Mostrando entradas con la etiqueta Philip Marlowe. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Philip Marlowe. Mostrar todas las entradas

viernes, 5 de marzo de 2010

El caso más fácil de resolver (Relato breve)


¿Alguna vez se han despertado con el sabor de los labios del pasado persistente en los sueños del presente?. Recuerdo la semana pasada, cuando nos escondimos en aquélla habitación de un hotelucho en la parte vieja de la ciudad. Recuerdo cómo la persiana "cebreaba" su piel desnuda a intervalos de añil y de noche, recuerdo lo bella que estaba sobre mí. Ella, como siempre, estuvo maravillosa, como una condesa descalza. Yo, también como siempre, estuve demasiado gris aunque no me sentí así... ella nunca lo permitiría. Probablemente sea tan especial porque me hace sentir especial a mí, no lo sé. Lo que sí sé es que éste ha sido el despertar de hoy.

Ante el negro destino de un café sólo, mientras intento revivir con su penetrante aroma, pierdo la mirada a través del cristal. Ajetreo, muchedumbre, la ciudad está despierta con la sangre hirviendo sobre esta helada mañana de invierno. Un cigarrillo y otro, una brizna de tabaco sobre los labios me devuelve a la realidad deshaciendo esa cortina de humo tras la que me mantenía oculto simplemente porque no quiero abordar mi vida, al menos no esta mañana. La noche fue larga, aún siento el zumbido de la aurora en mi cabeza y la embriaguez de su perfume en mis entrañas. Es que sólo puedo pensar en ella, en sus labios carnosos dueños del beso único e inimitable casi inmortal que me mantiene durante tanto tiempo caminando en esa cuerda floja de la que hoy me quiero arrojar seguramente a un vacío demasiado oscuro como para sobrevivir. Estoy en el mismo Café de siempre desde el que la espero una vez más, pero algo distinto flota en el ambiente. Esta vez nuestro encuentro será desacostumbradamente diurno y no será una vez más de tantas sino la última vez. Mi intención de hoy es despedirme cortésmente de la que ha sido mi mejor amante, podría decir la única, y centrar toda la vida en mi trabajo como detective privado. El sueldo, como mi oficina, es una miseria pero más miserable es aún mi maldita relación con ella. Es un trabajo éste para el que se necesita ser honesto y junto a ella esto es imposible. Para estar con ella, primero, me tengo que fallar a mí mismo... una jugada demasiado peligrosa. Después de fallarte a tí mismo es imposible más tarde reencontrarte. Pero ya estoy cansado de este juego sucio que no beneficia a nadie. Fabricar sueños nocturnos que se destruyen a la luz del sol es siempre una apuesta perdedora. Es como acariciar sobre su dulce piel las amargas huellas de otro hombre que, a diferencia mía, es su dueño. Porque ella se intenta engañar de día diciendo que es libre como un pájaro sin darse cuenta que, en la noche, es esclava de sus propios deseos con su corazón por jaula.

Bajo la luz del sol, al entrar por la puerta principal, se ilumina su cabello negro que esta mañana parece una noche estrellada recién levantada y perezosa. Sus labios de cereza dibujan la sonrisa más bella que he contemplado en mi vida, esa expresión que hoy me toca borrar de su rostro con un golpe de efecto definitivo. Se acerca encerrando en su pequeño universo toda esa vida mía a la que hoy renuncio, me saluda con un beso siempre con sabor a traición y olor a planta carnívora con el que deshace fácilmente la barrera invisible de mis labios.

-"Es el mejor beso que me has dado, nena. Siéntate.
Ahora abre tus preciosos ojos y escucha con atención. Voy a ser claro y no te lo voy a repetir. Si sigo compartiéndote con otro hombre no voy a poder continuar viviendo y tampoco voy a poder desempeñar mi trabajo con efectividad. Después de todo quizás te quiera demasiado como para seguir con la función. Un tipo importante me ha encargado un asunto complicado y debo elegir ya. Elijo mi trabajo. Así que te digo adiós, muñeca"


El semblante de mi chica (que nunca fue mía) cambió a un estado profundo y serio con la mirada perdida en la humareda de mi cigarrillo. Los días de gloria se despeñaban por el abismo ahora dolorido de sus ojos y sólo acertó a preguntar gimoteando:

-"¿Tan importante es ese trabajo?"

-"Sí, lo es. Además me tienes que acompañar. Acabo de quedar con tu marido para entregarle las pruebas."

Otro caso resuelto para el detective Marlowe. Pudo parecer fácil de resolver pero, realmente, fue el caso más difícil de su carrera.

THE END

Ha sido un relato breve basado vagamente en el personaje creado por Raymond Chandler, Philip Marlowe. Ahora les dejo con Lauren Bacall, que nunca tuvo buena voz para cantar, y Humphrey Bogart en una escena divertida de "The big sleep":