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martes, 6 de abril de 2010

Pequeñas joyas del cine español: La colmena (Mario Camus. 1982)


Para esta nueva edición donde servidor repasa las joyas del cine español he considerado muy oportuno rescatar la última edición de "libros filmados" (FNAC) del pasado martes en la que junto a Alfredo Moreno, Estela Alcay y Miguel Ángel Yusta pudimos admirar la obra "La colmena". En primer lugar debemos entender el trabajo de Mario Camus en dirección y José Luis Dibildos en guión como una gran labor de condensación, partiendo de la dificultad que entraña trasladar una novela de doscientos noventa y cuatro personajes. Pero el gran hallazgo de la cinta reside efectivamente en que el ambiente que Camilo José Cela quiso transmitir con "La colmena" permanece intacto, incluso reforzado en algunos detalles, a lo largo de toda la obra cinematográfica. Este ambiente es magistralmente conseguido por tres factores principales que repasamos aquí.

Una música adecuada siempre ayuda a perfeccionar una idea y en esta película la composición lúgubre, casi fúnebre, de Antón García Abril consistente en la repetición de una melodía insistente interpretada por una triste trompeta, que vagamente nos quiere recordar a la que suena también en "La strada" y que Nino Rota compuso para Fellini. Tiene un efecto perfecto en el ambiente global sobre el que transcurre la obra. También la música que suena en el Café de Doña Rosa y ese tristísimo violinista interpretando "Ojos verdes" o "Ave Maria" ayudan a ambientar perfectamente este lugar de encuentros sociales, en mi opinión, tal y cómo nos lo habíamos imaginado al leer la novela.

El segundo aspecto reside en la extremadamente cuidada fotografía. En este bloque me gustaría recordar, casi copiar, las palabras de Alfredo Moreno en las que nos comentó esta difícil y necesaria labor. A menudo la fotografía que más destaca en el cine es la impactante, la que fascina al espectador, la que entra por los ojos y te deja boquiabierto. Una explosión, un vasto paisaje árido y desértico en las montañas rocosas o un inmenso tornado levantando los tejados son golpes visuales que sorprenden al espectador dejándolo clavado en la butaca pero “fáciles” de conseguir. En cambio, una habitación oscura con la única iluminación de un hilo de luz colgando del techo o una pequeña lámpara casi escondida en la última esquina de un comedor donde una familia se sienta a la mesa es un efecto que entraña más dificultad pero que contribuye con una mayor efectividad a conseguir esa ambientación pensada. "No hay nada más difícil que filmar una habitación a las seis de la tarde y transmitir que son las seis de la tarde", dijo Alfredo. Pensando en un rodaje lleno de gente, cables, cámaras, papeles… resulta casi increíble conseguir la decadente y penosa oscuridad que transmite Camus en cada escena. Parte de ese gusano que trepa por las mesas del Café, parte de esa cucaña que describe Cela, ese gran cementerio que es Madrid está fielmente reflejado aquí gracias también a esa labor de fotografía colosal que realizó Hans Burmann.

Pasando por alto la labor de vestuario, no por menor importancia sino por extensión del texto, pasaremos directamente a los actores. Pocas películas españolas reúnen tanta cantidad de actores históricos para nuestro cine como "La colmena". José Luis López Vázquez, José Sacristán, Paco Rabal, José Sazatornil, José Bódalo, Agustín González, Rafael Alonso, Francisco Algora, Luis Barbero, Antonio Resines, María Luisa Ponte, Queta Claver, Encarna Paso, Concha Velasco, Victoria Abril, Ana Belén, un pequeño papel de Imanol Arias... y todos ellos rayando la perfección con sus interpretaciones. Si he de quedarme con un personaje sería el de José Sacristán como Martín Marco... no sé por qué, quizás porque es poeta y no tiene un duro y ésta situación lo convierte en la decadencia de esa España personificada. El caso es que es una reunión de actores y actuaciones fascinantes donde hasta el pequeño cameo de Camilo José Cela queda perfecto. Pero decir, en resumen, que la película consigue extraer el ambiente de la novela con tan sólo sesenta personajes ya, creo yo, es decir mucho. Ese ambiente de la posguerra del hambre y el frío en el que, sin embargo, en la película no paran de comer. Hay una escena en la que José Luis López Vázquez desenvuelve un paquete que contiene un enorme queso. La cara que pone al ver el queso es merecedora al menos de un Goya, “hay escenas de amor en las ningún actor pone una cara como esa”, dijo Alfredo. En mi opinión es una película igualmente merecedora del Oscar que ganó el mismo año "Volver a empezar" de Garci. No puedo decir que una sea mejor que la otra porque me encanta "Volver a empezar" pero sí que diré que me gustaría encontrarme algún año de éstos con dos películas españolas tan perfectas coincidiendo en cartel, una esperanza que sin embargo se me antoja quimérica. Como dato curioso tres de los actores que formaron parte de la oscarizada "Volver a empezar" también están presentes en "La colmena": Encarna Paso, Agustín González y José Bódalo. Fue una satisfacción enorme descubrir esta gran obra del hiperrealismo de Camus-Dibildos-Cela junto a las experimentadas palabras de Alfredo Moreno.


Agradecido a Alfredo Moreno, Estela Alcay, Miguel Ángel Yusta y a la Asociación Aragonesa de Escritores por este enriquecedor evento.

miércoles, 13 de enero de 2010

Pequeñas joyas del cine español: "Un millón en la basura" (José María Forqué. 1967)


El otro día tras finalizar mi turno de noche me dirigía a casa sobre un helado asfalto, bajo una luna fría como una sonrisa de nieve en mitad del cielo oscuro que la hacía parecer más lejana de lo normal. Eran las siete de la mañana y todo el mundo dormía aún. Una ligera nieve empezaba a caer y entonces pude observar a algunas personas que no dormían, que me acompañaban despierto a estas intempestivas horas como zombis cansados de estar despiertos. Eran personas vestidas con atuendos amarillos y naranjas fosforescentes que se dedican al noble y difícil oficio de mantener limpia la ciudad. Entonces pensé en esa época en que no vestían con esos trajes sino que lo hacían de negro inmaculado, portando una vieja y larga manguera, entonces pensé en uno de estos hombres encontrando un millón de pesetas en el cubo de la basura.
Vuelvo al cine español otra vez de la mano de José María Forqué en este caso para retratar las miserias de la España franquista. José Luis López Vázquez, en uno de sus papeles protagonistas que mejor recuerdo dejaron en mi mente, encarna a un barrendero que encuentra un millón de pesetas dentro de un maletín, en un cubo de la basura. Un millón de pesetas en aquélla España de los sesenta era bastante dinero y podía hacer salir de más de un apuro a cualquier familia del país. En concreto Pepe (José Luis López Vázquez) es un hombre que vive en la más completa miseria, en los arrabales de Madrid, junto a su esposa Consuelo (interpretada por Julia Gutiérrez Caba) y sus hijos. Al encontrar el millón de pesetas Pepe se debate entre aprovechar la situación y así pagar todas sus deudas o encontrar al dueño del maletín para entregarle lo que es suyo. Aquí José Luis López Vázquez nos presenta a un hombre inocente, decente y bueno que a pesar de su caótica situación económica se deja llevar por los consejos de su esposa Consuelo y así buscar al dueño del maletín. Es una película muy emotiva y realista donde José María Forqué se arriesga a mostrarnos lo peor de la España profunda y mísera del franquismo, las consecuencias de un régimen en un país que no se ha recuperado de la Guerra Civil. Esa España que nadie podía enseñar. El papel secundario de Juanjo Menéndez como Faustino, compañero de Pepe, es inmejorable y siempre quedará en mi mente una escena en la que Pepe acude al bar con un billete extraído del maletín que encontró en la basura. Así quiere averiguar si el billete que ha encontrado es falso o por el contrario es legal y le pregunta a sus amigos. Faustino examina cuidadosamente el billete a la luz de la barra del bar y dice: "Las firmas están bien, el color...pero mira el cajero... en éste el rabito del cajero está torcido". Las risas son inevitables. Eso es lo grandioso de la película que, tratando un drama social demasiado preocupante se puede también sacar el momento para la comedia. También hay una escena memorable en la que Pepe va a comer a un buen restaurante (probablemente por primera vez en su vida) con el dinero del maletín. La escena termina en la comisaría de Policía porque Pepe no se ha atrevido a pagar la cuenta con ese dinero. José Sacristán, Aurora Redondo, José Sazatornil y Rafaela Aparicio completan el elenco de secundarios inolvidables. Una película que merece la pena recordar, sin duda.