
"Calles antigüas paseando mi ciudad
Esquinas mordidas por el viento simpar
Cierzo que me lleva a refugiarme en un bar
Todo el mundo aquí busca una oportunidad
Pero deberás superar la oscuridad
Para ver al sol en ese río brillar
En la otra acera un saxo empieza a sonar
León que ruge de amor y de infidelidad
El desamor te enseñará que hay que ser fiel
Más duro que las piedras de las murallas
Ancianos barrotes de "civitas" cruel
Al pegar contra el suelo allá donde vayas
Sabrás cómo ocultar golpes bajo la piel
Y aprenderás a saber ... dónde te hayas"
Dedicado a Zaragoza, ciudad inmortal de mortales poetas.