viernes, 29 de octubre de 2010

The 39 steps (Alfred Hitchcock. 1935)


Si algo me queda claro después de admirar esta obra maestra de Alfred Hitchcock, sin duda, es lo adelantado que era a su tiempo el director británico. "Los 39 escalones" se trata de una adaptación cinematográfica sobre la novela de John Buchan con el mismo título. A continuación escribiré un adelanto del argumento. Un canadiense llamado Richard Hannay (un Robert Donat en estado de gloria) está disfrutando del espectáculo mental del señor Memoria (Wylie Watson) en un teatro de Londres cuando se ve envuelto en una estúpida revuelta policial. Richard abandona el recinto tan pronto como puede, acompañado de una mujer misteriosa y desconocida que le pide ayuda y le acompaña hasta su casa. Una vez en casa de Richard la mujer llamada Annabella Smith (Lucie Mannheim) le confiesa que es una espía, que trabaja para el gobierno británico y está intentando impedir que una información de vital importancia sobre la seguridad del espacio aéreo salga del país. Esta información tiene que ver, según ella, con los 39 escalones pero Richard desconoce a lo que se refiere. También le comenta sus claras instrucciones de encontrarse en pocos días con un hombre, en Escocia. Annabella ha sido perseguida por dos hombre que aguardan bajo la casa de Richard así que éste le deja pasar la noche allí. Lamentablemente, mientras duerme, Annabella es asesinada y Richard huye de los hombres que aguardaban bajo su casa, disfrazado de lechero, convirtiéndose así en un fugitivo con una importante pero confusa información sobre los misteriosos 39 escalones. Richard decide tomar el primer tren para Escocia y una vez en el vagón descubre que, en los periódicos de la mañana, ya figura su fotografía como presunto asesino de Annabella Smith. Como vemos, es un principio trepidante, apabullante,  con un ritmo muy ágil y una historia que se desarrolla rápidamente sin dejar una oportunidad para que el espectador tome un respiro. En este comienzo y siempre bajo mi opinión creo que se pueden ver ciertas similitudes con "El hombre que sabía demasiado", rodada tan sólo un año antes; creo que aunque sólo les separe un año de diferencia, "Los 39 escalones" es mucho más moderna, ágil y genial que "El hombre que sabía demasiado", al menos en esta primera versión.

A partir de este momento de la película, la agónica escapada de Richard comienza a un ritmo espectacular, con unas escenas estupendas en los pasillos del tren donde, escapando de los policías, conoce a la bellísima Pamela (Madelaine Carroll). En este primer encuentro en el compartimento del tren, Richard besa a Pamela para hacerse pasar por su esposo y así despistar a los policías. Sin embargo Pamela le delata y Richard debe acabar saltando del tren antes de llegar a su destino.

Una vez en Escocia, Hitchcock se aproxima a la belleza plástica que Ford nos ofreció años más tarde en la Irlanda del "El hombre tranquilo" pero con la diferencia de que Sir Alfred lo consigue en blanco y negro. Desde este punto la película toma un rumbo más parecido al de "Con la muerte en los talones". Richard  se refugia para pasar la noche en la granja de un viejo Reverendo que está casado con una jóven pueblerina. Pero la policía consigue dar con su rastro y Richard acaba escapando una vez más, de manera heróica; vestido con el abrigo del Reverendo, por los campos escoceses, corre hasta llegar al lugar que Annabella tenía marcado en el mapa. Una vez en en la casa del respetable profesor Jordan (Godfrey Tearle) Richard mantiene con él una conversación acerca de Annabella y los 39 escalones. Sorprendentemente Jordan dispara a Richard y lo deja por muerto pero la bala ha quedado atrapada en un misal que el Reverendo portaba en el abrigo. Una vez más, nuestro héroe consigue salir airoso del lance. Finalmente se dirige a Scotland Yard pero los policías no creen nada de lo que cuenta y Richard se ve obligado a fugarse de nuevo refugiándose en un mítin político donde vuelve a encontrarse con la muchacha del tren, la bella Pamela. Richard intenta salir airosos una vez más lanzando un discurso y haciéndose pasar por un político pero Pamela lo vuelve a delatar, como ya hiciera en el tren. En ese momento aparecen dos extraños policías que se llevan detenidos a Richard y a Pamela. En el coche, de camino a un oculto lugar, Richard advierte que realmente los presuntos policías son dos sabuesos contratados por Jordan y vuelve a poner en marcha un nuevo plan de fuga. Pamela y Richard, unidos por los grilletes, consiguen refugiarse en un pequeño hotel de campo. En esta escena en que los dos prisioneros deben commpartir aposento realmente hay algunas escenas muy subiditas de tono para tratarse de 1935 (otro rasgo más de modernidad) y Pamela, pasada la noche, acabará confiando en la sinceridad de Richard.






 El desenlace final de la trama se desarrollará, a gusto típico de Hitchcock, en el London Palladium de Londres. Los finales espectaculares en teatros se repetirán durante la filmografía del director en "El hombre que sabía demasiado" (en sus dos versiones) y en esta película y después Coppola lo homenajeará claramente con el final de su Padrino III. El final de "The 39 steps" es realmente genial y sorprendente, un buen broche para una obra maestra que navega entre el cine negro policíaco y el de aventuras con buenas dosis de expresionismo alemán.





Robert Donat lo descubrimos aquí como un estupendo actor y si os gustó el papel que desarrolla en "The 39 steps" es muy conveniente también admirar la creación que realiza del personaje Mr. Chips, cuatro años más tarde, en la maravillosa película "Adiós, Mr. Chips" (Sam Wood. 1939), muy diferente a ésta pero también muy recomendable.

Lógicemente este post, como no puede ser de otra forma, está dedicado al ya conocido blog 39escalones

Interesantes carteles de "39 steps" gentileza del blog "Retorno a Manderley" de Sir William de Baskerville, aquí

martes, 26 de octubre de 2010

Versos jacetanos





Horizonte inexistente

“Eres la noche lenta y el día escaso
la estación abandonada 
de cristales rotos, de fantasmas pasados
de viajante con billete
a tu vía muerta, a tu ninguna parte
del vagón dormido,
hotel del sin techo caminante,
de la ausencia del ruido
sin voces por el andén

Eres el horizonte inexistente
la roca elevada contra el cielo
-dijo el poeta-
Un pueblo estancado en un sueño
en un ayer más glorioso
de un instante en que la voz se alzó
donde hoy llora el silencio
donde sólo ulula el viento

Noche lenta y día escaso
dime acaso
si alguien quisiera habitarte
sumido en tu sombra, mi pueblo fantasma.
Explícame entonces
cómo es que nunca puedo marchar
sin antes visitarte
Eres la noche lenta y el día escaso
un eterno amanecer
fundido en el ocaso.”

“Horizonte inexistente y roca elevada contra el cielo” son versos que José Antonio Labordeta dedicó a Canfranc en su poema “Canfranc” del poemario “Cantar y callar", referidos sin duda a las pocas horas de luz que disfruta este pueblo, hundido entre montañas. A continuación publico unas fotografías de la Plaza Mayor de Canfranc. En ella se puede admirar un vagón antiguo extraído de la vieja Estación Internacional. En la misma plaza se puede ver ondear aún hoy la bandera tricolor republicana, lo que nos ofrece una idea de lo que este pueblo fue en un pasado no muy lejano y lo que todavía es hoy.
 


















El siguiente poema está dedicado a Jaca y a mi abuelo Ambrosio Callau Romero, natural de esta ciudad. 



Rencuentro

Y una noche más me encuentro aquí.
Porque no estoy perdido y me reinvento
y descubro que la noche no es obscura
ni se pinta negro el horizonte.
Camino los senderos que caminaste
horadando tus palabras
hollando tu recuerdo
y pienso lo mismo que tú pensaste
ante el viejo campanario
y el mar inexistente.

Una noche más camino y prospero
entre este frío de octubre
que cubre mi espalda
camino y espero
que llegue la mañana sin niebla
y la vista del águila
que descubra todo aquello
que ayer no supe ver

Y en efecto, llega la mañana
pura y blanca y brillante
como llanto de niña
como lluvia en el campo.
Llega la mañana
y me encuentro contigo
con tu sombra
algo borracha y contenta y reluciente
en la barra del bar
como nieve en las cumbres

Al fin, llega la mañana
limpia y clara y sencilla
la niebla que necesito
para poderte recordar,
el lugar donde habito
para poderme encontrar.



sábado, 23 de octubre de 2010

Mis libros favoritos: "La mirada del bosque" (Chesús Yuste. 2010)

  Si juntamos en un libro la pasión por Irlanda, el género negro y el gusto por el buen cine, el resultado que obtenemos es la primera novela de Chesús Yuste "La mirada del bosque". Lo primero que llamó mi atención de esta novela fue el poderoso carácter cinematográfico que la rodea desde el mismo comienzo (“Era una soleada mañana de junio. A la Sra. Murphy le extrañó que la oficina de correos no hubiera abierto a su hora. Emily solía ser puntual.”) hasta su inesperado final, pasando por todas esas escenas cuidadosamente descritas. Y hablo de escenas y lo hago conscientemente porque, en mi opinión, se trata efectivamente de que el lector no navegue por fríos capítulos donde se vayan sucediendo los diálogos entre los distintos personajes. Más bien el lector se convierte en espectador y fácilmente puede visualizar cada paisaje, cada personaje, cada escena desde diferentes planos de cámara como si de una película se tratara. Si nos movemos en el plano cinematográfico al hablar de “La mirada del bosque” es obligado citar el claro homenaje que el autor rinde a John Ford y a su película "El hombre tranquilo" en un pasaje donde se recuerda claramente la llegada de Sean Thornton (John Wayne) a la estación de Innisfree. Pero dejando un poco de lado el cine es necesario decir que “La mirada del bosque” es una novela de intriga que sucede en Ballydungael, un imaginario pueblo del condado de Donegal, donde tiene lugar el primer crimen en setenta años, todo un acontecimiento para el pueblo. A partir de entonces el lector es testigo de una investigación llevada a cabo por diferentes personajes del pueblo que se reúnen todos los miércoles para cenar y discutir el caso. Pero a la vez el autor deja espacio para que el lector realice sus propias pesquisas, investigue y comience a evaluar sus sospechosos favoritos.

Por último me gustaría hablar de la banda sonora que, como en toda película, existe también en “La mirada del bosque” y contribuye a reforzar ese ambiente mágico de un pequeño pueblo de Irlanda y de sus bosques que, dicho sea de paso, juegan aquí un papel definitivo en el descubrimiento del asesino. Una novela dinámica, intrigante, divertida y muy ágil que deja al lector con muy buen sabor de boca. Me ha gustado mucho y he comprobado que todo lo que Alfredo Moreno  . Antonio Rivero y Antón Castro nos dijeron en la presentación del pasado día 21 de septiembre es cierto y me ha servido de gran ayuda para elaborar esta reseña. Por cierto que esta tarde Chesús Yuste ha participado en "Tardes de blog" , en "El pequeño teatro de los libros" (C/ Silvestre Pérez, 21) , un ciclo dirigido por Javier López Clemente. Nada más simplemente les invito a que lean "La mirada del bosque" si no lo han hecho todavía. Aquí pueden leer la reseña de Francisco Machuca.

"La mirada del bosque" (Chesús Yuste, 2010. Ed. Paréntesis)

Danny Boy (Eva Cassidy), perteneciente a la banda sonora del libro.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Pequeñas joyas del cine español: "Maribel y la extraña familia" (José María Forqué. 1960)

Echando la vista atrás, como de costumbre en este espacio, podemos ver que el cine español está lleno de comedias estupendas como "Usted puede ser un asesino" , película muy cercana por ejemplo al humor del "Arsénico por compasión" de Capra y que rodó en 1961 el zaragozano José María Forqué a partir de la obra homónima de Alfonso Paso. En la misma línea que esta película con la que comenzamos la serie de "pequeñas joyas del cine español" , aunque quizá no tan brillante, también está la que rodó el propio Forqué un año antes a partir de la obra de Miguel Mihura "Maribel y la exraña familia". En ella, Marcelino (Adolfo Marsillach) es un hombre solitario, de pueblo, propietario de una fábrica de chocolates heredada de un negocio familiar. Con el propósito de encontrar una buena esposa que le alegre un poco la vida Marcelino viaja a Madrid, a casa de su tía Paula (Julia Caba Alba), y allí encuentra la compañía que él busca, precisamente, en una "señorita de compañía". Marcelino se enamora de la bellísima Maribel (Silvia Pinal) que ejerce la profesión más antigua del mundo en el Madrid de los cincuenta, en plena dictadura, con lo que ello conlleva. Sin duda, el hecho de que Maribel ejerza la prostitución está insinuado de manera muy elegante e inteligente tanto en la obra de Mihura como en la película de Forqué. En la segunda cita que Marcelino tiene con Maribel, decide llevarla directamente a casa de su tía para presentarle allí a su madre y formalizar así la relación. Cuando Maribel se da cuenta de que Marcelino ignora por completo sus actividades nocturnas o callejeras y, no sólo eso, sino que además le quiere presentar a su familia para hacer de ella su novia formal, a la pobre sólo se le ocurre escapar por patas. Pero es al entrar en escena tía Paula y la madre de Marcelino, doña Matilde (Guadalupe Muñoz Sampedro), cuando Maribel decide empezar a vivir un sueño que bien podría convertirse en realidad. Desde ese momento las compañeras de esquina de Maribel, Niní (Gracita Morales), Rufi (Trini Alonso) y Pili (Pilar Muñoz), intentan entrometerse en la relación haciendo dudar a Maribel e intentándola convencer para que no confíe en Marcelino y siga con su vida noctámbula de Madrid. Además, a toda esa familia que Maribel acaba de conocer y con la que está encantada, le rodea un secreto oculto que concierne a la primera esposa de Marcelino, que murió de una manera misteriosa y desconocida. En resúmen se trata de una divertida comedia en la que Adolfo Marsillach se descubre con un buen papel en un género que no era su preferido, muy alejado de sus primeros papeles dramáticos en el Teatro. Destacaría sobre todos los entrañables personajes interpretados por Guadalupe Muñoz Sampedro y Julia Caba Alba (que ya lo había interpretado en Teatro) como la madre y la tía de Marcelino.

La mejicana Silvia Pinal, recordada por su papel en "Viridiana", también se adapta de manera estupenda a la comedia y creo que es la mejor Maribel que yo he tenido el gusto de ver. En la versión de Estudio1, de 1980, el papel de Maribel lo representó Charo López y el de Marcelino, Jaime Blanch. Me gustó ver esta versión pero considero mucho mejor la que acabamos de repasar, la dirigida en 1960 por José María Forqué. En el año 2002 se realizó un remake dirigido por Ángel Blasco pero no lo he visto. En cualquier caso, si no conoceis esta versión os invito a que la descubrais.

sábado, 16 de octubre de 2010

Silla vacía en el Café Levante. un poema para presentar el cuarto número de la revista "RAÍCES DE PAPEL"

 

Al fin he llegado a mi habitación. Una luz de neón anunciando la "Route 66" parpadea insistente como si quisiera presagiar la realidad de un sueño para un buen amigo. La tarde ha sido fría y la noche crepuscular, aunque pueda parecer una contrariedad.  De camino a casa, mientras la luna se velaba tras unas nubes invernales, he echado de menos el ambiente de esas cafeterías antiguas de luz pálida y paredes ocres, aquellas donde pareces invitado a escribr y a dejarte llevar por la humareda de ese cigarrillo que nunca has llegado a fumar. Estos lugares parecen diseñados para recordar o para forjar nuevos recuerdos, ¿por qué no?, pero lamentablemente no abundan en la actualidad. En la película de La Colmena, Mario Camus retrata a la perfección uno de estos paisajes a los que me refiero con ese insinuado Café Gijón de Madrid donde escritores diseñan versos sobre las lápidas funerarias que conforman el mobiliaro del lugar. Aquí en Zaragoza algunos Cafés se salvan todavía de la quema y parecen diseñados por la misma concepción, la misma idea. Uno de ellos es el Café Levante (C/Almagro, 4) y allí me encontraba la otra tarde mientras leía el estupendo poemario de Miguel Ángel Yusta titulado "Peregrino de ausencias" (Ediciones UnaLuna. 2006). A este magnífico libro, que recomiendo a todos los lectores, y al Café Levante le dedico un soneto en el que no sólo he rimado el final de cada verso sino también el comienzo:

A una silla vacía en el Café Levante

"Ninguna vez te ha conseguido ver, 
mi amante, el antiguo Café Levante
Diamante marchito para beber
la errante estrella del fugaz instante


Eres sueño que no puedo tener
delante, mientras escribo elegante
cante a dama en edad de merecer
Delirante equipaje para un viajante


Como un peregrino he caminado
rincones harapientos con tu ausencia
En esencia eres beso imaginado...

...creado en este rincón apartado
y olvidado antes de ser habitado,
malogrado sin tener tu presencia."

De esta manera tan poética les animo a que lean el nuevo número de la revista literaria "Raíces de papel". En ella he tenido el inmenso honor de poder dedicarle un artículo a José Antonio Labordeta para el que he recibido la inestimable ayuda de la escritora Marta Navarro quien, además, ha cedido un emotivo poema titulado "En los latidos de las palabras" . La poetisa Sofía González Millán aportó también su granito de arena incluyendo en el artículo unos  estupendos versos para el recuerdo. En el apartado de poesía también he participado con un poema titulado "A un barco varado en ciudad sin mar" dedicado a Segovia y su Alcázar. Esto es todo lo que nos ofrece el número cuarto de esta revista literaria digital:

PREGUNTAS CON RESPUESTA:

Carmen Silva entrevista al escritor Juan Ruiz deTorres
Juan Calderón Matador entrevista al poeta Blas Muñoz Pizarro
Javier Bueno entrevista a la escritora Silvia Carpena Sáez
Juan Calderón Matador entrevista al pintor Miguel Dorronsoro

ARTÍCULOS:

Reyes Cáceres Molinero: "Diálogo Dalí-Lorca"
Antonio Enrique: "Una casa en Noviercas"
Marcos Callau, con Marta Navarro y Sofía González Millán: "José Antonio Labordeta: una canción eterna de libertad"
Aureliano Sáinz: "¿Por qué todos los relojes marcan las 10 y 10?"

POESÍA:

Julia Gallo Sanz: "Sin Élitros prestados" y "Dueños de la calle"
Carmen Rubio: "Recado para un poeta" y "Patio andaluz"
Luis Arrillaga: "El tiempo derrotado"
Isabel Miguel: "Se hizo la noche abrigo en mi perchero"
Ana María Castillo Moreno: "La tarde y tú, conmigo"
Juan Manuel Pérez Álvarez: "XXII"
Oswaldo Roses: "Poema que no escribe nada"
Rolando Revagliati: "A León Felipe"
François Roy: "El lucífugo animal nocturno"
Diego Fernández González: "Daños colaterales" y "Escalofríos"
Fernando Fiestas: "Epitafio"
Íñigo Laquerrá: "Helado oscuro"
Marcos Callau: "A un barco varado en ciudad sin mar"
Pablo Volúmen: "Cuidado"

NARRATIVA:

Alejandro Moreno Romero: "Aquella noche"
Carmen Gracia: "Agenda interrumpida"
Federico Fayerman: "Bukowski club"
María Del Mar Garre García: "Rayos de sol"
Ricardos Hernández Megías: "La maldición"

RESEÑAS:

José Iglesias Benítez: "Relumbres de espejuelos"

Espero que les guste. Para leer la revista pinchen el enlace que reza Raíces de papel o vayan directamente al final de este blog.

jueves, 14 de octubre de 2010

A la pintura de un sueño eterno (poema y pintura)


"A la pintura de un sueño eterno"

"En las primeras horas de la madrugada
una figura deambula entre las sombras
se confunde y tambalea
por los soportales de su memoria
Él mismo es una sombra, oscura y bohemia
viviendo el pasado en un presente de dolor

Ataviado con su abrigo y su sempiterno sombrero
mientras todo el planeta duerme
él escarba en la noche en vela
un lugar donde calmar su pasión 
con lágrimas invisibles y algo de alcohol

La calle se alarga y  se estrecha
se difumina al final
en una niebla confundida
con esa historia que nunca terminó
y un precipicio 
al que una vez se asomó

Una pequeña luz intermedia
ofrece una pequeña opción
para alargar su agonía
pero la elección
 no es sencilla
y ya es tarde para una solución:

El camino está marcado
por las últimas farolas encendidas"







Recientemente he leído el poemario "Mirar al arte en clave de poesía" de Juan Calderón Matador. En este libro nos encontramos unos poemas estupendos y muy visulaes dedicados a obras pictóricas y escultóricas escogidas por el autor. El prólogo del libro es de Javier Bueno quien también participa con unos versos dedicados a una obra pintórica del propio Juan Calderón. Recomiendo a todos los usuarios o iniciados en la poesía a leer este poemario. Confieso que este libro me inspiró la idea de dedicar unos versos al cuadro que, durante más de un año, ocupó la cabecera de este blog, que se titula "one for my baby" y que es obra de mi tío, el pintor Antonio Callau. Recientemente Antonio expone unas obras en la Galería de Arte de la Calle Pedro María Ric, en Zaragoza. Aquí les dejo una muestra de un paisaje urbano: "La catedral de Jaca"




lunes, 11 de octubre de 2010

Fiestas del Pilar


Como zaragozano no puedo quedarme impasible ante mis fiestas locales y menos teniendo en cuenta la gran afluencia de turismo que Zaragoza ha acogido este año (hablan de 400.000 personas). A las fiestas del Pilar, a las Pilares del mundo y a mi pequeña "ciudad cruel" le dedico un "soneto escapista". Felíces fiestas para todos.


Prófugo de fiestas

Días lluviosos, otoño, mi octubre
Como la tierra al cauce olvidado
la ciudad reconoce y descubre
el eco en esos ríos del pasado

Jirones de nube, el cielo se cubre
muchedumbre de un curso abandonado
avanza mientras al asfalto encubre
y hierve, del viejo puente al mercado


Yo sigo con mis delirios de mar
Mi cauce es firme, nuevas son mis botas
navegaré al son que marquen las jotas


Esta ciudad está hecha para escapar
y mis cielos llenos de lunas rotas
Mientras me alejo, el sol muere en el Pilar."

El siguiente soneto está dedicado al puente de piedra y fue publicado en el blog de Amaya, autora de esta última fotografía.


"Monólogo del Puente de Piedra al Ebro"

"Pétreo resistiré contra el viento
que tu agua no se filtrará en mi razón
porque tengo de piedra este corazón
y ya ni siquera tu llanto siento

Cruzo por encima de tu lamento
sin atender tu canto ni tu pasión
Tú vives encerrado en una prisión
desembocando en el mismo tormento

Aquí vienen poetas y olvidados
a observar tus quietas aguas silenciosas
a escuchar el eco de los despreciados
que por encima de todas las cosas
han sobrevivido ya desterrados
podando las espinas de sus rosas
comiendo su soledad a bocados
y cantando a las cosas más hermosas."

miércoles, 6 de octubre de 2010

The night of the hunter (Charles Laughton. 1955)




El británico Charles Laughton fue según Billy Wilder el mejor actor con el que se podía trabajar. Formado teatralmente en Londres pronto sorprendió en los escenarios de Chicago o Nueva York llamando la atención de los cazatalentos de Hollywood lo que desembocó en su primer contrato con la Paramount. En su meteórica carrera su nombre ascendió como la espuma y sus  innumerables interpretaciones lo situaron entre los más grandes actores del panorama cinematográfico. Pero en 1955 a Laughton se le ocurrió dirigir su primera y única película: "La noche del cazador" sobre la novela homónima de David Grubb con el que mantuvo un estrecho contacto durante todo el rodaje. Con esta obra Laughton recrea una atmósfera impregnada de la influencia del expresionismo alemán con un toque fantástico y en ocasiones surrealista para contarnos una historia de terror que, a priori, es para niños y que termina siendo una obra maestra aterradora para cualquier adulto. A continuación, un poquito de argumento.
 Ben Harper, después de un atraco, confía el botín conseguido a su hijo pequeño con la condición de que nunca revele su paradero. Ese dinero ayudará a la precaria situación que vive la familia. Después de confiar el botin a su hijo, Ben es apresado por la policía. Ya en la celda Ben Harper coincide con el reverendo Harry Powell (Robert Mitchum) y en sus sueños revela el paradero del botín. A partir de entonces Powell comienza una decidida y enfermiza persecución para conseguir el botín y Harper muere. Al llegar al pueblo Powell se casa con la viuda de Harper para así estar cerca de los niños, conocedores del lugar secreto donde se oculta la fortuna. Después de una serie de sucesos que no quiero desvelar por si alguien no la ha visto todavía, los niños comienzan una escapada agónica para librarse de Powell. La personificación del mal en una figura religiosa (un lobo vestido de cordero), con el extraordinario papel de Robert Mitchum como el reverendo Harry Powell, y esa interminable persecución a unos niños desprotegidos crea en el espectador una sensación agobiante e inquietante incrementada por unos maravillosos planos en blanco y negro (como el de la cabecera), por la fotografía de Stanley Cortez y la música de Walter Schumann.
Además de ese ambiente angustioso Laughton nos obsequia, durante la escapada de los niños por el río, con unas imágenes de una belleza plástica inmensa en las que no hace ninguna falta el color y donde ya se puede apreciar el gusto de Laughton por los documentales. Claros de luna brillando por el río, el dolor en la cara de los niños, que en poco tiempo han visto desaparecer a sus padres, y siempre la imagen del villano detrás, que nunca les pierde la pista. En esta imagen de la izquierda podemos ver un descanso en la escapatoria de los niños, cuando pasan la noche en un granero abandonado. A lo lejos la imagen del reverendo Powell llegando a caballo. Secuencia totalmente sobrecogedora. En la fotografía de debajo podemos ver a Robert Mitchum (Powell) esperando bajo la ventana de los niños con su sombre proyectada
por la farola.

La mirada, el rostro y el uniforme de negro impoluto con el que viste el personaje de Mitchum es toda una sobrecogedora recreación de la figura del mal con una interpretación soberbia y un juego de luces y sombras siempre inundando la escena en la que él es el protagonista. Así como la monótona canción infantil con la que llama a los niños para que acudan a él es como un tema que se repite debajo de una persecución interminable llevada a cabo por un ser insaciable e incansable.

Uno de los detalles favoritos está en el personaje de Lillian Gish, la dama por excelencia del cine mudo que aquí fue recuperada por Laughton para un papel conmovedor. En una escena impactante Lillian Gish es retratada en un primer plano sin concesiones mientras ella habla a la cámara diciendo: "En este sucio mundo que me ha olvidado, aún tengo mucho que decir". Esta frase adquiere un doble sentido al estar interpretada por una figura del cine mudo que, con la llegada del sonoro, estuvo condenada a ser olvidada. Me parece uno de los momentos más sublimes de la cinta. Lillian Gish encarna al bien, frente a la figura de Powell, en una adorable señora que acoge a niños huérfanos o simplemente pequeños de los que no se pueden hacer cargo los padres.

Una película totalmente imprescindible que yo había olvidado.

martes, 5 de octubre de 2010

Nueva edición de Libros Filmados: Jueves, 7 en FNAC Plaza España. "El nombre de la rosa" (Umberto Eco- Jean-Jacques Annaud)

El próximo jueves, día siete, volvemos a estar de enhorabuena en Zaragoza. Alfredo Moreno con la colaboración de Miguel Ángel Yusta vuelve con una nueva edición de "Libros fimados", un acto organizado por la Asociación Aragonesa de Escritores en la que se repasan obras cinematográficas basadas en obras literarias. Hasta el momento se han ofrecido "Los santos inocentes", "La Colmena""Farenheit 451" y "Smoke" . El próximo jueves le toca el turno a la producción germano-franco-italiana "El nombre de la rosa", de Jean-Jacques Annaud. Después habrá un interesante coloquio en el que también estará presente el periodista, fotógrafo y escritor José Verón Gormaz . Les esperamos en FNAC PLAZA ESPAÑA de Zaragoza a partir de las 18:00 horas del jueves día siete.

domingo, 3 de octubre de 2010

Versos a orillas del Ebro


 Donde habita el peligro
  
El peligro reside
allí donde comienza tu mirada
en la ribera del río
o en un lugar escondido
donde dos amantes de verdad
pueden jugarse al azar
las cartas marcadas del destino
El peligro habita
en los corazones que por no traicionarse
cometen una infidelidad
La cárcel comienza
cuando dos amantes hieren
por no sufrir su herida mortal
Tienes el pecado adherido a tu piel
y entre nuestras bocas, el espacio,
es la palabra más prohibida

Tus ojos cada día son más claros
de tanto soñar al cielo
de tanto atesorar un secreto
Eres dueña de mis silencios
del beso más sincero
el que permanece inolvidable
mientras, inalterable, la noche en vela
escucha callada
los deseos de tu noble corazón

Esa noche más, aquí donde habita el peligro
en la inhabitable escena de lo inevitable
espero el desenlace de una historia
que nunca ha de llegar.

Siempre acostumbrados a ver una estampa del Ebro a su paso por Zaragoza hoy les dejo esta fotografía mucho más campestre y preferible, en mi opinión, a la urbana. Sí, el cartel sobra, pero no encontré una mejor.