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jueves, 2 de septiembre de 2010

Pequeñas joyas del cine español: "Él", de Luis Buñuel (1952)


Ya era hora de que en este blog apareciera el gran Luis Buñuel del que en estos últimos días he tenido el enorme placer de conocer su película "Él", rodada tan sólo durante tres semanas de 1952. "Él" es una obra cinematográfica adaptada de la novela homónima escrita por Mercedes Pinto. Si no me equivoco es la octava película que Buñuel rodó en Méjico y está considerado uno de sus mejores largometrajes. Yo no puedo decir tanto ya que he de reconocer que me falta por ver mucha de su obra. En cualquier caso, "Él" es una película muy angustiosa que trata de manera formidable el tema de la obsesión sexual y de la metamorfosis que ésta puede causar en una persona hasta llegar a la locura. En mi opinión la cinta se mueve en el difícil espacio que existe entre dos aguas muy distintas, la del realismo y el surrealismo llevado al extremo sin hacer un abuso innecesario de los trucos de cámara. Conseguir crear un ambiente incómodo, angustioso y transmitirlo al espectador desde la mente del protagonista de una manera tan efectiva a base de unos planos oscuros tan sublimes es una tarea digna de alabanza.

El peso de la película recae por completo en el protagonista Francisco Galván, interpretado magistralmente por Arturo de Córdova, que ante nuestros ojos experimentará un espectacular cambio desde la primera escena de la película hasta su devastador final. Esta trasformación viene marcada por una clara evolución mental que lleva al personaje de caer rendido ante los pies de su amada Gloria (Delia Garcés) a intentar asesinarla movido por unos incomprensibles ataques de celos. La sumisión de la mujer ante un marido dominante y maltratador se trata de manera cruel y descarnada despertando en el espectador un fuerte sentimiento de compasión por ella, que estaba destinada a una vida muy distinta. Otro de los aspectos a destacar es la particular y realista visión que Buñuel nos ofrece de la Iglesia que, representada por el Padre Velasco (Carlos Martínez Baena), defenderá siempre al hombre rico y poderoso frente a la mujer desvalida y maltratada. Este rasgo tan característico de la Iglesia vendrá reforzado por una escena magistral típicamente buñelesca en la que Francisco Galván, dominado totalmente por la locura, está a punto de matar al propio Padre Velasco que tantas veces lo había defendido a capa y espada. Finalmente veremos como es la propia Iglesia la que, al final de sus días, vuelve a arropar al pobre demente. Esta película de obligado visionado es impactante, muy dura e imprescindible. No es de extrañar pues que el mismísimo Alfred Hitchcock la tomara de ejemplo para crear "Vértigo" años más tarde. De Luis Buñuel se han dicho y se dirán muchas cosas pero como lo que a mí más me gusta es escuchar hablar y leer a la gente a la que verdaderamente le entusiasma les dejo aquí un magnífico texto de Alfredo Moreno extraído del blog 39 escalones y escrito conmemorando los veinticinco años de la muerte del genio:aquí
A continuación podemos ver unas imagenes que demuestran la profunda metamorfosis del personaje:



jueves, 12 de noviembre de 2009

Buñuelitos para Lorca


"Hoy me dictan las voces más modernas
que en la poesía está prohibido rimar
No es de extrañar, pues, parecer antiguo
si yo intento éstas sílabas casar
Así que, dejo la rima aparcada
junto a un difunto, olvidado soneto
y me convierto en Lorca viajando a Nueva York

- ¡Surrealismo, Federico, Surrealismo! -

Me empapo de Buñuel e intento imaginar
cómo es por dentro el ojo de mi huracán
¿Por qué Salvador no dibuja mi salvación?
¿Por qué rima mis versos con la basura?
Así, veo en una paloma mi guerra
y en la paz, un abismo imposible
tan lejano como el cielo de Nueva York

- ¡Surrealismo, Federico, Surrealismo! -

Pero pienso en Paris y pienso en tí...
pienso en tí y pienso en rimar...

Pero si pienso en Paris desde éste bar
se despierta mi alma realista
condenada a la muerte del artista
Su lejanía, yo no la puedo alcanzar

No me queda otra solución que rimar
lo que de mi amor Nueva York dista
y dejar mi corazón a la vista
y otro verso de recuerdo emborronar

Yo apuesto que aquí ya no hay poesía
que los lirios en otoño murieron
como mis rimas en tu lejanía

Pero mis musas contigo se fueron
para pasar de mi noche a tu día
que ésta ciudad... de tu olvido la construyeron.

- ¡Realismo, Salvador, Realismo!"




Federico García Lorca seguía enamorado de Salvador Dalí cuando éste "despreció" su obra por ser demasiado realista. Lo que no sabía Dalí, probablemente, es que estaba dedicada a él...y si lo sabía le daba igual. En cualquier caso, Lorca viajó a Nueva York y escribió el surrealismo de "Poeta en Nueva York". Dalí seguía en Paris con Buñuel. Hoy en día, en la poesía, parece que no está de moda rimar...

dedicado a Manchas de Tinta...