viernes, 25 de junio de 2010

Hasta la vuelta...

Amigos bloggeros les comunico, como ya había adelantado, que me marcho unos días de relax y de desconexión total del mundo virtual (también llamado red). Espero que no me echen demasiado de menos en sus respectivos blogs ni en este mismo. Cuando regrese, no obstante, me pondré al día. Les voy a dar una pista para que adivinen el lugar al que me marcho. En palabras de Frank Sinatra:

I love Paris in the summer...when it sizzles....

Para que no echen de menos mis versos (o por si no tienen nada mejor que hacer), antes de que me deslumbren las luces de esa ciudad y no pueda escribir de otra cosa, les ofrezco dos poemas que dediqué a una de mis estatuas predilectas que pueblan Zaragoza. Se puede visitar en la Plaza San Felipe. Es una estatua sedente de un chico imaginando la hoy inexistente Torre Nueva de la que aún se puede contemplar su planta, como un recuerdo en el suelo zaragozano. El primer poema es un soneto y el segundo es en verso libre y narra una pequeña historia que cualquier viejo lugareño nos podría contar.


"Soneto en Plaza San Felipe"

"Día lluvioso o sol reluciente
Largo otoño o primavera fugaz
Clavado al presente el hombre sedente
sigue con ese ayer en que pensar

Anclado al pasado espera paciente
su sueño dorado realizar
Si el mundo pudiera leer su mente
también al tiempo podría parar

El hombre sentado es nuestra memoria
nuestro recuerdo al viejo torreón
que el viento barrió, que hoy es historia

Hoy, tras tomar un café en el Astoria
quise visitar los tiempos de gloria
que esta ciudad llora en cada rincón."



"Al hombre sentado"

"La mañana es soleada y reluciente
pero hay en San Felipe un hombre paciente
que siempre se siente de espaldas al sol
Hay en su figura un semblante
de alguien que espera eternamente
por alguien que le venga a rescatar
y hay en su rostro una inexpresión
de alguien que añora un pasado fugaz

La noche es lúgubre, grita doliente
y la luna a cada paso se nos derrama
del vaso colmado de dudas e incomprensión
Nadie de su luz podrá nunca escapar
ni quedar frío ante su influjo
pero el 'hombre sentado'
no se llegará a inmutar

El otoño cubre de hojas lo inerte
y el sedente se disfraza
para que no lo puedas reconocer
Pero, cuando llegue la primavera,
de flores no se dejará cubrir
y será entonces cuando lo vuelvas a ver

Ha llegado el día más lluvioso
Todo el mundo corre a resguardarse
cobijados en el calor del hogar
pero este 'sin techo' cala sus huesos
inmutable bajo el cielo gris
sin cambiar nunca su posición

Mi abuelo fue el primero que me contó
la existencia de este eterno sentado
de cómo solía siempre jugar a su alrededor
y por qué está siempre tan pensativo
él sólo, ahí, tan desamparado
En su último día mi abuelo sonrió
al contarme con su voz temblorosa
que esa mañana por su lado
había vuelto a pasear

Hoy mi nieto, por primera vez lo vió
y en su inocencia todavía no sabe
que el hombre sentado es la realidad
del sueño imposible del ser humano
Siglos, tierra y cielos pasarán
mientras él todo lo contemplará
impasible, sin mover un dedo
probablemente porque no quiere estropear
lo que en silencio está imaginando."


Fotografías, cómo no, de esta fotógrafa
Hasta la vuelta...

miércoles, 23 de junio de 2010

Nuevo número de la revista "Raíces de papel"


Ya ha salido a la luz el número tres de la revista "Raíces de papel" en la que tengo el honor de participar y que pueden ver aquí o en este mismo blog. Está publicada por la plataforma cultural "Raíces de papel" creada por Juan Calderón Matador y Javier Bueno. Este número contiene lo siguiente:

ENTREVISTAS
Julia Gallo entrevista al poeta José Javier Aleixandre
Reyes Cáceres Molinero entrevista a la actriz
Isabel Romero de León
Carmen de Silva entrevista a José López Rueda
Juan Calderón Matador entrevista a la cantante Lola Flores (Palabras apócrifas de Lola Flores)
ARTÍCULOS
Aureliano Sáinz ("Elogio de la abstracción")
Rosa Jaén ("Apuntes sobre académicas")
Isabel Díez Serrano ("Hablemos de: Luis Rosales")
Milagros Salvador ("Comentario a un tríptico")
Maria Pilar Pueyo ("Valle-Inclán y las literaturas europeas de su tiempo")
Ana Romero ("Libros, libros, libros")
POESÍA
Carmen Rubio ("Marina. Interior con círculo")
Carmen de Silva Velasco ("Mesa de despacho")
Luis Arrillaga ("Agua y silencio")
Nicolás del Hierro ("Dúctiles alas")
Cristina Cocca ("Diario de alguien que cuenta la esperanza")
Alejandro Moreno Romero ("A Marina Martinotti")
Isabel Miguel ("No soy Ángel González")
Andrés R. Blanco ("Universal")
Ana Mª Castillo Moreno ("Manos infinitas")
Conchita Gª De Los Arcos ("Transparencia")
Rolando Revagliatti ("A Paul Eluard")
Angeles Lence ("Evaluación")
Fernando Fiestas ("Ya no quedan preguntas")
Marcos Callau ("Centenario de la Gran Vía Madrileña")
NARRATIVA
Joaquin Martínez ("Galopan entre las nubes")
Antonia Pons Coch ("El eslabón perdido de Dios")
Salvador Vaquero Montesinos ("La leyenda de la guadaña oxidada")
Ricardo Hernández Megias ("Muerte de un hombre")
Federico Fayerman ("Ave César")
Javier Bueno Jiménez ("Del Convent al Paralel")
RESEÑAS
Enrique Gracia Trinidad ("Última puerta del silencio")
Milagros Salvador ("Caballito de mar, beso o espuma" "El orgasmo fluvial de Lolita Valor")
José Iglesias Benítez ("Veinte historias amables más un garbanzo negro")
Juan Calderón Matador ("Ocho por diez")

Otro apunte literario que quería comentarles hoy es la publicación de un microrelato escrito por el amigo Manchas de tinta (Raúl Garcés) en el periódico chileno "El diario austral de Valdivia". Raúl ha escrito un microrelato realmente brillante, algo a lo que aquéllos que le conocemos bien ya estamos acostumbrados. Yo me quito el sombrero y le doy la enhorabuena. Lo pueden leer aquí seleccionando la edición del pasado día 21 en la página número 21. Enhorabuena Raúl, es un microrelato estupendo.

martes, 22 de junio de 2010

Versos de cinema (1)

Hacer una buena reseña de una obra maestra del cine es bastante complicado y yo no tengo los conocimientos suficientes para ello, por eso siempre intento dar una visión personal del poso que esas películas dejan en mí. De esa idea nace hoy un nuevo apartado en "El sueño eterno": Versos de cinema (título-homenaje a la revista "Cahiers du cinema"). Son poemas dedicados a determinadas escenas de películas que han dejado una huella en mí.

"El último tren"

"Estamos otra vez tú y yo, aquí sentados
en la misma vieja estación
en el mismo viejo bar
esperando un despiadado tren
que para siempre nos va a separar

Es el mismo andén que ayer
el que una vez nos unió
Pero esta vez la carbonilla
se me ha convertido en lágrima
Esta vez la ceniza, está en mis labios

Hoy es un andén mucho más oscuro
que ha convertido en polvo lo que sucedió
Una primavera fugaz en mi vida otoñal
una primavera imposible...
que en el mismo bar de la estación
hoy parece la vía muerta de mi destino

No es necesario que hables, no digas nada
Todas las palabras se agolpan en tu mirada
como una lluvia que no llega a llover
como esa tarde gris en que la puedes percibir
sin necesidad de verla caer
como ese río que se quiere desbordar
Así estamos tú y yo en el viejo bar

Ya sabemos que es la última vez
aunque una mancha en el corazón sea eterna
Ya sabemos que este tren va a partir
aunque nos parta el alma con su último viaje

Y si tan sólo te quedaras...
dime, ¿qué hay de malo en compartir tardes de cine?
aunque no importe la película...
¿Qué hay de malo en dejarse coger una mano
o en dejarse querer aunque sólo sea una vez en la vida?
aunque apenas te conozca...
Y si tan sólo te quedaras
aunque sólo fuera un minuto
aunque un minuto no baste para una vida entera...

Pero ese alegre silbido, hoy parece fúnebre
canto de máquina horrenda que te quiere alejar
Parece un llanto agónico, canción lúgubre
fanfarria para una historia que llega a su final

Si tan sólo este adiós hubiera detenido
el tiempo para este reloj que ya no quiere andar
Si tan sólo hubiera callado ese silbido
con un beso ahogado
Si tan sólo al final te hubiera podido besar."



"Brief encounter" (David Lean. 1945)


Este post está dedicado a un amigo y a una conversación sobre esta película, a altas horas de la madrugada, en el "Ragtime"... junto a unos martinis. David Lean fue un director británico de títulos inolvidables. Si quieren leer una buena reseña de uno de sus títulos más recomendables pinchen aquí.

domingo, 20 de junio de 2010

Joaquin Sabina en concierto: Cristales de bohemia bajo el cielo zaragozano


Son las dos de la mañana y acabo de llegar del concierto de don Joaquin Sabina. Esta es mi crónica:

Eran las cinco de una tarde fresca y rara de junio en la que el cierzo se quería hacer el protagonista. ¡Pobrecito desgraciado!, él no sabía que hoy visitaba nuestros lares el caballero don Joaquin, señor Sabina, para los juglares. Eran las cinco de la tarde y una señorita hacía cola con su sombra en los aledaños del Pabellón Príncipe Felipe. "Irónico que don Joaquin actúe aquí", pensaba la mujer al leer el nombre del recinto. Como mi sombra no quería hacer cola, mi acompañante y yo nos hicímos fuertes en la terraza de un pequeño bar de la esquina llamado Iceberg, bastante apropiado nombre para este extraño frío de junio. Pasó la tarde y dímos un paseo por el parque de La Granja hasta la nueva estación de Miraflores que, por cierto, descubrí ayer. Yo, que soy como ya saben ustedes, prefería la antigua aunque estuviese en ruinas. Eran las siete de la tarde y la cola había aumentado considerablemente pues ya teníamos delante cinco personas para entrar, así que nos quedamos a esperar. Aún con todo el cierzo cesó y a las ocho y media abrieron las puertas. Conseguímos aferrarnos a la valla, en primera fila, justo delante del micrófono de don Joaquin. Con puntualidad ajimenada don Joaquin comenzó el concierto a las 22:30 con su nuevo tema "Tiramisú de limón". El Pabellón estuvo abarrotado, como estuvo hace unos meses el Auditorio dando comienzo a esta gira, y el público estuvo entregado. El maestro Joaquin Sabina nos deleitó con un recital que duró desde las 22:30 hasta la 1:10 de la madrugada, con sólo un descanso de cinco minutos, a la hora de concierto. Desde luego es de agradecer un concierto de más de dos horas y media de duración. Don Joaquin economizó a la perfección su desquebrajada voz (que cada vez suena más rota y cada vez me gusta más) y sonó potente durante todo el concierto mientras repasaba sus éxitos de siempre con alguna que otra sorpresa no esperada. La canción que hubiera pedido yo como petición sonó para mi deleite, se trataba de "Peor para el sol". También nos cantó entre otras "¿Quién me ha robado el mes de abril?", "Contigo", "Aves de paso", "La del pirata cojo", "Por el bulevar de los sueños rotos", "Llueve sobre mojado", "Amor se llama el juego", "La Magdalena", "Princesa", "Y sin embargo", "Medias negras", "Ganas de...", "Pastillas para no soñar", "Rosa de Lima", "19 días y 500 noches", "Peces de ciudad", "Y nos dieron las diez", todas las que no recuerdo y las canciones del último disco. Todos salímos del Príncipe Felipe muy contentos y más que satisfechos con lo que Joaquin Sabina dio de sí en el escenario. Como dato curioso decir que, en la canción "Contigo", Sabina cambió la letra. en lugar de decir "ni Venecia sin ti" dijo "ni El Plata sin ti", donde seguramente se iría a echar unas copas con sus amigos Luis Alegre y El Gran Wyoming que se encontraban entre el público y a los que dedicó la canción "Peces de ciudad". Como anécdota también diré que alguna mujer del público lanzó al escenario un sujetador rojo. Sabina lo recogió, se lo colocó encima del bombín y exclamó: "El famoso cachirulo de Zaragoza...¡cómo ha cambiado con los tiempos!, ¿será el aire del Moncayo?".
Ahora les dejo con unas maravillosas fotografías del concierto de esta misma noche:
Joaquin Sabina cantando "Contigo":

"La Magdalena":










Muchas gracias, Joaquin.
Dos veces en un mismo año ha llenado dos recintos en Zaragoza. Eso sólo lo hace un grande.

El video de "Contigo":


Fotografías cortesía de Amaya

viernes, 18 de junio de 2010

Antología de relatos no premiados


He escuchado por ahí que se suelen publicar antologías con relatos que hayan sido premiados en diferentes concursos y que hay autores que pueden llenar un libro entero. Yo he preferido titular mi libro como "Antología de relatos no premiados" porque lo de relatos perdedores me parecía "demasiao tirao". Está editado con una elegante espiral negra y portada en blanco con título en negro cubierta por un finísimo y delicado plástico transparente. El tamaño es DIN-A4, porque por el cinco me pedían más dinero en la papelería, y su tirada es de un ejemplar destinado al rincón de mi carcomida biblioteca compartiendo estantería con el mismísimo Bruce Springsteen y todas sus canciones traducidas. Así que hoy les presento el último relato que ha llegado a formar parte de mi renombrada antología directamente desde las vías de un tren con destino desconocido. Fue elaborado para un concurso de Renfe cuya temática tenía que ser...¡los barcos!...,¡Pues no!. La temática eran los viajes en tren. Y allí que me fui viajando... y viajando...

Sin tiempo para escribir

Como antaño, el anciano esperaba en el andén de la estación, con una libreta vieja y un bolígrafo en sus temblorosas manos. Esperaba la llegada de ese tren que le devolvería al amor de su vida. Podía ser una estación nueva, más grande y mucho más moderna que la del Portillo, pero esos nervios que sentía en el estómago eran los mismos de siempre; era una sensación que, irónicamente, le hacía sentirse más joven. Irónico también era que ese amor nunca olvidado, dueño de sus tormentos más pasionales de juventud, ese amor que siempre fue imposible, pareciera resucitar ahora cuando su vida entraba en el ocaso. Recuerda que en los buenos tiempos, cansado ya de tomar trenes viejos, sucios y lentos que se despeñaban hacia el norte y arrastraban a su sucio, lento y viejo corazón hasta el olvido, decidió subirse a una línea que le llevó al sur. Allí encontró al amor de su vida. Aunque fuera un amor imposible, nunca amó de aquella manera a nadie. En esos viajes hacia el sur, aprovechaba las largas horas de traqueteo para escribir versos en una libreta. Cada viaje era un poemario que le regalaba a su amada y que corría a instalarse directamente al fondo de su corazón para toda la eternidad. Hoy se subía a un nuevo tren que prometía ser mucho más cómodo que los habitados en el pasado. Otra vez en su cabeza mil versos para regalar, otra vez un bolígrafo y una libreta entre sus manos. Comenzó a escribir…

“Pasado el tiempo aún te reconozco
En la suavidad de mi sueño
En la dulzura de tus labios
que nunca tuvieron dueño…”


Al llegar a la estación de destino el viajante poeta advirtió que había escrito sólo una estrofa pero al ver la sonrisa de su amada y su mirada supo que ese era el mejor poema que podía escribir. Tras besarla exclamó: “¡Qué gran invento esto de la alta velocidad!”
.

FIN


La verdad es que, al menos, agradezco que Renfe prepare estos concursos muy apropiados para los que nos gusta escribir. Anímense a participar al año que viene. Ah y no, no está permitido escribir la historia de "Breve encuentro". Espero que les haya gustado y prometo no escribir más de trenes en un largo tiempo, que llevo un empacho...

martes, 15 de junio de 2010

Tirez sur le pianiste (François Truffaut. 1960)


Antes de comenzar diré que me he visto obligado a cambiar el aspecto del blog pues el anterior comenzaba a dar problemas. Dicho esto, comenzamos.

Hace unas entradas publiqué la canción de "La Bohème" con un poema dedicado. Todo el mundo destaca a Charles Aznavour como un gran cantante pero también como un gran intérprete de las propias canciones al cantarlas encima de un escenario, algo parecido a lo que hacía también Frank Sinatra. Estos cantantes "contaban" las canciones además de cantarlas. Quizás por eso ambos se admiraban de la misma manera. El caso es que tanto Sinatra como Aznavour tuvieron carrera cinematográfica, aunque mucho más espléndida sin duda la del italoamericano. Alguien me aconsejó, no obstante, que viera la película "Tirad sobre el pianista" de Truffaut en la que Aznavour es el protagonista con un papel nada desdeñable. En esta cuarta película de Truffaut (justo la siguiente a "Los cuatrocientos golpes") Aznavour se introduce en el personaje de Charlie Kohnler, un gris pianista de cabaret con un pasado oscuro en el que irónicamente conquistó también algo de fama como concertista clásico. Charlie, nacido en una casa humilde, siempre se ha mantenido al margen del resto de su familia pues ésta navega por las turbulentas aguas de la delincuencia a excepción del hermano pequeño, Fido, que está a cuidado de Charlie y una prostitua (Michèle Mercier) que vive en la misma casa. Al parecer el pasado turbulento de Charlie sigue pesando demasiado sobre sus hombros y no consigue despegarse de él. La única forma de evadir la oscuridad de su vida solitaria es tocando el piano en ese sucio cabaret, pasando desapercibido para el resto del mundo que intentara recordar su pasado. Pero, cuando parecía que la vida no podía ser más cruel con él, su hermano Richard (Albert Remy) acude a su lado para que le libere de un par de tipos que andan persiguiéndole por un ajuste de cuentas. En este momento Truffaut nos presenta de forma ingeniosa el flashback por el cual conocemos el pasado de Charlie como famoso concertista de piano junto a la que fue su esposa (Nicole Berger). Aquí el espectador tiene la oportunidad de llegar a conocer bien a ese hombrecito gris que es en la actualidad Charlie e incluso comprender su anodina forma de ser y su tristeza.

De vuelta al presente, vemos cómo Charlie se encuentra profundamente enamorado de Lena (Marie Dubois), la camarera del Café donde trabaja, pero su timidez le impide acudir a la llamada de esa incipiente y pequeña luz de esperanza que representa ella para el fondo del túnel que es su vida. Charlie y Lena son víctimas de un secuestro llevado a cabo por los dos hombres que perseguían a Richard y este suceso, del que escapan sin muchas dificultades, les sirve como feliz nexo de unión. Es en este punto donde Charlie comienza una agónica escapada para despistar a los dos hombres que le persiguen, una escapada que se mezcla con su particular huída de su propio pasado que, finalmente, le llegará a atrapar dramáticamente una vez más. En resumen esta es la historia de un hombre que vive su vida escapando de un amargo pasado que no llegará a dejar atrás nunca, un guiño de François Truffaut al cine negro americano que tanto le entusiasmaba y una buena oportunidad para ver a Charles Aznavour como un actor bastante correcto. Me ha gustado conocer esta película que nunca había visto y animo a verla aunque sólo sea para descubrir al Aznavour actor. Por respeto a todos los que no la hayan visto no voy a contar más, simplemente decir que en mi opinión no es una obra maestra pero sí una buena película entretenida para pasar un buen rato.

sábado, 12 de junio de 2010

De trenes y soledades


Quizá sea un bolsillo en mi jardín número veintiocho
o mil madrugadas agolpadas en tus ojos
asomados a los suyos, quemando a los míos,
hiriendo a "los tuyos"
O un tren furibundo que huye despavorido
ferrocarril fugado de la estación del campo-sepulcro
Hoy de tus memorias quieren hacer delicias
convertirte de primera cuando fuiste sólo oscura
triste portillo de cercanías, de hollín, de carbón
de sucios andenes despoblados y malditos
Hoy un ave de altos vuelos surca un cielo azul
demasiado azul para esta ciudad gris
un jueves entre el lunes brillante y el domingo prometedor

Quizá yo sea el ferrocarril moribundo
el tranvía sepultado o el imaginado
a golpe de talón construído
en mi Gran Vía derruída
Quizá yo sea el río ocultado bajo las piedras
que inunda las fétidas arterias de la ciudad inmunda
Quizá yo mismo sea esta ciudad
o ese andén despoblado
que busca en una viajera solitaria
la acompañante ideal
en fuga para un beso a vapor


Hace unos días un buen amigo me regaló un libro del poeta zaragozano Miguel Labordeta titulado "Transeúnte central y otros poemas" de la editorial Marenostrum, que ya se encuentra entre mis libros favoritos. En el surrealismo de su estilo Labordeta se refería a su vida cuando hablaba del jardín. Por ejemplo, "el jardín número veintiocho" sería al cumplir veintiocho años de edad. Otra de sus peculiaridades era ver su vida como un bolsillo roto por donde se escapaban los sueños. Pues bien, a Miguel Labordeta y a mi Zaragoza de los cambios va dedicado este poema que acaban de leer. Ahora me voy a dormir porque acabo de terminar la noche y me caigo de sueño. ¡Buenas noches!.

jueves, 10 de junio de 2010

Recitales poéticos en Torrero (once y doce de junio)


Mañana día once de junio, viernes, se celebrará en el barrio zaragozano de Torrero un recital poético en el que tengo el honor de participar. La dirección es C/ Sos del Rey Católico en una plaza nueva aún sin inaugurar a partir de las 20:15 horas. Les esperamos.

El último día que visité la Feria del libro de Zaragoza pasé por el Café Argensola. Allí escribí un terceto mientras esperaba que se enfriara el café.

Evolución natural

Me regalaste un día tu sonrisa
y una lágrima en un bar derramada
después fuiste el recuerdo en mi cornisa

Yo respondí con la tierra quemada
y una lágrima que lloré mil noches
agua pasada de senda marcada

Suelo ser experto en los malos broches
pero al fin clausuré la historia eterna
la bebí en la noche de los derroches

Hoy, lejos del mar, siento la galerna
y el eco de un despiadado oleaje
ramaje cuando el dorado gobierna
Acompañaré al río en este viaje


El día doce de junio sábado a las 22:00, lecturas poéticas en el Parque Grande, fuente del batallador. Participan: ALFREDO SALDAÑA, ALMUDENA VIDORRETA, FERNANDO SANMARTÍN, TONI TELLO, ALBERTO ACERETE, JESÚS SORIA, ENRIQUE CEBRIÁN, BRENDA ASCOZ, ÁNGEL SOBREVIELA, RAÚL HERRERO y RICARDO DÍEZ.

lunes, 7 de junio de 2010

La Bohème


Hace unos cuatro días descubrí en este blog de Javier Márquez Sánchez un video maravilloso de Charles Aznavour interpretando una de mis canciones favoritas de todos los tiempos: "La Bohème". Nunca había visto este video. En "La Bohème" Aznavour nos cuenta la historia de un pintor parisino que añora el ayer, el tiempo fugado. Hoy le dedico estos versos. A continuación del texto pueden ver el maravilloso video de Aznavour interpretando "La Bohème". En el blog de Javier Márquez Sánchez pueden leer la letra en francés y traducida.

La Bohème, poema dedicado a Charles Aznavour.

Recuerdo Montmartre y un lienzo en blanco
El cielo era azul desde aquel ático
como el marrón claro de tus pupilas
aquella tarde lluviosa de abril

Tu desnudo fue mi primera línea
En un nuevo universo, verso y vida
Mi trazo no pudo ser estático
ni hierático tu pelo en mi pincel

Pero el viento te borró a brochazos
cuando el tiempo fue arena entre los dedos
Esas horas felices que se escapan
como sombras a orillas del Sena
son noche que se alarga infiel
un día que no te llega a iluminar
una tarde que se acaba cruel

Y así, ahora, mi vida es la memoria
la resaca que de ti dejó mi abstemia
al mojar mis labios sin poderte beber
y al mismo tiempo muero de alcoholemia

Pues hoy la dicha es remover la historia
como hojas de un parque condenado a desaparecer
Pudiste ser un final en el que creer
Pero hoy sólo eres “La Bohemia”

jueves, 3 de junio de 2010

Nueva edición de "Libros filmados", lunes siete de junio; 39escalones en la FNAC Zaragoza: "Los santos inocentes" (Camus-Delibes)


Una vez más estamos de enhorabuena y es que el próximo lunes vuelve el ciclo "libros filmados" patrocinado por la Asociación Aragonesa de Escritores presentado y comentado por Alfredo Moreno con la colaboración de Miguel Ángel Yusta. Esta vez veremos y comentaremos la película "Los santos inocentes" dirigida por Mario Camus a partir de la obra de Miguel Delibes. La verdad es que, después de haber disfrutado de "La Colmena", apetece volver con otra película de Camus.

No se olviden, lunes siete de junio en la FNAC de Plaza España, Zaragoza. A las 18:00 la proyección y a las 20:00 el coloquio.

martes, 1 de junio de 2010

Double Indemnity (Billy Wilder. 1944)


Esta madrugada de martes en que las luces de la ciudad se empiezan a apagar tímidamente alargando así las sombras de esta inmensa y calurosa noche de primavera, he esperado al momento en que el rojo neón de cierta bebida burbujeante dejara su rastro encarnado en el oscuro caos celestial tiñendo por completo mi skyline particular. En este preciso momento en que todo piensa en dormir yo me sumerjo en la placentera labor de reseñar una de las obras maestras del noir, por puro regocijo personal. En "Double indemnity" descubrimos al especialista en géneros Billy Wilder a merced del cine negro con la inestimable ayuda del novelista Raymond Chandler para adaptar la novela de James M. Cain del mismo título. En sus manos tenían una de la historias más sombrías y sexualmente turbulentas de las que hasta ese momento se habían llevado a la gran pantalla. Billy Wilder había llegado diez años atrás a Estados Unidos escapando de la persecución nazi y desde 1934 había rodado ya allí dos películas, sin contar su debut en Paris con "Curvas peligrosas". Igual que para Chandler fue "El sueño eterno" para Wilder fue "Double indemnity" en cuanto a estrenarse en un género ya que, hasta entonces, no había realizado ninguna incursión en el cine negro. Su estreno no pudo ser mejor. No sólo siguió sentando las bases de lo que debía ser la novela negra trasladada al cine sino que dirigió una de las películas más valoradas y respetadas de este género a lo largo de la historia. Para ello, desde luego, fue un acierto contar con Chandler para el guión después de desechar la idea del propio autor de la novela. Para esta película Wilder contó con Fred MacMurray quien, en mi opinión, desempeña aquí el mejor de todos los papeles que le he visto interpretar. A sus espaldas MacMurray ya llevaba más de cuarenta película y había demostrado su versatilidad para cualquier tipo de papel. Por eso, este protagonista cínico y malvado que no cae bien ni al espectador, le vino como anillo al dedo.

Desde el comienzo Wilder centra la atención del espectador en el personaje de MacMurray, Walter Neff, un vendedor de seguros de una compañía convencional que vuelve de madrugada a las oficinas en un estado lamentable. Con la cara magullada, herido y con el traje roto Neff accede al edificio pidiendo paso al Vigilante nocturno. Al llegar a su despacho comienza a grabar la narración de la historia. En mi opinión, es uno de los mejores comienzos de la historia del cine. Esa ciudad de Los Angeles sumida en la niebla, ese Dodge a toda velocidad que está a punto de chocar con un repartidor del Los Angeles Times y la forma de presentar al protagonista es ya una clara conquista al espectador.

Seguidamente a este prometedor comienzo, la película está contada en espléndida retrospectiva. Después de ver al protagonista machacado y perdido volvemos a los primeros días en que "la mujer fatal" todavía no se había cruzado en su camino. Fue una tarde como otra cualquiera en que Walter se disponía a visitar a uno de sus clientes para ofrecerle un nuevo tipo de seguro. Pero el cliente no está y en su lugar está su rubia y apetitosa esposa, Phyllis Dietrichson (Barbara Stanwyck). Con la consabida insinuación que esta clase de mujeres tienen ya impresa en su personalidad de manera casi innata Phyllis intenta pervertir al vendedor de seguros para firmar por su marido una cláusula de "doble indemnización" por si éste fallece en "accidente". Walter, que parecía ser un hombre íntegro y con algún escrúpulo, no tarda en ser convencido por la mujer casada que rápidamente finge estar enamorada de él . Phyllis y Walter, después de conseguir la firma del señor Dietrichson, planean el asesinato de éste antes de coger un tren que el asegurado tomará en un par de días. Consumado el asesinato Phillys y Walter comienzan a vivir el peor calvario de sus vidas a lo largo de una lenta muerte anunciada. Y es en este momento cuando emerge la figura incombustible e imprescindible en esta película: Edward G. Robinson, jefe de Walter y experto en desenredar casos extremadamente complicados como éste en favor de la compañía aseguradora. Aceptar este papel secundario, aunque suclento, para un actor como él que ya estaba cansado de llevar todo el peso de decenas de películas de este género dice mucho en favor de Edward G. Robinson que, una vez más, con su papel redondea la película convirtiéndola en, simplemente, perfecta.

Para mí los mejores papeles son los que desempeñan MacMurray y Robinson. En cuanto a la "mala malísima" interpretada por Stanwyck se podría decir que está a la altura de lo que requería el guión. Uno de los mayores logros en esta historia y su originalidad puede que sea lograr tocar el género noir en ausencia de policías, gángsters y detectives privados. Si bien Edward G. Robinson jugaría aquí a hacer de detective y el dueño de la compañia de seguros de policía torpe, los "villanos" no son personas que se muevan fuera de la ley a excepción del personaje de Barbara Stanwych. Incluso el personaje de Fred MacMurray en el último momento inspira cierta compasión y los espectadores pensamos en el perdón, aspecto que no hubiera ocurrido de haberse podido estrenar el final alternativo que narra el suicidio de los dos personajes y que al final no se admitió. Otro toque mágico del señor Wilder, ese todoterreno que igualmente nos hacía reír con faldas y a lo loco o emocionarnos en ese apartamento esta vez nos sumerge en lo más oscuro del cine negro con la inestimable ayuda en la fotografía expresionista de John Seitz. Con diálogos en doble sentido Wilder consigue burlar a la censura sin quitar el encanto ni disminuir la potente carga sexual que ya tenía la novela. Hasta aquí mi experiencia nocturna con una de las imprescindibles del género que mejor acompaña las noches más aciagas (Hablo de cine).
Les dejo con uno de los mejores comienzos de la historia del film noir