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miércoles, 18 de agosto de 2010

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (Steven Spielberg. 2008)


Después de la última parada vacacional por fin he regresado con las pilas cargadas para volver a hablar de cine. Esta vez voy a repasar la película más reciente que se ha podido ver en este blog donde, como ya se sabe, predomina el llamado cine clásico. Me considero un ferviente admirador de la figura de Indiana Jones desde una intensa experiencia juvenil viendo su conocida trilogía en las salas de los cines. "Indiana Jones en busca del Arca Perdida" y "Indiana Jones y la última cruzada" son en mi opinión dos de las mejores películas de aventuras que he visto en mi vida. "Indiana Jones y el templo maldito" no me dejo tan buen sabor de boca como las otras dos pero su visionado fue para mí obligatorio. Cuando hace tres años salió a la luz la noticia de que Harrison Ford protagonizaría la última entrega de la saga confieso que una gran ilusión por volver a ver a uno de mis personajes cinematográficos preferidos volvió a brillar en mi interior y a darme la energía suficiente para retornar a la sala de un cine con una verdadera razón de peso... como cuando voy a ver una de Clint Eastwood. Así, "El reino de la calavera de cristal" era más que un deber para mí. Sin embargo la película fue retirada de las carteleras sin que yo pudiera llegarla a ver y he tenido que esperar hasta hace dos días para comprobar lo que la última entrega de Indiana nos podía ofrecer. Los resultados, he de admitir, son diversos y confrontados. Antes de empezar, quiero mostrar lo grande que llegó a ser Harrison Ford en la piel de Indiana Jones:

Bien, las películas de Indiana Jones siempre me han divertido mucho y debo decir que "El reino de la calavera de cristal" no es una excepción. Si algo puede ofrecer esta última entrega de Indiana Jones es diversión y entretenimiento a raudales. Estamos ante una película donde ocurren un sin fin de sucesos, a un ritmo trepidante, una película de aventuras pura y dura. La puesta en escena y el arranque son estupendos. Como decía Cecil B DeMille, una buena película de acción debe comenzar con un terremoto e ir creciendo desde ese punto. "El reino de la calavera de cristal" lo cumple a la perfección. Además Spielberg también retoma de manera acertada la polémica del Area 51 y sus extraterrestres con un propicio ambiente de enfrentamiento en plena guerra fría como telón de fondo. De esta manera se profundiza en la vieja y fantasiosa teoría de que todos los conocimientos que tanto egipcios como mayas recibieron en un punto dado de la historia llegaron procedentes de otro mundo. La escena en la que Jones llega al salón de los trece caballeros de cristal me parece sublime. Como añadidura a la película Spielberg no deja pasar la oportunidad de rendir homenajes constantes a sus clásicos preferidos. Podemos ver un claro homenaje a "Salvaje" ("The wild one") de Marlon Brando:


También, cómo no, el tributo típico del resto de la trilogía de Indiana Jones a las películas de Douglas Fairbanks y un homenaje muy personal a "El viaje al centro de la Tierra" (Henry Levin. 1959) concretamente justo al final de la película, en la manera que tienen de salvarse y salir del profundo agujero donde están casi enterrados.
Pero, desgraciadamente, no todo lo que puedo decir de ella es bueno y es que las "fantasmadas" a las que nos tiene acostumbrados Spielberg son aquí ya demasiado descabelladas. La primera es para levantarse de la butaca y marcharse. Como ya sabrán Indiana Jones está en mitad de unas pruebas atómicas, en un pueblo creado con muñecos y casas de imitación para comprobar las consecuencias de la bomba. Justo allí donde él se encuentra cae la bomba atómica y el bueno de Indy se salva metiéndose en una nevera que le trasportará, volando por el aire, a un lugar seguro del desierto donde la radiactividad parece no afectarle. En cualquier caso, podríamos haber aceptado esta escena como uno de los típicos chistes en los que Harrison Ford sale ileso con una de sus típicas muecas socarronas. Pero parece ser que Spielberg no tuvo bastante y quiso más. Ni corto ni perezoso nos pone a Indiana en un coche anfibio que se convierte en barca al tocar el agua. La chica que conduce, madre del hijo de Indiana, dirige al automóvil anfibio hacia un precipicio. Al precipitarse el coche queda enganchado en la copa de un gran árbol que, doblándose, los llega a depositar suavemente sobre el agua. El anfibio avanza por el agua y el árbol, al volver a su posición normal, golpea a todos los rusos que perseguían a Indiana dejándolos fuera de combate. A bordo del anfibio, ya convertido en barca, Indiana Jones y su grupo saldrá ileso de tres cataratas... y eso que la última parece la de Iguazú. Además consiguen llevar a salvo hasta tierra firme la deseada calavera de cristal que John Hurt portaba en sus manos antes de caer por la inmensa cascada. Me parece demasiado.

En cualquier caso tiene aciertos como el de rescatar a Karen Allen en el papel de Marion, la primera amante de Indiana en "El arca perdida" y un final muy adecuado para las trepidantes aventuras protagonizadas por Harrison Ford que, aunque encasillado, hay que reconocer que nunca podrá haber otro actor que encarne como él a este personaje. Si, en definitiva, entendemos el cine como una herramienta para entretenernos y divertirnos ésta es una buena película para ello, con lo cual creo que a pesar de sus defectos estamos ante una de las mejores producciones comerciales de acción que se han creado en la última década.
Y no olviden, así se libra uno de una bomba nuclear: