
"Se cierne sobre un lienzo noche aciaga
de luna ausente y oscuro pasado
Se clava en tu corazón una daga
en recuerdo de un antiguo pecado
Una luz que a la oscuridad apaga
ilumina un rostro dramatizado
un dolor que estirado naufraga
en un cuerpo espiritualizado
La túnica ilumina la palestra
y el mal amenaza en su mano diestra
a los que le contemplan en Toledo
Así, el griego pintó su obra maestra
que algunos consideran siniestra
En ella nos dejó su alma y su credo."
Creo que fue el año pasado cuando tuve la suerte y el placer de asistir a una exposición de El Greco en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. Creo que fue una de las mayores experiencias de mi vida que no olvidaré jamás, algo casi metafísico. Después intenté dedicar unos versos a su obra y, más concretamente, al cuadro titulado San Juan Evangelista que está representado con una gran túnica roja. Me llamó poderosamente la atención el cáliz que sostiene con su mano derecha ya que en su interior alberga a un dragón, símbolo del mal. El poema de cuantos escribí que más satisfecho me dejó fue este soneto que les he ofrecido. Realmente con esta exposición disfruté de la oscuridad.
