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domingo, 14 de noviembre de 2010

Premios Raíces de papel

 Como habrán podido suponer por la anterior entrada el viernes día doce tuve el honor de asistir en Madrid a la entrega de premios Raíces de papel . En el Salón de Actos de Cultural Telefónica se entregó el premio de Poesía a Blas Muñoz por el poemario "El que silba entre las cañas" (Ed. Cardeñoso 2010) y se presentó el I Breviario de Raíces de Papel titulado "De capital pecado o la gracia de pecar" (Julia Gallo Sanz, Ed. Cardeñoso). También se presentó el libro "El beso- Microrrelatos sobre cine" (Ed. Cardeñoso, 2010), Certámen del que resultó ganadora Silvia Carpena Sáez que nos leyó su magnífico relato "El beso". En este último libro, además, participo con un relato titulado "Última sesión" y para mí representa algo muy especial simplemente por ser la primera vez que veo uno de mis textos publicado en un libro. Todo un honor que desde aquí quiero agradecer al personal de la Plataforama Cultural Raíces de Papel, especialmente a Javier Bueno y Juan Calderón. Les dejo el relato que escribí hace ya un tiempo.

 Última sesión

Todo comenzó una mañana gris, en una ciudad gris, con un hombre gris. Don Pablo Móstoles Cernuda era un hombre chapado a la antigua, aficionado solo al cine clásico,con una vida humilde cuyo mayor aliciente consistía en su novia doña Margarita Sáez de Bidasoa, que ni siquiera le entendía. Aquella mañana lluviosa Pablo decidió llevar al cine a Margarita ya que en la filmoteca de su barrio emitían una reposición de “Retorno al pasado”. Cuando Margarita se enteró del título y el año de la película, bostezó.

Una vez en la filmoteca Pablo, todo un clásico, pasó su brazo rodeando a Margarita y a la media hora, se quedó dormido. Pablo, que había madrugado mucho, soñó que se metía en la película. Él era Robert Mitchum y Margarita hacía el papel de una mujer que le abandonaba propinándole al final un profundo arañazo en su mejilla izquierda. Al despertar, la película había terminado y la butaca de Margarita estaba vacía. De camino a casa descubrió que el arañazo de su mejilla era cierto y le sangraba copiosamente. Pasados unos meses la herida del rostro se borró pero aún hoy, cuando cambia el tiempo, se le resiente el corazón.

FIN

Mi estancia en Madrid fue realmente corta, demasiado corta, diría yo. Aún así pude pasear por gran Vía, Puerta del Sol, Plaza Mayor, Plaza España, Alcalá y Recoletos y debo decir que cada día me gusta más esta ciudad, a pesar de los cambios. Cerca de la Plaza España encontré a una paisana un poquito perdida en la noche madrileña que, además, estuvo muy simpática con mi amigo y conmigo. Eso sí, no nos cantó nada:
Aquí Eva Amaral junto a mi amigo Miguel y yo

 Aquí Javier Bueno, servidor y Juan Calderón, tras la presentación

 "El beso: Microrrelatos sobre cine" (Ed. Cardeñoso. 2010)