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Grabado de Francisco Goya |
La pesadilla es la realidad.
Yo que siempre intenté unir
la fantasía con la razón,
encuentro ahora en el camino unos monstruos
que me indican la dirección
hacia el lugar y la época
donde todo es irremediablemente una estafa.
Estafa, como el café de máquina
a las siete de la mañana;
o tu voz, desde las sábanas,
a medianoche.
Estafa, el amor de neón;
el abrazo del vino,
el que proclama igualdad
desde ropas hiladas de oro
y pedestal de mármol.
Estafa es la cuna mecida
por niñeras de alquiler,
la caricia en un mensaje de texto
o esa luna diluida y sucia
en el charco del asfalto.
Afortunadamente, esta mañana desperté
ante un mundo de cartón
y el claro presagio
de una torrencial lluvia inminente