martes, 30 de marzo de 2010

El alfa de Bogart (Relato-poesía)



Hoy vengo hasta este “Sueño eterno” para hablarles de un relato conmovedor que encontré hace unos días por la bloggsfera (término que yo ne he inventado yo y que encontré el otro día por la red, de casualidad). El pasado lunes veintidós de marzo comencé la semana y el día de manera muy agradable por emplear un poco de tiempo en leer el blog elotromundodebogart.blogspot.com Allí encontré un relato del amigo Bogart de esos que cuando los lees inevitablemente te acarician el corazón y te obligan a acariciar los recuerdos, aunque éstos sean sólo sueños. El relato narraba la historia de un hombre que entraba en un bar y se enamoraba casi platónicamente de una chica que calentaba sus manos en el café de otro hombre. El relato concluye de una manera muy graciosa que no voy a desvelar aquí para que lo tengan que leer, pero la parte que más me gustó fue la que he contado y a la que yo le dedico el siguiente texto totalmente ficticio:

“La pasada tarde caminaba hacia la parte antigua de la ciudad, a la zona del viejo Mercado Central, para cubrir un escueto servicio de cuatro horas. Llegué deliberadamente pronto con la sana intención de entrar en un pequeño bar y buscar algo de inspiración para mi blog, bloc trotamundos. No imaginaba que muy pronto iba a encontrar esa inspiración en la mirada y el gesto de una mujer sentada al otro lado del bar.

Habito un Café próximo al Mercado
en la parte antigua de la ciudad
Su nombre, “Aurora”, está contrastado
con su aire trasnochado y vulgar

Al fondo una pareja, sin hablar
se mira intentando salvar el pasado
pero ella tiene que calentar
sus manos en un vaso de café helado

Ella es preciosa, él no está a la altura
Ella en su herida no para de sangrar
Él nunca sufrió los puntos de sutura

Si yo tuviera algo más de soltura
antes de que la viera marchar
le diría que nunca la podré olvidar…

…porque su belleza contrasta con este lugar
Su cercanía, con la lejanía de su compañía
Alfa y Omega en el mismo bar
donde el tiempo al desamor desafía

Si tan sólo ella supiera toda la verdad
quizás su rostro fuera de alegría
si tan sólo ella supiera encontrar
la razón que movió esta poesía.”

This love of mine (Frank Sinatra, 1950)



La primera fotografía corresponde a la pintura de Edward Hopper "Autómata".

jueves, 25 de marzo de 2010

Nueva edición de "Libros filmados", martes día 30 de marzo; 39escalones en la FNAC Zaragoza: "La Colmena" (Cela-Camus).

Como viene siendo costumbre ya en este blog anunciamos que el próximo martes día treinta de marzo tendrá lugar a las 18:00 horas en la FNAC Plaza España de Zaragoza la tercera edición de la serie "libros filmados" en la que Alfredo Moreno (39escalones.wordpress.com) esta vez nos llevará de la mano para ver la pelicula de Mario Camus "La Colmena", de la famosa novela de Camilo José Cela. Invito a todo el que lea este blog y se encuentre ese día en Zaragoza a asistir a esta interesante proyección y al interesante coloquio posterior. Yo,por si acaso, ya he hecho los deberes y he vuelto a leer "La Colmena".

El mes anterior pudimos disfrutar con "Fareheit 451", de François Truffaut y del coloquio posterior con Alfredo Moreno.

Como supongo que todo el mundo conoce la historia de "Farenheit 451" y ha visto la película de Truffaut, esta vez no voy a realizar una reseña de la película sino que simplemente hablaré de los aspectos que más me gustaron de ella.

A pesar del batacazo que Truffaut se dio con esta película se puede considerar que es una buena adaptación de la novela de Ray Bradbury. Me gusta cómo Truffaut nos introduce en esa dictadura de la imagen, de la televisión, que gobierna el mundo y al ser humano que ha perdido por completo la capacidad de sentir. Este estado, consecuencia de la mala utilización de la información, podría haber llegado a resultar demasiado surrealista si no se trataba con cuidado por eso el trabajo de Truffaut entrañaba una notable complicación. Oscar Werner realiza un buen papel como el policía Guy Montag a pesar de su mala relación con Julie Christie que propició un rodaje sumamente caótico. En mi opinión fue una suerte para la película que Truffaut no pudiera contar con Paul Newman (primer candidato) para realizar el papel de Montag porque el resultado no hubiera sido el mismo. Paul Newman hubiera acaparado demasiado la atención del espectador. Otro acierto de Truffaut es otorgarle a Julie Christie los dos papeles: el de la mujer de Montag (Mildred) y el de la muchacha que hace cambiar de opinión a Montag (Clarisse). Me parece una buena elección ya que representa las dos mujeres en la vida de Montag que cambian su vida por completo. Mildred es el pasado y Clarisse la nueva vida que le espera. Otro de los aspectos que más me gustan en esta película radica en las escenas de quema de libros. Truffaut se ensaña en las tomas del fuego devorando cada página de los libros que no duda en enseñarnos. Hay un primer plano de "El Quijote" (el primer libro que sale en la película) especialmente doloroso. Esa sensación es la que Truffaut consigue crear en el espectador, la sensación de dolor al ver cómo se queman los libros... y lo consigue muy efectivamente. Otra de mis escenas favoritas sucede en un parque. Montag está realizando una redada de "libros" con sus compañeros y es aquí donde vemos por primera a Montag dejando marchar a un hombre que lleva un libro escondido, es el principio del cambio en la personalidad de Montag. En esa misma escena que transcurre en el parque podemos ver a un hombre dándose abrazos a sí mismo, a una pequeña niña peinándose sola y a un bebé que tiene entre sus manitas un pequeño libro que le es inmediatamente arrebatado. Truffaut se recrea en estas imágenes para hacernos entender cómo el ser humano ha perdido cualquier tipo de emotividad y de sensación. Me pareció una escena escalofriante. Por ponerle un pero podríamos decir que la parte final hubiera quedado mejor sugerida que contada visualmente pero es sólo un apunte que, a mi modo de ver, no empaña para nada una buena pelicula como esta. Nada más, amigos, espero que nos veamos el martes día treinta en la FNAC de Zaragoza.

lunes, 22 de marzo de 2010

Gloria Grahame, un deseo muy humano...


"La conocí en el estrecho pasillo de un tren que aullaba en mitad de la noche. Un largo tren cuya banda sonora era únicamente el monótono traqueteo por interminables raíles que, sin embargo, me llevaban a un destino seguro. En mitad del pasillo me esperaba el otro camino tortuoso, el otro destino alternativo que no me deparaba ninguna seguridad pero... un destino demasiado tentador para evitar. Todo empezó por una tontería. Una brizna indiscreta de hollín que fue a parar a su ojo izquierdo, una curva de la vía tomada demasiado rápida y... la besé. Al día siguiente el callejón sin salida en que me encontraba era más oscuro que la noche en que la conocí. Hoy, que he abandonado ya el callejón, me encuentro perdido, desorientado y lo peor es... que echo de menos volver al tren donde la conocí..."

"Tu huella, mi tren"

"Tu huella es demasiado profunda
me abrasará debajo de los huesos
hasta que el dolor con ella se funda

Los barrotes de esta cárcel, tan gruesos
me mantienen preso al anochecer
Son cenizas que quedan de tus besos

Cada vez que en tí vuelvo a creer
el fósforo de mi vida consumo
cuando al soñarte, te intento retener

Pero tu belleza es sólo humo
como el largo tren al amanecer
Aullido que veo desvanecer
cuando mi culpa, al fin, asumo."



"Lágrimas de ceniza"

"Tus ojos de humo al llorar
sus lágrimas de ceniza
son algo más que agua y tiza

Pues los puedo recordar
como una mancha cobriza
que acompañará mis pasos

Tus besos al amanecer
son los amargos retazos
de cielos que fueron rasos
donde hoy nubes quieren crecer"


Son dos poemas inspirados en "Human desires" de Fritz Lang, película protagonizada por Glenn Ford y Gloria Grahame. Ayer fue el día mundial de la poesía así que estos versos van dedicados a Gloria Grahame, mítica femme-fatale del noir clásico que formó parte de un buen ramillete de obras maestras.


Banda sonora (de esta entrada): Johnny Hartman & John Coltrane ("My one and only love")

sábado, 20 de marzo de 2010

En el blog del amigo Crowley

Hace unos días me apasionó la nueva idea del amigo Crowley, autor del blog tengobocaynopuedogritar.blogspot.com Consistía en un artículo donde amigos bloggers expusieran en un texto las películas en la historia del cine que más les han marcado. Yo en este artículo más bien cuento mi primer contacto con el cine. El caso es que el bueno de Crowley ha tenido a bien publicarlo hoy en su blog. Lo pueden leer en tengobocaynopuedogritar.blogspot.com.
Un abrazo y mis agradecimientos a Crowley.

jueves, 18 de marzo de 2010

Irma, la douce (Billy Wilder. 1963). La visión de Moustache, desde la barra de un bar...


¿Han estado alguna vez en Paris?, ¿han llegado a ver el amanecer desde la torre Eiffel?, ¿han paseado a orillas del Sena?. Aunque lo hayan hecho, como turistas, no han podido conocer el Paris verdadero. Nunca podrán descubrir el Paris que yo habito, el canalla, "la ciudad del amor... amour perdido". Esta historia no trata el brillo de la ciudad de la luz sino la noche sin luna que a muchos les toca sufrir. No habla de los lujosos estanques del Palacio de Versalles sino de las putrefactas cañerías de la ciudad más grande del mundo. Este cuento no narra el apacible y romántico paseo del Bateau Mouche sobre el río Sena, más bien cuenta la vida que transcurre debajo de uno de sus olvidados puentes. Desde la barra de este Cafe la vista no me alcanza para ver los Campos Eliseos desde la Torre Eiffel sino para saber lo lejano que se eleva el cielo aún desde esa altura. Este relato comienza con un corazón de tiza dibujado sobre el asfalto. Un corazón borrado al amanecer por un barrendero parisino porque, después de todo, puede que el amor verdadero sólo exista una noche que algunos ni siquiera hemos vivido… pero eso es otra historia.

Detrás de la barra de mi humilde bar, situado en el estómago de Paris junto al mercado, les puedo asegurar que se sirven muchos más litros de absenta que burbujas de champagne, porque Paris no es como ustedes creen sino como yo lo veo desde mi privilegiado puesto. Paris es la muchedumbre. El pueblo es el corazón que mueve esta enorme ciudad, la gente que no suele asistir al Palacio de la Ópera ni va de cena a un restaurante parisino. Como les contaba, mi pequeño Café está situado en la esquina de una callecita que bien pudiera ser considerada un cielo abierto las veinticuatro horas del día aunque la lluvia arrecie. Aquí las señoritas de vida alegre, de compañía, de saldo y esquina… como quieran ustedes llamarlas, por un módico precio, le pueden convertir en el hombre más feliz del mundo por unas horas. Sólo tiene que dejarse llevar al Hotel Casanova, subir unos peldaños y olvidarse de su mujer. Aquí es donde todo el mundo viene a parar para consolar su absurda vida marital o para aliviar esa cruel soledad que nunca ha podido superar el solterón de turno. Hasta aquí viene el doctor que se quiere curar, el bombero que quiere apagar su fuego, el carnicero que nunca ha visto carne fresca, el clochard que ayer se quiso suicidar a orillas del Sena y que hoy quiere beber las aguas de su salvación, hasta el gendarme que quiere denunciar su propio delito. Todos vienen hasta la calle Casanova, incluso los jefes de la policía tienen arreglos especiales con las chicas. Después, al anochecer, un gendarme despistado se quita la gorra en la barra de mi bar y los chulos pasan por su lado deslizando en su interior algunos billetes. La policía calla, avisa de las redadas y todo el mundo vive en paz y contento. Cuando yo regresé de impartir mis clases en la Sorbona hasta yo me dejé tentar por Kiki “La Cosaca” para subir las escaleras que llevan hasta el cielo de Paris. Pero de todas las chicas hay una, en especial, que es la princesa de la calle. Sí amigos, ningún crack de la bolsa es comparable al vaivén de sus caderas. No hay noche que se pueda comparar con su pelo azabache, ni carmín que pueda acentuar más sus labios rojos ni luna llena tan blanca y brillante como su piel de porcelana. Ella es la reina de todas las abejitas que revolotean por la calle, ella es Irma la Dulce.

En ninguna de mis expediciones por la selva amazónica, en ninguno de mis viajes alrededor del mundo he conocido a una mujer tan bonita, tan dulce… por eso su apodo, amigos. Irma es la chica que más hombres se lleva a la habitación y, en consecuencia, “su hombre” de nombre Hipólito es el chulo más famoso y que mejor vive de todo Paris. Las demás aceptan la derrota, conocedoras de sus posibilidades, y al terminar la jornada todos ríen y pagan sus buenos tragos en la barra de mi bar. El problema viene cuando topas con un pequeño burgués, un gendarme decente y nuevo en la calle Casanova que quiere hacer las cosas bien… bien o mal sería discutible. Pues bien, Nestor Patou (así se llama el gendarme) conoció a Irma y así comenzó una de las mejores historias de amor que recuerdo. Al bueno de Nestor se le ocurrió hacer una redada sin avisar y llevarse a todas las prostitutas detenidas a la gendarmería, incluída Irma. La mala suerte fue que el comisario estaba pasando en el hotel una bonita noche así que Nestor Patou dejó de ser policía de la noche a la mañana.
Después cayó por mi bar, se emborrachó un poquito hablando con Irma y le propinó al chulo de Hipólito una paliza después de que éste intentara maltratar a la pobre Irma. Así Patou pasó de gendarme a chulo de Irma, pero eso no era bastante para él.
Como nuestro amigo es tan pequeño y tan burgués…y con algunos escrúpulos (todo hay que decirlo) resultaba estar molesto, pues no quería que Irma trabajara en la calle para él. Así que, sin que Irma lo supiera, se puso a trabajar en el mercado por la mañana mientras ella dormía. Pero mi amigo tampoco tuvo bastante con ésto. Además de trabajar en el mercado se hizo pasar por un adinerado Lord inglés que se convirtió en el cliente fijo de Irma. Con las propinas que el Lord le daba Irma ya no tenía necesidad de trabajar el resto de la semana. Por cierto que las propinas salían de mi bolsillo, pero esa es otra historia. El caso es que Nestor trabajaba de mañana en el mercado y las noches las pasaba disfrazado de Lord inglés junto a Irma. Entonces le sucedió algo con lo que no había contado: se cansó. Sí, amigos, el bueno de Nestor estaba muy cansado por tener que madrugar todos los días e ir al mercado. Por las noches tenía que representar al Lord ante Irma así que cuando llegaba la hora de ser otra vez el novio de Irma… se dormía. ¡Pobre Patou!, Irma se enamoró del Lord inglés porque su novio no le hacía caso… pero ella no sabía que su Lord inglés era su novio…En fin, Nestor Patou tuvo que “matar” al Lord inglés, hacerlo desaparecer, para recuperar a Irma pero la policía lo acusó de asesinato y terminó en la cárcel. Obviamente la policía no sabía que el tal Lord inglés no existía así que, mientras tanto, Nestor esperaba alguna solución desde la cárcel. Yo actué de abogado, gracias a mi elevada experiencia, pero no pude reducir su condena. Lo que sí pude es hacerle huir de la cárcel haciendo una cuerda con las medias de Irma para que bajara desde la ventana de la celda. Nestor se escapó y se presentó a la policía vestido de Lord inglés para así liberarse de los cargos. Después se casó con Irma, que la pobre esperaba un bebé del Lord inglés, y yo asistí al parto en la misma iglesia. Por cierto, después de asistir a Irma pude ver sentado en los bancos de la iglesia a… ¿saben quién?, pues al Lord inglés… ¡pero esa es otra historia!.

Esta ha sido mi manera de contar una de las películas que más me hace reír. Prefiero “El apartamento” pero “Irma la dulce” es tan tremendamente loca que es el Billy Wilder que más me hace reír. Para contarles esta película me he metido en la piel de uno de sus personajes, el simpático Moustache interpretado por Lou Jacobi. He intentado contarles esta disparatad historia tal y como él la hubiera contado. Me encanta Shirley Maclaine en este papel, está irresistible. Jack Lemmon está genial, como siempre. Si vemos la versión original podemos apreciar cómo habla con perfecto acento inglés cuando protagoniza el papel del Lord y, sin embargo, su manera de hablar como Nestor Patou es totalmente distinta. En fin, una ingeniosa película de genios.

Escena de la primera noche que pasan juntos Irma y Patou. Es mi escena favorita:


Ahora les dejo con unas simpáticas fotografías de Irma la dulce:







lunes, 15 de marzo de 2010

Young man with a horn (Michael Curtiz. 1950)


Los que llevan más de un año leyéndome por internet (Manchas de tinta, 39escalones...) y conocieron mis antiguos blogs, hoy difuntos, probablemente recuerden que ya comenté esta película en una página que se llamaba "La noche interminable". Pero es que ésta es una película que me gusta tanto y que veo tantas veces al año que no puedo resistirme a comentarla una vez más. Cualquier día es bueno para revisarla pero es preferible hacerlo de noche, más que nada por el ambiente que se respira a lo largo de toda la cinta y por la impresionante banda sonora que nos ofrece la orquesta de Harry James al servicio de Max Steiner y Ray Hainford. Titulada para el público español como "El trompetista" la película trata la vida del músico Bix Beiderbecke, uno de los trompetistas solistas más influyentes de la década de los veinte junto a Louis Armstrong aunque aquí se nos presentará con el nombre de Rick Martin (desechen cualquier conexión con cierto cantante actual...). Michael Curtiz nos presenta la vida de un niño huérfano que, abandonado en su soledad, encuentra su mejor refugio escuchando hasta el amanecer y desde una azotea a un grupo de blues que toca en un pequeño tugurio de la ciudad. Así, el pequeño Rick Martin comenzará una amistad con el músico Art Hazard (protagonizado por Juano Hernandez) que se prolongará a lo largo de toda su vida.
Al pasar su infancia prácticamente pegado a una trompeta el joven Rick Martin se convierte en un gran trompetista, un hombre que no tiene problemas para entrar a formar parte de cualquier orquesta del momento. Rick Martin, ya protagonizado por Kirk Douglas, comienza a trabajar en su primera orquesta como trompetista de acompañamiento. En esta orquesta conocerá a la cantante Jo Jordan, protagonizada por Doris Day, quien rápidamente caerá enamorada de Rick.
También en esta orquesta trabará una buena amistad con el pianista Smoke Willoughby (Hoagy Carmichael) quien, en un papel muy simpático, desempeñará también el papel de narrador casual de la historia. Pero la, hasta entonces, apacible vida de Rick Martin sufrirá un giro fatal cuando conoce a Amy North (Lauren Bacal), situación que empeorará con su repentino matrimonio.
Amy consigue apartar a Rick de todas las cosas buenas que contiene su vida: sus amigos y, lo más importante para él, su música. Rick comienza a vagar de orquesta en orquesta sin conseguir un empleo fijo hasta que el alcoholismo y el odio de su mujer hacen mella en su trayectoria profesional dejándolo completamente inservible para interpretar una sola nota con su trompeta. A partir de este momento los espectadores nos empezamos a dar cuenta de que estamos ante una de las interpretaciones más extraordinarias de Kirk Douglas. Vemos a un hombre agarrado por costumbre a su desquebrajada trompeta, caminando por inmensas avenidas llenas de niebla y de muchedumbre a la que no le importa lo más mínimo el fatal destino de ese músico solitario, borracho y mentalmente destrozado. La situación de Rick empeorará con la muerte de su amigo Art Hazard de la que siempre se sentirá culpable por la última conversación que mantuvo con él. La vida real de Bix Beiderbecke terminó a la temprana edad de veintiocho años víctima del alcoholismo. No obstante, Rick Martin consigue salir adelante gracias a la amistad de Smoke y el amor incondicional de Jo Jordan y en este punto es donde la película se diferencia de la novela basada en la vida de Beiderbecke. Pero si buscamos alicientes para esta película podemos encontrar muchísimos. El principal, en mi opinión, la calidad musical. Tenemos la oportunidad de escuchar aquí a la mejor Doris Day que cautivó las salas de baile de los años cuarenta y cincuenta con una voz potente pero suave y melodiosa. Day ofrece un repertorio digno de admiración desde "The man I love" hasta "With a song in my heart" junto a la orquesta de Harry James. Harry James, conocido como el mejor trompetista blanco, aporta el sonido a la trompeta de Rick Martin, un sonido inimitable y único con su firma inconfundible. La interpretación soberbia de Kirk Douglas no es la única que está a tan gran altura. Lauren Bacall como "la más malvada de todas" está insuperable. Es curioso que Michael Curtiz la hiciera parecer tan malvada que resulte hasta un poco fea omenos guapa de lo habitual. Las interpretaciones de Hoagy Carmichael y Doris Day también están a la altura de las circunstancias. Por último me gustaría destacar el papel de Juano Hernandez como Art Hazard, un actor no muy conocido que aquí es merecedor de, al menos, una estatuilla. Si quieren disfrutar de una gran película con la mejor banda sonora posible no lo duden y véanla.


The very thought of you (Doris Day)

sábado, 13 de marzo de 2010

Cuarteto de sueños

Hace unos días caí por un blog llamado "Embam" cuya dirección es www.azpeitia-aleph.com y cuyo autor, como la dirección indica, es J.Antonio Azpeitia. Este blog aparece en mitad del océano cibernético como un bonito remanso de tranquilidad que invita a la lectura de unos poemas dignos de dedicarles toda nuestra atención, un lugar para descansar de la ajetrada vida diaria. Recuerdo que hace unos días leí una entrada donde el autor proponía el reto de publicar cuatro poemas encadenados. Me pareció una bonita idea así que no he podido resistir la tentación de publicar cuatro poemas que, bien mirados, podrían estar conectados entre sí como el sueño de una noche cualquiera. (Espero que tengan el valor de leer cuatro poemas de una tacada. Los que no lo hagan prometo que están excusados). Todo empezó un día gris y lluvioso en Zaragoza...


"Mañana lluviosa"

"Está lloviendo. Mañana gris, lenta
Está lloviendo sólo en Zaragoza
pero creo que todo el mundo esboza
esta mueca tan triste y tan mugrienta

Lloviendo, ya la Tierra se lamenta
y por estos riachuelos solloza
Lluvia es canción que a mi alma destroza
lágrimas de un marino contra el viento

Sin embargo, esta lluvia acariciará
tu rostro suave, inundando mis huellas
Cualquier surco mío en tu piel borrará

Por la noche este rocío de estrellas
la esperanza a tus ojos devolverá
Lloverá... ahogando mis epopeyas."



"Décima a Hoffmann"

"¿Música quieres escuchar
en lugar de oír mi verso?
¿Quieres nublar mi universo?
¿No quieres adivinar
el lado oculto inverso
que mi alma te revelará?

Cuando mi corazón abras
mi poema confesará
que esa música empieza
donde acaben mis palabras."


"La música empieza donde acabe el lenguaje"
. Frase de Ernst Theodor Wilhelm Hoffmann, compositor y cantante tenor alemán que formó parte del movimiento romántico en la literatura de su país.

"Terceto melancólico"

"¿Qué pretende este halo de ensoñación
rodeando la luna llena de misterio?
¿Qué pretende la bruma en la estación?

El hombre de semblante gris, tan serio
cruza el río en plena noche oscura
¿Qué hace por la tapia del cementerio?

Cuando el nimbo del farol procura
adivinar el limbo de un perdido
¿de qué sirve en un clochard su tortura?

La luna, el farol y el hombre han huido
y ya sólo queda la noche eterna
En ella estoy yo, aún suspendido
mientras la melancolía gobierna."


"Soñé que dormía"

"Anoche soñé que dormía de día
y soñaba que en mi sueño escapaba
hasta donde la vista me alcanzaba
y en mi pesadilla, otra vez, me perdía

Era una música que me ensordecía
al ritmo que tu boca me besaba
y que cada vez más se acompasaba
al ritmo que mi corazón latía

De un golpe seco acabé con todo
con la pesadilla, el sueño y el dolor
y al despertar quedé petrificado

Porque acabó en el suelo mi temor
mi sueño hecho añicos, desvencijado
Tendré que comprar otro despertador"


FIN DEL SUEÑO


miércoles, 10 de marzo de 2010

Tú a l'albada


Cuando los recuerdos, buenos o malos, te abruman y no te dejan descansar. Cuando la ciudad te sobrepasa y ya no puedes continuar, un viaje en tren hacia las montañas es uno de los mejores reparadores que puede existir.

Tú a l'albada

"Cogí el tren como quien bebe un bálsamo
y cuando al monte iluminó l'albada
dibujé tu mirada en el páramo

Dejé ayer la ciudad arrinconada
allí donde el crepúsculo ardía
en luna de la pupila añorada

Mientras se alargaba lento el día
llegó la compañía de tu ausencia
y urdí mi melodía, tardía

Al fin te reflejo, sin tu presencia
Ahora recobra todo el sentido
y las nubes a huir cogen tendencia
mientras camino por Monte Perdido."


El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es un buen paraje para perderse y admirar amaneceres o recordarlos...

Fotografía de Monte Perdido

lunes, 8 de marzo de 2010

The woman in the window (Fritz Lang. 1944)


Hoy el día ha sido lluvioso y extremadamente gris en Zaragoza. En la mañana intenté condensar un poquito de calor alrededor de una taza de café pero el cortado fue, efectivamente, corto y el cielo se encapotó apelmazándose sobre la ciudad para no desperezarse ya en todo el día. Más tarde, fui a trabajar. Trabajar un domingo en un centro comercial cerrado es parecido a visitar un parque de atracciones abandonado, cono todo por el suelo, sucio, con poca luz... Sobreviví a la plomiza tarde que ví transcurrir a través de frías cámaras de seguridad. Al aproximarse la medianoche, ya fuera del lugar donde había gastado ocho largas horas , por costumbre comencé a sentirme más vivo que ningún otro momento del día. Para ver cómo cambia de número el día mientras se apaga el rojo neón de Coca-Cola que está situado frente a mi casa elegí "The woman in the wondow" ("La mujer del cuadro") de Fritz Lang, 1944. En el mes de octubre ya tuvímos ocasión de comentar "Scarlett Street" ("Perversidad") que, también dirigida por Lang, en 1945 podía parecer una continuación de ésta que nos ocupa hoy. No obstante, después de refrescar el recuerdo que tenía de "The woman in the window" puedo afirmar que no es para tanto la similitud a pesar de la coincidencia en el reparto, la pintura y el tema principal.

En esta película Fritz Lang nos explica cómo la simple pero mágica aparición de una bella mujer sin ganas de dormir en plena madrugada puede alterar vertiginosamente la apacible vida de un hombre casado, padre de familia. Edward G. Robinson (otra vez, glorioso) encarna al Profesor Wanley de la Universidad de Gotham, cabeza de familia ejemplar con una vida exquisitamente ordenada. El profesor Wanley rechaza la invitación de dos colegas que insisten en llevárselo de fiesta a un cabaret en su primera noche que pasa sin su familia, que se ha ido de vacaciones. Sus pretensiones son tan simples como tomar un par de copas en el club con sus amigos y después marcharse tranquilamente paseando hasta su casa, guardando así la ausencia de su familia. No obstante, sus amigos le advierten en el club que aquéllos que pretenden llevar una vida demasiado ordenada son los que, en definitiva, se enredan en los peores peligros. El profesor Wanley, sin hacer caso a sus amigos, se marcha paseando a su casa cuando se detiene ante un escaparate que exhibe un hermoso retrato de una mujer por la que se siente idílica, casi oníricamente atraído. En ese momento el rostro de "la mujer del cuadro" (Joan Bennett) se refleja en el cristal del escaparate al lado justo del retrato, causándole al profesor lo que parece al principio una visión y a la postre se convertirá en el fatal detonante del mayor problema de su vida. La modelo que posó para el retrato está frente a él, en plena noche, sonriéndole y ofreciéndole una copa en un tranquilo bar cercano. El profesor Wanley, que había rechazado la invitación de sus amigos, sin embargo no duda a la hora de acompañar a esa señorita soltera a su apartamento... para ver más cuadros del autor. En ese apartamento la chica en cuestión había quedado con otro hombre, pero esa información la había ocultado ante el bueno del profesor. Así que, ante la aparición del otro hombre, se desencadenan unos trágicos hechos que convertirán la tranquila vida del profesor en una auténtica pesadilla con nombre de mujer. La película está muy bien y las interpretaciones, una vez más, están a la mayor altura. Edward G. Robinson, en fin...¿qué puedo decir?; todavía no le he visto una interpretación mala. Joan Bennett, como en "Scarlett Street", es esa mujer que con una mirada te puede convencer de cualquier cosa en una noche. La aparición de Dan Duryea como "el malvado pesetero" es genial. Ver con qué chulería se mueve por el apartamento de la chica sobornándole para sacarle hasta el último céntimo es una delicia. Para terminar, el papel de Raymond Massey como policía y amigo de el profesor Wanley es sobresaliente. Otro actorazo al que no he podido verle en una mala interpretación.

Pero si hubiera que ponerle alguna pega a esta gran obra de Fritz Lang sería, en mi opinión, el increíble final con que se nos obsequia. Siempre que he visto este final creo que es el alternativo y que el que se sugiere, justo en la escena anterior, sería el correcto... mucho más lógico. Por eso el final de "Sacarlett Street" se me antojó mucho más creíble que éste. No obstante estamos ante un guión genial y una dirección impecable. Ahora les dejo con la hechizada aparición de "La mujer del cuadro" y el incidente del apartamento que desencadena la pesadilla:

viernes, 5 de marzo de 2010

El caso más fácil de resolver (Relato breve)


¿Alguna vez se han despertado con el sabor de los labios del pasado persistente en los sueños del presente?. Recuerdo la semana pasada, cuando nos escondimos en aquélla habitación de un hotelucho en la parte vieja de la ciudad. Recuerdo cómo la persiana "cebreaba" su piel desnuda a intervalos de añil y de noche, recuerdo lo bella que estaba sobre mí. Ella, como siempre, estuvo maravillosa, como una condesa descalza. Yo, también como siempre, estuve demasiado gris aunque no me sentí así... ella nunca lo permitiría. Probablemente sea tan especial porque me hace sentir especial a mí, no lo sé. Lo que sí sé es que éste ha sido el despertar de hoy.

Ante el negro destino de un café sólo, mientras intento revivir con su penetrante aroma, pierdo la mirada a través del cristal. Ajetreo, muchedumbre, la ciudad está despierta con la sangre hirviendo sobre esta helada mañana de invierno. Un cigarrillo y otro, una brizna de tabaco sobre los labios me devuelve a la realidad deshaciendo esa cortina de humo tras la que me mantenía oculto simplemente porque no quiero abordar mi vida, al menos no esta mañana. La noche fue larga, aún siento el zumbido de la aurora en mi cabeza y la embriaguez de su perfume en mis entrañas. Es que sólo puedo pensar en ella, en sus labios carnosos dueños del beso único e inimitable casi inmortal que me mantiene durante tanto tiempo caminando en esa cuerda floja de la que hoy me quiero arrojar seguramente a un vacío demasiado oscuro como para sobrevivir. Estoy en el mismo Café de siempre desde el que la espero una vez más, pero algo distinto flota en el ambiente. Esta vez nuestro encuentro será desacostumbradamente diurno y no será una vez más de tantas sino la última vez. Mi intención de hoy es despedirme cortésmente de la que ha sido mi mejor amante, podría decir la única, y centrar toda la vida en mi trabajo como detective privado. El sueldo, como mi oficina, es una miseria pero más miserable es aún mi maldita relación con ella. Es un trabajo éste para el que se necesita ser honesto y junto a ella esto es imposible. Para estar con ella, primero, me tengo que fallar a mí mismo... una jugada demasiado peligrosa. Después de fallarte a tí mismo es imposible más tarde reencontrarte. Pero ya estoy cansado de este juego sucio que no beneficia a nadie. Fabricar sueños nocturnos que se destruyen a la luz del sol es siempre una apuesta perdedora. Es como acariciar sobre su dulce piel las amargas huellas de otro hombre que, a diferencia mía, es su dueño. Porque ella se intenta engañar de día diciendo que es libre como un pájaro sin darse cuenta que, en la noche, es esclava de sus propios deseos con su corazón por jaula.

Bajo la luz del sol, al entrar por la puerta principal, se ilumina su cabello negro que esta mañana parece una noche estrellada recién levantada y perezosa. Sus labios de cereza dibujan la sonrisa más bella que he contemplado en mi vida, esa expresión que hoy me toca borrar de su rostro con un golpe de efecto definitivo. Se acerca encerrando en su pequeño universo toda esa vida mía a la que hoy renuncio, me saluda con un beso siempre con sabor a traición y olor a planta carnívora con el que deshace fácilmente la barrera invisible de mis labios.

-"Es el mejor beso que me has dado, nena. Siéntate.
Ahora abre tus preciosos ojos y escucha con atención. Voy a ser claro y no te lo voy a repetir. Si sigo compartiéndote con otro hombre no voy a poder continuar viviendo y tampoco voy a poder desempeñar mi trabajo con efectividad. Después de todo quizás te quiera demasiado como para seguir con la función. Un tipo importante me ha encargado un asunto complicado y debo elegir ya. Elijo mi trabajo. Así que te digo adiós, muñeca"


El semblante de mi chica (que nunca fue mía) cambió a un estado profundo y serio con la mirada perdida en la humareda de mi cigarrillo. Los días de gloria se despeñaban por el abismo ahora dolorido de sus ojos y sólo acertó a preguntar gimoteando:

-"¿Tan importante es ese trabajo?"

-"Sí, lo es. Además me tienes que acompañar. Acabo de quedar con tu marido para entregarle las pruebas."

Otro caso resuelto para el detective Marlowe. Pudo parecer fácil de resolver pero, realmente, fue el caso más difícil de su carrera.

THE END

Ha sido un relato breve basado vagamente en el personaje creado por Raymond Chandler, Philip Marlowe. Ahora les dejo con Lauren Bacall, que nunca tuvo buena voz para cantar, y Humphrey Bogart en una escena divertida de "The big sleep":

martes, 2 de marzo de 2010

Jane Eyre (Robert Stevenson. 1944)


Hoy la tarde en Zaragoza estaba hecha para pasear. Después de caminar varias horas por el casco antiguo y habitar en variados Cafés de la zona, sin darme cuenta, llegué a la noche y en el cielo se extendió una enorme luna llena y amarillenta rodeada por un nebuloso halo de misterio. La noche una vez más invitaba al blanco y negro, al misterio, a relato novelesco y...en definitiva, invitaba a Orson Welles. Elegí "Jane Eyre", de 1944.
De los entresijos ocurridos durante los rodajes de estas películas clásicas conozco algunos turbulentos pasajes de la historia del cine que normalmente corresponden a mis actores favoritos (Frank Sinatra, Ava Gardner, Humphrey Bogart, Cary Grant...). En cuanto al resto de las películas, muy a mi pesar, soy un perfecto ignorante de las circunstancias que acontecieron durante el rodaje. Cuando llego a una película tan impactante como la versión que en 1944 rodó Robert Stevenson sobre la obra "Jane Eyre" de Charlotte Brontë (1847) me pregunto simplemente cómo Orson Welles no está reflejado como el director de la misma. La respuesta, probablemente, está en que formó parte del equipo de producción. Productores a parte la mano maestra o "toque mágico" de Orson Welles se intuye desde la primera escena de la película hasta el fotograma final, pasando por la impresionante primera aparición de Sir Edward Rochester montando a caballo en la niebla (puro Welles). En mi opinión es una gran adaptación de la novela de Brontë en donde se rescata a la perfección todo el ambiente del que la escritora de Yorkshire quiso impregnar su obra. No es necesario decir que el blanco y negro es el único y perfecto formato bajo el cual imagino una adaptación semejante. Esta obra, en color no hubiera resultado ni la mitad de misteriosa.

La película transcurre sobre un fondo de escenarios tétricos, fantasmales con inconfundibles influencias del expresionismo alemán y de "Rebecca", la obra que rodó en 1940 Alfred Hitchcock. Hay muchas similitudes con la película de Hitchcock, como las hay también entre las dos novelas. Parece que Daphne du Maurier inspiró su Manderley de Rebecca (1938) en el Thornfield de Jane Eyre y ésta similitud también es notable en ambas películas. Pero sigamos con "Jane Eyre", película. La historia nos sumerge de lleno en la desdichada infancia de Jane Eyre junto a la despiadada señora Reed protagonizada por Agnes Moorehead (Endora en "Embrujada"). Durante la despiadada etapa de Jane en el internado conocerá a la única amiga de su infancia que es un pequeño papel interpretado por una niña llamada Elizabeth Taylor. Más tarde, en la juventud, Jane Eyre está protagonizada por Joan Fontaine en uno de sus papeles más redondos de su carrera después de haber triunfado ya con "Rebecca". Jane Eyre se presenta para ocupar el cargo de institutriz en Thornfield, el castillo de un hombre inmensamente poderoso llamado Sir Edward Rochester (Orson Welles). A partir de ahí la película toma el giro romántico esperado salpicado por una gran dosis de lúgubre misterio que resulta perfecta. El inmenso papel de Orson Welles, caminando entre las ruinas de los aledaños de Thornfield, es uno de las interpretaciones que más me han emocionado. Su rostro de piedra, iluminado en luces y sombras, a penas pestañea mientras transcurren los largos primeros planos entre él y Joan Fontaine. Bajo mi opinión es un papel insuperable, teatral, propio de un genio.
Ahora veamos la impresionante aparición de Orson Welles en la niebla: