
"Al filo de la madrugada, cuando todo el mundo calla, se susurra el sonido del engaño, el beso escondido, el amor oculto y se profanan las tumbas de los corazones malheridos. A esa hora que es el quicio entre el bien y el mal, dos amantes huídos se
ocultan en un bar condenados a un destino fatal.
00:30 de la madrugada. Pequeño y oscuro bar de un lunes a punto de cerrar. Dos amantes luchan contra el enemigo imposible del tic-tac del reloj en la pared, banda sonora que marca lo efímero de sus condenados encuentros, mientras comparten miradas
en una oscura mesita de un rincón apartado del mundo.
Él la observa mientras ella está bebiendo el café y piensa en silencio:
Tú y yo en un solitario bar
perfecto lugar para ocultarnos
Mira, no hay nadie, me puedes besar
luz ténue bajo la cual amarnos
Hacemos planes que no pueden durar
mucho más allá de ésta brillante noche
Mañana te tendrás que levantar
a esa vieja vida tuya tan aburrida
¿Cuándo vas a romper y vas a empezar
a dejar de ser la amante escondida?
Nos amamos, la luna no quiere mirar
tras la espesa nube está ocultada
Bajo una farola me vas a abrazar
que es mi único sol, con tu mirada
Brilla farola, no dejes de brillar
sólo iluminas tú nuestra vida
sólo eres tú testigo de nuestro amar
y al llegar el día llega tu huída
que es el momento de su partida
Ella deja la taza de café y levanta su mirada hasta encontrar a la de su amante. Los dos comienzan a hablarse, casi a susurrarse:
Él: - ¡Qué mirada tan brillante!
cómo lucen tus pupilas
Eres un fuego ardiente
y yo... sólo soy tu amante
Ella:- Tú eres mi estrella fulgurante
Me abrasas mientras me vigilas
con tu palabra valiente
con tu beso susurrante
Él: - Enciendes un cigarro, radiante
y entre tus labios el humo destilas
Me envenenas como una serpiente
me ciegas con tu blanco semblante
Ella:- Bájame del cielo un diamante
mientras en mi humareda tus sueños mutilas
mientras confías en mí tu simiente
Mírame, me tienes aquí delante
Él: - Verás... yo albergo la soledad constante
y al marcharte mis deseos afilas
Soy un solitario penitente
con momentos de gloria que duran un instante
Déjame declarar lo que yo siento en verdad:
El humo en tus labios es buena señal
pues tú eres lumbre de noche
que se apaga al amanecer
El humo en tus labios es lo que queda
humo en mis labios, humo en tu ausencia
El humo en tus labios es sino fatal
Humo en los labios de mi derroche
Humo dejas al desaparecer
En la silla vacía tu humareda
Humo en el vacío sin tu presencia
Calla, pues, y bésame entonces
Bésame ya y bésame hasta el final
Al amanecer, en el mismo bar, aquél mismo hombre levanta la copa para brindar con su silla vacía llena de humo de la cofradía del recordar, recordar y nunca poder olvidar".