Recuerdo que era verano. Una noche, después de una tarde tormentosa típica de montaña,
el tiempo había refrescado de tal manera que no se podía estar en el porche, después de cenar. En la sala de estar, toda la familia rodeaba la mesa y a la luz de un pequeño candil situado en el hueco de la chimenea, mi abuelo y su hermano nos contaban leyendas antes de ir a dormir. Normalmente eran historias de miedo, de fantasmas y aparecidos. Estas historias formaron parte de mi niñez y especialmente de esos veranos que transcurrían sin prisa en el pequeño pueblo pirenaico de Santa Cruz de la Serós.
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Santa Cruz de la Serón, debajo de San Juan de la Peña, bien pudiera ser también un perfecto escenario para alguna nueva leyenda aragonesa |
Ha pasado mucho tiempo desde entonces, sin embargo, la tradición de contar buenas historias nunca pasará de moda. Y precisamente en ello emplean su tiempo los autores del libro Nuevas leyendas aragonesas (Mira. 2011), Óscar Bribián, David Jasso, Roberto Malo, Fermín Moreno, José María Tamparillas y Juan Ángel Laguna Edroso. En este libro los autores renuevan la tradición de las leyendas (historias que normalmente albergan ese necesario factor mágico o misterioso) y la reinventan, adaptándolas a los nuevos tiempos. El componente terrorífico está presente en la práctica totalidad de las narraciones, cuando no está sustituído por el misterio y resulta especialmente escalofriante en determinados momentos. Decidí, como lector, que lo más acorde con la temática de las historias que completan este libro sería realizar la lectura únicamente de noche y he de confesar que con esta decisión me gané a pulso alguna madrugada de insomnio y pesadillas sobre muertes, apariciones, brujas, abduciones o monstruos descomunales.
Óscar Bribián abre el libro con La leyenda de Escriche. En este relato Óscar resucita una vieja historia que casi había desaparecido en el olvido. Sitúa la acción durante la Guerra Civil, en el frente de Teruel. Bajo unas condiciones climatológicas heladoras, con temperaturas de hasta veinte grados bajo cero, cobra vida ante nuestros propios ojos la brutal bestia de Escriche.
David Jasso nos estremecerá hasta la saciedad con un terror tan agónico que asegura alguna que otra pesadilla nocturna (hablo por experiencia directa). En su terriblemente heladora historia no solo nos congela el corazón con fatales sucesos sino que escarba también en los fracasos sentimentales, la traición y la infidelidad como un trasfondo que hace crecer a esta escalofriante historia ambientada alrededor de un nevero, en Fuendetodos.
Roberto Malo introduce la nota de color con su Rayo rojo, una historia de abduciones extraterrestres en Teruel. Con este relato Roberto aporta la necesaria nota de humor (eso sí, de humor negro) que el lector, a estas alturas del libro, ya va agradeciendo. Una vez más, derroche de imaginación y fantasía a cargo de Roberto.
Fermín Moreno traslada su historia a un futuro apocalítico, con una Zaragoza inundada en la que, por ejemplo, es necesario acceder al Pilar en barca. Reinventa la tradición del Cipotegato en Tarazona convirtiéndola en una oscura maldición mientras la sociedad parece estar dominada por una secta fanática religiosa.
José María Tamparillas traslada su relato a un pueblo perdido del Maestrazgo. En él se intenta explicar la razón por la que un pueblo va quedando abandonado, poco a poco y al final olvidado, sumido en las sombras. Una enigmática historia la que ofrece José María.
Por último y cerrando la colección tenemos a Juan Ángel Laguna Edroso que traslada la acción a mi querida Jaca (incluso introduce en la historia el bar Ulzama, uno de mis cafés preferidos), a Canfranc y al pueblo de Binara donde tendrá lugar una terrorífica historia de brujas y muertos que nos visitan en las noches.
Espero que después de leer Nuevas leyendas aragonesas logren esquivar las pesadillas pero, no seamos ilusos, creo que será más que complicado.