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domingo, 23 de octubre de 2011

Laura (Otto Preminger. 1944)

Laura (Gene Tierney)



Tantas veces que hablo de esta película, como una de mis preferidas y nunca he escrito aquí ni una pequeña reseña. Este texto fue publicado en el número catorce de la revista Eclipse, dedicada a los sueños:

Dana Andrews y Gene Tierney

Laura es solo un sueño

Se suele decir que el cine es la mayor fábrica de sueños que existe, quizá la única y puede que sea esta la razón por la que tanto nos entusiasma el séptimo arte, porque el ser humano necesita soñar y nutrirse de historias que lo alejen de la realidad o que lo aproximen a ella de una manera distinta. Mientras la literatura brinda al lector la posibilidad de crear las imágenes en ese otro mundo al que nos transporta, el cine ya nos evita esa labor y los sueños son los fotogramas apabullantes, como si el espectador, en definitiva, pudiera soñar despierto. En 1944 Otto Preminger dirigió probablemente una de las películas más oníricas de la historia del cine. Sin llegar a la fantasía romántica de Portrait of Jennie (William Dieterle. 1948), Preminger nos ofrece un objeto evanescente de deseo, un amor que navega entre la realidad y el mundo de los sueños con la insalvable frontera de la muerte. En The quiet man (John Ford. 1952) se nos ofrece un paraíso de ensueño, todo un poema de amor hacia Irlanda y a un pueblo que, por otra parte, no existe en el mundo real a la manera del Shangri-La de Horizontes perdidos (Frank Capra. 1937) Sin embargo, el mundo onírico que se muestra en Laura es despiadadamente real, duro y lleno de crudeza, rodeado de todas las bajas pasiones que existen en la vida real. Preminger se basa en la novela homónima de Vera Caspary para trasladarnos a una sociedad visiblemente corrompida, a una intriga de puro cine noir, pero también a un amor soñado que puede llegar a tener infinitas lecturas. Dana Andrews encarna al detective Mark McPherson encargado de investigar el asesinato de Laura Hunt (Gene Tierney), una joven publicitaria, soltera y emprendedora que mantenía un confuso compromiso matrimonial con Shelby Carpenter (Vincent Price) y una relación aparentemente amistosa con el crítico literario Waldo Lydecker (Clifton Webb). McPherson comienza la investigación del asesinato interrogando a las personas más allegadas, descubriendo la enfermiza pasión que Waldo sentía hacia Laura y el profundo enamoramiento de su prometido Shelby Carpenter e incluso de su amiga Ann Treadwell (Judith Anderson) . El detective, al mismo tiempo que el espectador, llega a saber cómo es Laura a través de las descripciones y las pasiones de dos hombres enamorados y de dos mujeres que la admiraban, como si realmente la hubiera conocido en la vida real. Tanto es así que McPherson llega a enamorarse de la víctima y el espectador, a la vez que el personaje, es conducido hasta ese estado de fascinación y confusión en la investigación que está llevando a cabo. El espíritu de Laura es tan presente como el de Rebeca en la película de Hitchcock pero con un sentido completamente distinto. En Laura todos los espectadores desean que la protagonista esté viva mientras que en Rebeca el efecto es precisamente el contrario. La escena culminante llegará en el apartamento de Laura, mientras McPherson está buscando entre sus cajones, entre sus ropas, y entre sus cartas alguna pista que le lleve a resolver el caso o, al menos, a mitigar la pena por la muerte de esa mujer de la que él mismo se podría haber enamorado. McPherson queda fascinado por la contemplación del retrato de Laura mientras, auxiliado por el whiskey y cansado por las largas horas de insomnio, quedará adormilado en el sillón. Al despertar, Laura aparece ante McPherson, viva, después de haber pasado unos días retirada en el campo. El asesino que quiso acabar con la vida de Laura disparó contra el rostro de su compañera de piso, muy semejante físicamente. Laura está viva. Esta escena es el punto de inflexión que cambiará el desarrollo de la investigación. Este maestro giro narrativo supone el momento culminante de esta situación onírica en la que Preminger nos ha embarcado desde el comienzo de la película. Bien sea por el ambiente diseñado entre flashbacks y diferentes planos de cámara, bien por la acertada y mágica música de David Raksin, el espectador se ha sentido también víctima de ese hechizo, de ese encanto que el personaje de Dana Andrews ha sentido por el de Gene Tierney. Por eso, la primera mitad de esta película es como un sueño, una pesadilla con un final feliz porque Laura está viva, pero un sueño que debe continuar hasta terminar la investigación.
Gene Tierney y Vincent Price

lunes, 10 de agosto de 2009

"Beyond a reasonable doubt" (Fritz Lang. 1956)


Si no habéis visto esta película no me leáis. Disfrutadla primero y después leed esto porque no quiero destripar el encanto de su final. Otra vez Fritz Lang, otra vez Dana Andrews y otra joya del cine clásico. "Dana Andrews es un hombre jugando con la justicia y cubriendo su apuesta con su propia vida". Así rezaba el eslógan publicitario del cartel de 1956 que daba a conocer al público la nueva película de Fritz Lang, resumiéndola perfectamente. Una película corta, que avanza como una ametralladora, con un ritmo tan trepidante que cuando llega al sorprendente final te ha sabido a poco y quieres más. Dura ochenta minutos pero parece media hora. Dana Andrews es un novelista empleado en el periódico del que es propietario su futuro suegro, Austin Spencer (Sidney Blackmer). Austin Spencer, dueño de la editorial, es un periodista militante en contra de la pena de muerte y para presionar y avanzar en sus pretensiones decide tender una trampa para que condenen a un inocente a la silla eléctrica por un asesinato que, en teoría, no ha cometido. El "hombre utilizado" será su novelista Garrett (Dana Andrews) que, de este modo, se juega su propia vida. Los dos traman muy bien el asunto documentándolo con fotografías y datos que luego podrán demostrar que Garrett es inocente y que la pena de muerte es un método injusto que debe ser suprimido. Las complicaciones llegan cuando, tras el fallo del jurado condenando a Garrett, Austin Spencer se mata en un accidente de tráfico y todas las pruebas se queman dentro del coche. Entonces la prometida de Garret e hija del dueño del periódico (Joan Fontaine) intenta por todos los medios demostrar su inocencia. La película te conduce entre la desconfianza de Susan Spencer (Joan Fontaine) ante su prometido y tu propia confianza ante el papel de inocente que nos representa maravillosamente Dana Andrews. Es un papel insólito el representado aquí por Dana ya que termina siendo el "villano" de la historia aunque, como esto sólo se adivina al final, Fritz Lang consigue engañar al espectador varias veces, de forma magistral, como si estuviera jugando con tu mente. Joan Fontaine realiza un buen papel pero parece que, desde "Rebeca", los años le cayeron encima como losas despiadadas. Esta película fue precedida de "Mientras Nueva York duerme" y forma un gran tándem del cine de Lang en el mundo del periodismo. Ayer fue la primera vez que vi esta película y me sorprendió de tal manera su final que creo que es de lo mejor que he visto últimamente. Por cierto, que hace poco han realizado un remake de esta película protagonizado por ese actor que sólo tiene de bueno su apellido (Michael Douglas). Apesta. Sólo se puede ver la original. Desde aquí haré un llamamiento: "NO A LOS REMAKE, NO A LOS BODRIOS REFRITOS". Millones de graicas a la persona que me dejó esta joya del gran cine.

sábado, 8 de agosto de 2009

Héroe de celuloide



Dedicado a todos esos héroes del cine de blanco y negro, construídos a base de desamor y corazón roto y recogidos todos ellos en la imperecedera y eterna figura de Humphrey Bogart. A los perdedores Dana Andrews, Humphrey Bogart, Glenn Ford, Frank Sinatra, Henry Fonda, Burt Lancaster... Y a las ganadoras Gene Tierney, Ava Gardner, Rita Hayworth, Lana Turner...

"Héroe de celuloide"
"Hombre con sombrero y gabardina de piel
sacrificas tus deseos por la mujer
a la que amas... y la ves desaparecer
con ojos turbios y amargura de hiel.

Altos ideales y dulzura de miel
con la chica que te mostró el amanecer.
Por ella serías capaz de perecer.
Aún no viéndola más siempre serás fiel.

Hombre de blanco y negro sin ningún color
Héroe trasnochado, pasado de moda
vivió entre luces y sombras su gris amor.

Encerró sus lágrimas en whiskey y soda,
muy duro para doblegarse ante el dolor.
En barra de olvido compuso esta oda."


"Vacío, con el corazón en los huesos".


"Noto el vacío de tu mirada
que me vacía y acaba con mi fe.
Vacío negro en mi taza de café
que come por dentro mi alma enterrada.

Vacío en tu coraza acorazada.
Corazonada y corazón que lanzé
al abismo... tiniebla que no alcancé.
Tanto tiempo navegando en tu nada.


Tanto llanto de lluvias derramadas
en caricias sobre tu monte sagrado.
Tantas esperanzas ensangrentadas.

Tanta vida en cada beso fugado.
Tanta muerte en palabras olvidadas.
Tu ausencia en mi corazón vaciado."

viernes, 12 de junio de 2009

Howard Hawks: de "Bola de fuego" (1941) a "Nace una canción" (1948). ¿Con cuál me quedo?


Hace poco, en una entrada anterior donde le escribía al sol llamándolo "gran bola de fuego", hubo un comentario a cargo de Arvikis que me recordó una gran película con ése título, cosa que le agradezco enormemente. Al instante la volví a ver. Debo decir ante todo que, al escribir el poema, pensé antes en Jerry Lee Lewis y su "great balls of fire!". Además creo que hicieron una película de la vida de Jerry Lee Lewis con éste título. Pero aquí voy a hablar de "Ball of fire" ("Bola de fuego"), película de Howard Hawks del año 1941. La película es irresistible y ésta protagonizada inmejorablemente por Barbara Stanwyck y Gary Cooper. Dana Andrews también está aquí, en el papel de gángster "medianamente malo". Básicamente es una comedia romántica con muy buen resultado en taquilla que, contrariamente a lo que ocurre ahora, no perjudicaba a la calidad cinematográfica. La película es tan fresca que la ves ahora, una vez más, y sigues riéndote como si fuera la primera vez que la ves. Eso sólo lo consiguen genios como Hawks. El argumento es muy sencillo. Un grupo de profesores acartonados, trasnochados y anticuados emprenden la labor de crear una enciclopedia con todo el saber humano hasta los tiempos contemporáneos. Todos los profesores solteros y, al parecer, sin haber conocido mujer (excepto un viudo) trabajan encerrados en un caserón sin a penas ver la luz del día. Esa luz la trerá un día Barbara Stanwyck en el papel de "bailarina de cabaret". Esta chica hace que los profesores caigan en la cuenta de que no saben nada de la vida real contemporánea, que llevan mucho tiempo sin ver cómo es el mundo real y les hace replantearse su labor. Además la chica va escapando de un gángster que la persigue (Dana Andrews) y de sus muchachos. El resto, imaginaros... una gran comedia de las de antes. Ésta película fue en 1941. Pero a Howard Hawks le gustó la idea y volvió a hacer la película siete años más tarde, en color, con el cómico Danny Kaye y con un montón de músicos. Ahora los profesores ya no querían crear una enciclopedia sino que ésta vez eran unos músicos clásicos trasnochados que querían grabar los discos de la historia de la música. La llegada de Virginia Mayo les descubre el mundo del jazz, que ellos no conocían, y les hace replantearse su labor. Hay gente que no soportaba a Danny Kaye pero a mi siempre me ha encantado. Hay números en los que me ha hecho llorar de risa como en la película "Un hombre fenómeno". Pero en "A song is born" ("Nace una canción") Danny Kaye hace perfecto el papel de trasnochado músico y profesor idiota que se enamora de Virginia Mayo. Es desternillante y creo que me río más que con la de 1941... aunque las dos sean de Hawks. Desde luego el jazz ayuda mucho con la aparición estelar de músicos como Lionell Hampton, Louis Amrstrong, Benny Goodman, Tommy Dorsey o El Golden Gate Quartet. Por lo menos, cuando antigüamente hacían un remake, lo convertían en musical y lo mejoraban. Aquí os dejo un video del "a song is born" donde canta Virginia Mayo, Louis Amrstrong y tocan por orden: Tommy Dorsey (trombón), Louis Armstrong (trompeta), Charlie Barnett (saxofón), Benny Goodman (clarinete), Lionell Hampton (xilófono), Mel Powell (piano), Louise Bellson (batería). Los Golden Gate Quartet hacen coros:



La escena final de "A song is born". Los gángsters mantienen secuestrados a los músicos mientras Virginia Mayo se está casando a la fuerza con el jefe de la banda en la habitación de al lado (con un cura sordo). La forma de derrotar a los gángsters y la forma en que Danny Kaye acaba rescatando a Virginia Mayo no tiene desperdicio:

domingo, 10 de mayo de 2009

Fallen angel (1945. Otto Preminger)


Otra vez Otto Preminger y otra vez Dana Andrews. Otra vez luces y otra vez sombras. Si alguien se pregunta porqué me hago llamar Dana Andrews la explicación es muy sencilla: En "Laura", ¿quién acaba estando con Laura?... pues él... por eso me llamo Dana Andrews. Después de esta explicación, en "Fallen angel" ("Angel o diablo" para los traductores de títulos en castellano) Dana Andrews es un hombre perdido que es desalojado de un autobús en mitad del trayecto por no tener dinero para cubrir el viaje completo. Dana, en el papel de Eric Stanton, es lanzado a la carretera en un pueblo marítimo olvidado entre Los Angeles y San Francisco con sólo un dólar en el bolsillo. Lo primero que hace al llegar a ese lugar es entrar en un hostal-bar de carretera donde pide algo de cenar. En la barra de aquél bar conocerá a Stella (Linda Darnell), camarera, de la que queda perdidamente enamorado. Eric comienza a buscarse la vida como "vendedor de humo" asociándose con un par de tipos que engañan a la gente del pueblo convenciéndoles de que pueden hablar con el más allá. Así Eric gana sus primeros dólares para volver a empezar, un "volver a empezar" que cada día se hace más imposible junto a Stella que le pide una y otra vez más dinero y un futuro asegurado para poder casarse con él. Así, Eric Stanton llega a casarse con una rica heredera, protagonizada por Alice Faye, sólo para hacerse con su fortuna y poder casarse más tarde con Stella. A lo largo de la película vas cambiando de opinión respecto al papel de Dana Andrews. En esta primera parte de la película se nos presenta como un buscavidas despiadado al que le da igual todo, incluso hacer daño a personas inocentes para su propio beneficio. Pero, tras la noche del asesinato de Stella, la segunda parte de la cinta nos presenta a un inocente Dana Andrews acusado por la Policía que sólamente busca la verdad. Al mismo tiempo su relación con su esposa va cambiando cada día para mejor en un gran papel protagonizado por Alice Faye. La forma que tiene Eric Stanton de desenmascarar al culpable del asesintato de Stella es impresionante con un final que sólo era capaz de rodar así Otto Preminger. Pero en la película es impresionante todo. Dana Andrews, como siempre, realiza un papel muy difícil y lo convierte en creíble. Te pasas toda la película preguntándote si ese tipo que ha llegado con un dólar en el bolsillo y con cara de que le da igual todo representa al bien o al mal. Al final hasta te hacen creer que es un detective privado. Linda Darnell es la perfecta mujer fatal, siempre acodada en la barra del bar con aire de diva y todas las noches con un tipo diferente. La película es genial, desde el comienzo en el autobús del que es desalojado Dana Andrews hasta la detención del asesino. Charles Bickford, con esos guantes blancos, representa un papel aterrador como Policía-asesino. Por otra parte las fotografías de luces y sombras te trasladan a un ambiente bohemio de ensoñación siempre con la firma Preminger que tiene mucho que ver en que esta película sea otra joya más. Otro peliculón de CINE con mayúsculas para la videoteca... bueno ahora será DVDTECA ¿no?.

jueves, 23 de abril de 2009

"While the city sleeps" (1956. Fritz Lang)


"Mientras Nueva York duerme", en castellano. Una película sencillamente espectacular. "Sencillamente" es la clave, porque es una película muy sencilla, bastante corta de duración y que, sin más, resulta redonda. Esta madrugada decidí ver por primera vez éste clásico ya que todavía no había tenido ese placer, y eso que es de uno de mis directores favoritos. Es la penúltima película de Lang y vuelve a ser la misma temática que "M. El vampiro de Dusseldorf" pero aquí el asesino parece estar en un segundo plano, como hilo conductor para la trama que se desarrolla en el periódico "New York Sentinel". Al fallecer el propietario del periódico el cargo de "director ejecutivo" lo desempeñará el primero que descubra la identidad del asesino. En esta trama de competividad el asesino se cobra dos muertes y casi una tercera. Para mi Dana Andrews hace uno de sus mejores y más creíbles papeles en esta película, además es el típico que siempre te cae bien y, en una palabra, vas a su favor. Hasta te molesta que su prometida se enfurruñe con él por haberse propasado con una mujer en el interior de un taxi, siendo víctima de un engaño y mientras estaba borracho. Aquí Dana bebe mucho. Pero el reparto es todo sensacional con Vincent Price, Ida Lupino, George Sanders, Thomas Mitchell, Rhonda Fleming (aparición cortita) y el asesino (John Barrymore Jr.) tiene una cara de loco impresionante. Una película con ese encanto especial del cine negro que sobresale en una memorable persecución en el metro de Nueva York. Muy buena.

domingo, 12 de abril de 2009

The best years of our lives (1946. William Wyler)




"Los mejores años de nuestra vida", es el título en castellano. Me vuelvo a enfrentar desde estas líneas a otra joya hecha celuloide y otra de las películas que llegan a rozarte el corazón. Es la historia de tres soldados que regresan a casa tras la segunda guerra mundial. Tres vidas que se encuentran en la avioneta que les lleva al hogar y la readaptación a la vida cotidiana que llevaban antes del conflicto. Fredric March es Al Stephenson, un padre de familia que tiene un empleo asegurado en un importante banco de la ciudad. Dana Andrews es Fred Derry, un tipo humilde con un trabajillo sin importancia al que ya no puede acceder tras la guerra, que tiene una novia (Virginia Mayo) que parece haberse olvidado de él y con unos padres que viven casi en la miseria. Harold Russell es Homer Parrish, un jóven estudiante que regresa a casa mutilado, tras haber sobrevivido a un incendio, habiéndole amputado los dos brazos y llevando en su lugar dos garfios que maneja con las articulaciones del codo. El primero en llegar al hogar es el jóven Homer y esto da lugar a una de las primeras frases de la película que te dejan clavado en el sillón. Fred dice: "Hay que agradecer la eficacia del cuerpo de la marina al enseñar al muchacho a manejarse con esos ganchos" y Al responde: "Sí... pero no le explicaron cómo abrazar a su novia". Estas frases se funden con la imágen de Homer clavado en el suelo con cara de tristeza mientras su novia Wilma (Cathy O' Donnell) le abraza. De esta forma tan contundente comienza una película que, además de maravillosa, no deja de ser crítica. La primera frase que he comentado entre Al y Fred ya deja ver cierta intención crítica. Esta intención llega a ser un hecho ya consumado en la primera conversación de Al con su hijo la noche en la que ha regresado a casa. Tras hablar con su hijo acerca de la bomba atómica y sus consecuencias Al, con mirada perdida, dice: "No, he estado allí (en la guerra) y no he visto nada". La dificultad de la adaptación vivida por Fred es otro apartado crítico, así como las secuelas psicológicas que soporta Homer al intentar vivir su vida de antes sin poderse valer por sí mismo. En el apartado de las relaciones sentimentales, el caso de Homer es un ejemplo para las demás parejas. Si Homer consigue vencer sus dificultades y casarse con su novia Wilma, todo es posible. Fred, tras dejar a la novia que tenía antes de la guerra, se enamora perdidamente de la hija de Al (Teresa Wright). Fred consigue superar las dificultades que se le presentan con Al y termina con ella. En el caso de Al, simplemente, ver cómo su mujer soporta las rarezas de ese hombre, ya mayor, que ha regresado al hogar tras una larga contienda ya es suficiente. El papel de Mirna Loy como esposa de Al es inmejorable y muy entrañable. También hay que recordar al tío de Homer, papel protagonizado por Hoagy Carmichael, propietario de un bar donde suelen emborracharse y salir de copas los protagonistas. Un gran peliculón que nunca me canso de ver. Fue ganadora de ocho oscars.