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martes, 16 de febrero de 2010

Body and soul (Robert Rossen. 1947)


Estamos ante una de las películas más duras y amargas de la historia del cine de boxeo. Robert Rossen, con una marcada influencia del cine negro, nos sumerge en el corrupto y despiadado mundo de este negocio en el que nos muestra cómo se juega con la vida de los boxeadores como nunca antes ni después nos lo han enseñado. Una frase marca la película: "A mí me encantan los boxeadores. Los caballos no están mal pero prefiero apostar mi dinero en un boxeador". En mi opinión estamos ante una de las mejores si no la mejor película de esta escabrosa temática que se ha rodado en la historia del cine. John Garfield encarna a Charlie Davis, un chico de familia muy humilde que como tantos de su nivel alcanza el dinero fácil por medio del boxeo. Tras la muerte de su padre a causa de un misterioso atentado Charlie decide ayudar a su madre a alcanzar una vida más digna aún en contra de su voluntad. Poco a poco Charlie se introduce en la corrupción y el engaño que pervierten a este deporte descalificándolo totalmente ante los ojos del espectador como para considerarlo digno. Charlie alcaza el título mundial en un combate amañado contra Ben Chaplin (Canada Lee) un boxeador lesionado que, con un coágulo cerebral, no debería haber participado en el combate. Charlie desconoce la lesión de su contrincante y el arreglo del combate y, como consecuencia, está a punto de matar a Ben en el combate que gana por KO.
En la cima, Davis pierde el norte despilfarrando el dinero y alejándose de su novia Peg (Lilli Palmer) hasta que él mismo vuelve a caer en la trampa de verse obligado a dejarse ganar en un último combate.
En esta obra maestra escrita por Abraham Polonsky cabe destacar entre muchos detalles uno de los mejores flashback descritos visualmente en este caso por Robert Rossen al igual que la larga escena del último combate en que, ante el silencio de la sala, se puede palpar la tensión y el miedo en los ojos de los boxeadores. También me gustaría destacar el soberbio papel de Canada Lee, el boxeador lesionado y contratado después por Charlie como manager. Su muerte, enloquecido y enfermo, encima de un ring de entrenamiento le hiela la sangre a cualquier espectador y es una de las muertes más crudas que jamás se han rodado. Los papeles de William Conrad y Hazel Brooks son malignamente geniales y el papel de la madre, interpretada por Anne Reveree, también roza la perfección. A destacar también, por supuesto, la increíble caracterización de los personajes que envejecen y rejuvenecen ante nuestros ojos con admirable facilidad. A continuación un video donde veremos los previos al último combate de Charlie. Aquí Charlie es víctima de un soborno que, no obstante, llega a aceptar:

Capítulo aparte nos merecerá en este caso la canción principal de la película, compuesta en 1930 por Edward Heymann y Johnny Green, que es uno de los mayores clásicos del mundo del jazz interprentado por los mayores artistas como Frank Sinatra, Nat King Cole, Louis Armstrong o Ella Fitzgerald. No tiene absolutamente nada que ver con la película excepto su tono melancólico que acompaña perfectamente a esta turbulenta y grandiosa película. Aquí les dejo un ejemplo de cómo se canta esta canción:

Presentación: Frank Sinatra
Body and Soul by Ella Fitzgerald