro que sí.

¡Un saludo!

Marcos Callau dijo...

Hola días lluviosos. Me parecen buenos actores los que has elegido para la historia. Es que, el pobre, tenía que comprarle un ejemplar a alguien para presumir de su éxito...¡a quién mejor que a su madre!. Muchas gracias por tus palabras días lluviosos. Un saludo.

Gabrielle dijo...

Me gusta la idea del relato que se acompaña con alguna cita o algún referente de cone.

Gabrielle dijo...

Cine, perdón!

Marcos Callau dijo...

Lo cierto es que el cine siempre irá ligado a la literatura, aunque no lo pretenda. Yo tiendo a ser muy cinematográfico en mis relatos y versos...

Francisco Ortiz dijo...

El seudónimo es para ocultarse, no se lo aplicó bien el hombre. Anímate y saca más relatos.
Tengo varios discos de Labordeta, y es uno de los cantantes que prefiero. Esa canción en que se airea la casa vieja, la casa del padre... En paz descanse el buen hombre.

Marcos Callau dijo...

Hola Francisco, muchas gracias por tus emotivas palabras a José Antonio Labordeta. Y gracias también por animarme a escribir relatos. Me gusta mucho hacerlo pero hay que reconocer que se encesita mucha imaginación para no repetir temas. Un abrazo y gracias por pasar.