viernes, 30 de julio de 2010

Una de sueños... Malos o buenos

Tengo el honor de conocer a un escritor que es experto en describir sus sueños. Hace poco volví a leer su libro "Maldita novela" (Mira, 2007) donde nos regala, además de una estupenda novela, su famoso "Diario de sueños" que el autor va publicando poco a poco en su blog. Realmente el "Diario de sueños" puede ser considerado un poemario dentro de la propia novela, parecen dos libros en uno. Como ya habrán adivinado algunos estoy hablando de Roberto Malo. El que no lo conozca (si existe alguien) ya está tardando en visitar su blog y leer sus libros. En esta entrada, tomando prestada una pizca de su estilo, le rindo un pequeño tributo con un poema compuesto una noche que no podía soñar por causas laborales.

Mi libro de sueños

"En mi libro de sueños
el sol baña tu rostro
y a plena luz del día
en tus ojos brilla la luna

En mi libro de sueños
yo soy todos tus amantes
y cuando no los quieres
huyes despavorida
Huyes para encontrar los brazos de un amigo
y en mi libro de sueños
tu amigo soy yo

En mi libro de sueños
quieres ser libre
y yo me convierto en viento
aire, oxígeno, cielo abierto
Te doy alas para volar
y una razón para aterrizar
En mi libro de sueños
tu libertad soy yo
Yo soy tu esclavo

En mi libro de sueños
no hay pasado
ni futuro
Es un ahora eterno
y constante

En mi libro de sueños
el reloj detiene
su ritmo acompasado
en un lento y dulce beso
en tus labios
y ya nunca más despierta

En mi libro de sueños
todas las ciudades son París
o Venecia contigo
y con sólo nuestros dedos chasquear
en cualquier lugar
nos podemos plantar

Dime, ¿no quieres estar conmigo
en mi libro de sueños?."


Pero como este poema se titula "Libro de sueños" no quiero pasar por alto la canción que Bruce Springsteen nos regaló en el año 1992 titulada efectivamente "Book of dreams". Eso sí, no he podido publicar la original y se tienen que conformar con un video acústico de 2005, bastante piratilla pero donde Bruce canta "Book of dreams" acompañado sólo por su piano y su armónica. Tuve el honor de asistir a esta gira acústica de 2005 en el Palacio de los deportes de Madrid.

Para visitar el blog de Robert Malo pinchen aquí

martes, 27 de julio de 2010

Versos de cinema (2)

Lluvia en la estación

"El mundo tiembla a mis pies
se tambalea en el infierno
y yo creo consumirme
en las mismas cenizas de ayer

Es una concurrida estación
Todo el mundo corre
Toda la humanidad parece
convencida de querer escapar

Me empujan, me golpean
La muchedumbre me arrastra
pero permanezco inmóvil
porque está lloviendo sobre mí
está lloviendo en todo el mundo
se están empapando mis sueños
se está deshaciendo el corazón
y se rompen las promesas
Paris es un borrón

Es una lejana estación
donde poco importa el poeta
al que le arrancan la entraña
y viaja en soledad

Es una vieja estación
donde voy a perder
mi última promesa tren
sueño vagón
que nunca más
ante mis ojos pasará

Llueve
Lágrimas de tinta
Llanto de despedida
derramado desde su última carta
hasta el frío del andén
Es una fría estación
y llueve
Paris es sólo un borrón
de este ultimo renglón."


Como habrán podido comprobar hoy dedico la serie "Versos de cinema" a la eterna obra del cine clásico y concretamente a la escena que tiene lugar en la estación de Paris. Ya dediqué algunos versos a "Casablanca" en entradas anteriores que podrán ver pinchando aquí y aquí.
Casablanca (Michael Curtiz. 1942)

sábado, 24 de julio de 2010

Midnight lace (David Miller. 1960)


Qué mejor manera de afrontar el calor veraniego que soportamos estos días refugiándonos una noche en casa y disfrutando en la pantalla de esa espesa niebla invernal londinense. Precisamente en una noche de niebla, de esas que no se puede ver quién tienes a tu lado, comienza la primera escena de "Midnight lace" en la que Doris Day es amenazada de muerte por una voz misteriosa y metálica, en mitad de Hyde Park. A Doris Day ya la habíamos descubierto por este blog como una actriz dramática en El trompetista y en 1956 Alfred Hitchcock ya la había sometido a su particular examen en "El hombre que sabía demasiado". Doris Day demostró en ambos casos que el papel dramático le venía como anillo al dedo. En "Un grito en la niebla", como se tituló en España "Midnight lace", Doris Day vuelve a encarnar al terror de manera muy convincente. Junto a ella el impecable Rex Harrison desempeña el papel fundamental de marido amable, comprensivo y caballero inglés por excelencia. Kit Preston (Doris Day) es una joven y rica heredera norteamericana que está casada con Tony Preston (Rex Harrison), un empresario dueño de una importante empresa londinense. A partir de esa noche en la niebla a la que nos referíamos al comienzo de la reseña la señora Preston es víctima de amenazas de muerte principalmente telefónicas, por parte de la misma voz metálica que le acosó la noche del parque. El director David Miller, al más puro estilo hitchcockiano, va ofreciendo al espectador diversos candidatos para presuntos culpables con el único fin de confundir y sorprender de manera magistral al final de la cinta con un giro argumental totalmente inesperado. Las conexiones con el cine de Alfred Hitchcock son diversas, desde el estilo narrativo hasta el propio reparto incluyendo al actor John Williams en el excelente papel de Inspector Byrnes (John Williams siempre fue un actor de reparto fijo para Hitchcock). Si no han visto esta película es conveniente descubrirla. No puedo extender más la reseña pues, de lo contrario, desvelaría parte de la trama rompiendo la magia de esta película. Espero que les guste.

martes, 20 de julio de 2010

Noche mágica y advertencia


Alejándonos del río, adentrándonos en la ciudad
próximos a la plaza afrancesada
bajo un cielo de luceros como los que pintaba el holandés
tú y yo anduvimos en busca de tabernas incendiadas
para exprimir hasta el final
el fruto nocturno del verano.
Bajo una gran luna de julio
entramos al primer bar que nos guiñó
Allí, un camarero encendía pequeñas velas
que flotaban en una copa rebosante
de licor rojo y transparente
Allí, seguramente esperaba una cita
que no terminaba de llegar
sirviendo copas a su ausencia
preparándolas cuidadosamente, de manera paciente.
Las luces menguaron y las estrellas se escondieron
para multiplicarse después
en la profundidad de tu mirada
al tenue ritmo de “Summertime”
La noche es un péndulo que se sostiene eterno
en estos días en que el sol abrasa nuestras vidas
La noche es el descanso, el alivio
de un peregrino que va buscando sus sueños diurnos

Esta noche, como otras,
terminó en la Plaza de San Miguel
cuando la terraza de la Place du Forum, en Arlés,
ya había recogido sus mesas
cuando en tus ojos ya había replegado velas
toda una flota de tripulantes vencidos por el sueño

Buenas noches, marinera en tierra

De camino a casa
barajé la idea de entrar a un par de sitios
que alargaban su hora de cierre
pero ¿qué sentido tiene esta madrugada sin tu compañía?
¿qué sentido tiene nada sin tí?
Así, seguí caminando con una música en mis oídos
que me hablaba de todo lo eterno
que en tí había encontrado
De repente, sin previo aviso, la farola que iluminaba mi camino
se apagó justo encima de mi cabeza
Todo lo que quedó fue un absurdo recuerdo rojo
que se fue esfumando poco a poco
En ese instante escuché ladrar
un horizonte entero de perros salvajes

Probablemente fue sólo un pequeño fallo en el fluido eléctrico
Pero para mí es la clara advertencia
de que los amores eternos duran, a penas, un segundo
después sólo quedan brasas, humo, nieblas…
el recuerdo que no te deja vivir
Por eso, aunque ahora estés durmiendo, he de decirte
que debemos aprovechar las noches como ésta
en que el mundo se nos viste de gala
Pues no sabemos cuándo se va a fundir
la bombilla que ilumina nuestro camino
no sabemos cuándo la vida nos la va a jugar
convertida en arena que, entre los dedos, lucha por escapar.


Ella Fitzgerald: "Summertime" (1968)

domingo, 18 de julio de 2010

Mis libros favoritos: "Última noche en Granada" (Francisco Ortiz. 2009)


Son las cuatro de la mañana en una noche calurosa, pegajosa y más bien solitaria. En el centro de Zaragoza la madrugada se desliza lenta, como un viejo tranvía fantasma que ha olvidado su destino y este turno de vigilancia que atravieso parece no querer terminar. A través de las cámaras, de vez en cuando, me deslumbra la lenta luz de un rotativo naranja que limpia las calles desiertas mientras la ciudad duerme. En otras ocasiones el rotativo que me ciega es azul. Entonces la luz cesa y se aleja más rápidamente a la carrera por una avenida dormida y oscura, corriendo a su cita con el crimen. La vigilancia nocturna es monótona la mayor parte del tiempo pero está salpicada por estos fogonazos o sacudida por ruidos nocturnos incomprensibles que en menor o mayor medida te mantienen alerta. Esta noche en mi mesa descansa una emisora que guarda los ecos del silencio, cuatro teléfonos que sólo despiertan si hay novedad, un ordenador siempre encendido, un aparato que mueve las cámaras y un libro recién leído titulado “Última noche en Granada”.
Francisco Ortiz (Ugíjar, Granada. 1967) en ésta su primera novela, nos cuenta la historia de Luis Castillo, vigilante nocturno y ex policía, que intenta huir desesperadamente del pasado. Así como en un largo turno de vigilancia nocturna el protagonista debe andar un largo camino para librarse de una mala historia que vivió en la policía y que pesa demasiado sobre sus hombros, un ayer en el que se vio obligado a matar a un criminal, algo muy difícil de olvidar. Como si este pasado fuera poco para él, algunos ex compañeros le advierten que su vida corre peligro, pues el hermano del hombre asesinado está buscando venganza. Luis Castillo, con la inestimable ayuda de su novia Beatriz, intentará dejarlo todo atrás y comenzar una nueva vida, ahogar para siempre y en secreto su difícil y oscuro pasado. Francisco Ortiz con “Última noche en Granada” nos invita al más puro ambiente de la novela negra, describiendo de forma lírica las calles estrechas, los edificios en obras, los paisajes lúgubres y casi siempre nocturnos a través de los que discurre casi toda la acción. En realidad, toda la historia se podría definir como una pesadilla y equipararla a ese largo turno de vigilancia nocturno como si el amanecer se retrasara y no quisiera llegar nunca. Así tendríamos la última noche en Granada y ese amanecer, esa nueva vida, que se resiste a llegar. Al estar narrada por el propio protagonista el lector se llega a identificar con el propio Luis y se introduce de lleno en la historia. Lo que más me ha gustado de esta novela, además de sus inequívocos ecos de género negro, es la manera tan acertada en la que Francisco nos describe el insólito mundo de la vigilancia nocturna, los pensamientos que abordan al vigilante, sus miedos y sus inquietudes. Quizá mi profesión me ayude a destacar este rasgo de la novela pero la forma de tratar el pasado, el secreto que Luis guarda en sus entrañas y todos los miedos que acarrea en su vida es otro de los grandes aciertos que incrementan al máximo la tensión en el lector.

“Última noche en Granada” es todo un hallazgo para el aficionado a la novela negra y también muy recomendable para el lector ansioso de intrigantes historias sazonadas convenientemente con una buena carga de romanticismo. No dejen pasar la oportunidad de pasar esa última noche en Granada con el amigo Luis Castillo, de la mano del autor Francisco Ortiz.

Fin de servicio S/N

"Última noche en Granada" (Francisco Ortiz, 2009. Mira Editores)

También pueden leer una buena reseña de "Última noche en Granada" por Francisco Machuca pinchando aquí

jueves, 15 de julio de 2010

Recuerdos de Paris...


De la luz a Montmartre

"Como una rata que huye del río negro
de las llamas, de la luz, de la ciudad incendiada
allí donde no llegan los destellos de Eiffel
y la lluvia se derrama susurrante y gris
en un Café llamado “La Antiquaire”
comencé unos versos para ti

Como un clochard al que no afecta su bebida
de los coches, de los puentes, de los grandes bulevares
allí donde no llega el oro de Concordia
de charcos de agua potable, de cenizas, de las brasas
bajo la cúpula de Sacré Coeur
huí de los versos sin sentir

Montmartre sigue guardando toda su magia
Puede que la vendimia sea mejor este año
Puede que la ciudad escuche el eco de los artistas
Allí donde reluce la última ascua de la noche
allí donde callan los rumores del incendio
hablan las voces que viven en el pasado

Pero ya queda lejano desde este rincón
el rebelde animal que habita bajo el asfalto
ya se pierde en la niebla, ya no grita bajo mis pies
Aquí no llega la vigilante mirada
de esa quimera amenazante y envidiosa
que desde la cúspide de la catedral
sueña con arrebatarnos nuestras propias quimeras
Aquí sólo muere el mal, muere el bien y renace todo

Hay un hombre que duerme en las aceras
justo frente al Café más lujoso de la ciudad
pero nadie le hace caso
Puede que nunca encuentre otra oportunidad
puede que su error fuera acercarse demasiado a la luz

Mientras aquí, los hijos del infortunio
poetas que tiran versos a la basura
pintores que nunca han vendido un cuadro
brindan con el vino que nunca podrán pagar
Por esa canción que resuena en las alcantarillas
por esos versos que soñaron con Le fígaro
por los trazos que una vez se imaginaron en el Louvre
por todo lo que se borra en las edades
de este asfalto, de estas calles antiguas
La ciudad crepita lejana junto al pájaro en llamas
sobrevolando bajo las viejas criptas
soñando con la gárgola monstruo
que intenta canalizar toda una vida

Y, al fin, ya es medianoche, ya termina el metro
Me lo dijo un borracho:
‘A las doce se acaban las estaciones que asaltar’
Siempre nos quedará un pasado más glorioso
el del último cigarrillo que no se llegó a prender

He huido y la ciudad queda atrás
Es un lejano resuello agonizante que se abrasa
que a penas se percibe desde esta plaza
Mi mundo es una gran cúpula blanca
de noche encerrada, de soñadas esperanzas
talladas con ese imaginario cincel
pincel que dibuja lluvia y pide otro pastisse
en un Café llamado “La bella Aurora”
donde comencé estos versos para ti."


Pues con este poema, amigos, celebro mi cumpleaños número veinti-todos. Si pudiera realizar un deseo sería volver a perderme por las calles de Paris. Un día me perdí y creo que por inercia acabé en ese río tan grande que tienen allí. Alguien me pilló con cara de ¿Pero qué hago yo aquí?:

Pero, siguiendo el mapa una vez más, no me pregunten cómo pero acabe en este otro lugar:

y ¿qué buscaba yo por el Moulin Rouge?. Pues... nada de lo que piensan. Buscaba una actuación de Ella Fitzgerald pero llegaba con décadas de retraso. Tampoco me apetecía seguir caminando por el Boulevard Clichy, así que bajé hasta Place Pigalle y volví a coger el metro. Pues nada, amigos, el que me vea por la calle hoy será invitado a un martini por mi cumple. Al que no lo vea... que se tome uno a mi salud y ya arreglaremos cuentas.

martes, 13 de julio de 2010

Lady in the lake (Robert Montgomery. 1947) EL ESPECTADOR EN LA PIEL DE MARLOWE


Efectivamente, como he escrito deliberadamente en el título, estamos ante un novedoso experimento que realizó Robert Montgomery (el papá de Elizabeth Montgomery, la mítica "Embrujada") en 1947 sobre la novela del mismo título que Raymond Chandler publicó en 1943, su cuarta novela. Robert Montgomery rodó toda la película en plano subjetivo, con lo que el espectador es testigo del desarrollo de los acontecimientos en primera persona, a través de los ojos de Philippe Marlowe. Con este recurso narrativo el espectador está más limitado pues sólo puede ver lo que Marlowe ve y no el plano de toda una habitación con todos los personajes, como ocurre en las demás películas. Esto quiere decir que si Philippe Marlowe es atacado por la espalda, no veremos al enemigo pero sí sentiremos la tensión y el peligro del momento, metiéndonos en la piel del detective. Así también el espectador tiene la oportunidad de seguir con Marlowe el curso de la investigación pura y dura. Debo decir que me sorprendió el considerable aumento de misterio y suspense que se consigue con esta técnica narrativa.

La película comienza con Philippe Marlowe (Robert Montgomery) hablando directamente al espectador, frente a la cámara. En este monólogo Marlowe nos explica que ha decidido dejar de lado la investigación para dedicarse a escribir novelas policiacas y que, en ese momento, se dirige a una editorial. Cuando termina esta explicación del personaje protagonista, la cámara se convierte ya en subjetiva y será así hasta el final de la cinta. Sólo veremos la cara de Marlowe cuando éste se mire en un espejo o, accidentalmente, pase por delante de uno. El efecto de mirarse al espejo, hablar por teléfono e incluso besar a una mujer está muy bien resuelto técnicamente en la película sin abandonar ni un sólo instante la cámara subjetiva.


Aunque sólo sea por esta razón ya merece la pena su visionado pero, además, estamos ante otra gran historia de Raymond Chandler llena de crímenes, chantajes y bajas pasiones aunque se diferencia del resto de sus novelas porque esta vez no son personajes adinerados quiénes las sufren. La adaptación del guionista Steve Fisher es estupenda pero yo destacaría sobretodo el trabajo de actor-director que desempeña Robert Montgomery teniendo en cuenta que fue la primera película rodada íntegramente en cámara subjetiva si no es incorrecta mi información. A continuación una muestra de la película:

GRACIAS POR HACER REALIDAD UN SUEÑO TAN ANTIGUO


Sinceramente, ya sé que esta entrada no casa para nada con la temática habitual de este blog pero no he podido evitarlo y me siento con el deber de escribir algo. El día once de julio fue uno de esos días que no olvidaré mientras viva, una noche mágica en la que se hizo realidad un sueño muy antiguo. Recuerdo a mi abuelo, contándome las hazañas de Carlos Lapetra, de Gento y Di Stéfano, de una selección española que jugaba bien pero siempre fallaba en los momentos importantes de un mundial. Recuerdo cómo le gustaba el fútbol, de qué forma tan pasional lo vivía. Incluso la temporada que pasó trabajando en Buenos Aires se hizo aficionado al River Plate y acudía a los partidos. Recuerdo todo eso y pienso cómo hubiera reaccionado si hubiera visto a España proclamarse campeona del mundo. Por eso, quiero dedicarle a él todo lo que ayer sentí y las lágrimas de alegría que me hicieron derramar. Ayer Andrés Iniesta, con esa bota prodigiosa, cumplió un sueño muy antiguo que llevábamos soñando demasiado tiempo. Pero no sólo quiero destacar que España fue campeona. Más bien quiero decir cómo fue campeona. Nuestros chavales respondieron a la violencia, a la falta de ideas, a la dureza y al juego nulo de los holandeses con clase, toque, velocidad, con un fútbol sensacional y con una lección de cómo comportarse en el terreno de juego. La selección española jugó como los ángeles (todo el mundial) y fue la única merecedora del título. Por otro lado, Andrés Iniesta es el prototipo de todo un caballero fuera y dentro del campo, un muchacho de una calidad humana increíble. Marcó el gol que nos hizo campeones y además se lo dedicó al tristemente desaparecido Jarque. En la entrevista, justo después del partido, Andrés rompió a llorar y todos con él. Así es nuestro fútbol. Por todos los que soñaron con ver a España campeona del mundo y se fueron sin poder ver su sueño hecho realidad, por todos ellos va este triunfo. Recordaremos siempre este día.
MUCHAS GRACIAS A TODOS LOS JUGADORES DE LA SELECCIÓN ESPAÑOLA POR CUMPLIR UN SUEÑO

y ahora sí, volvemos al cine...

domingo, 11 de julio de 2010

Mis libros favoritos: "La leyenda del santo bebedor". Joseph Roth (1939)


Un gran amigo, que me conoce bien, llevaba mucho tiempo diciéndome que debía leer "La leyenda del santo bebedor" (¿por qué será...?). Con motivo de mi viaje a Paris este amigo, directamente, me regaló el libro. Desde aquí debo agradecer que me descubriera a Joseph Roth y a una obra tan original. "La leyenda del santo bebedor" es la última obra que publicó Roth (en 1939) y es un relato que narra la decadente vida de Andreas, un clochard que duerme bajo los puentes del Sena y habita las callejuelas y los Cafés de Paris. Andreas es un "hijo del infortunio" con un pasado oscuro que, a medida que avanza el relato, se va desvelando para un lector cada vez más atraído por este vagabundo que, a pesar de serlo, no está exento en absoluto de honor. Poco a poco vamos descubriendo los fatídicos hechos que le llevaron a pasar por la cárcel y a perderlo todo, hasta el perturbado amor por una mujer fatal. La historia engancha no sólo por lo que se cuenta sino también por el ambiente gris y bohemio en el que se desarrolla. A lo largo de sesentiocho páginas, de lectura rápida, se nos narra la imposibilidad que Andreas encuentra para saldar una cuenta pendiente con el cepillo de Santa Teresa de Liseux, en la iglesia Sainte Marie de Batignolles. Al pobre Andreas no le dura nada el poco dinero que puede conseguir y cuando lo tiene, muchas veces el propio azar le lleva a gastarlo más rápidamente de lo que vino, bien sea en su adicción al alcohol o en pequeños lujos que un hombre como él no se puede permitir. Entre botellas de absenta, Cafés oscuros, malas compañías femeninas, amigos falsos y calles grises de Paris discurren las tristes peripecias de este clochard con un futuro casi sentenciado. En la vida que lleva este clochard algunos creen ver "una parábola de la falta de dirección de Europa en un determinado momento de la historia" (Juan Antonio González Fuentes). Joseph Roth está considerado uno de los mayores escritores centroeuropeos del siglo XX y su obra fue reconocida póstumamente. Murió en 1939 consumido por el alcohol, sumido en un profundo delírium tremens lo que nos hace pensar inequívocamente que "La leyenda del santo bebedor" contiene una fuerte carga autobiográfica. Desde luego, no es lo mismo leer esta obra después de haber estado en Paris pues así puedes perfectamente situarte en todos los lugares que el autor va describiendo a lo largo del relato. Una obra totalmente aconsejable que, como Marta Navarro anunció en su blog, será representada como obra teatral del 7 al 11 de julio en el Teatro del Mercado de Zaragoza (Plaza Santo Domingo).

Libro recomendado: "La leyenda del santo bebedor" (Joseph Roth. Ed. Anagrama)

viernes, 9 de julio de 2010

La sonrisa que se esfumó (Relato breve)

La madrugada se extendía larga e interminable. La luz del neón que anunciaba con su vulgar zumbido “The white horse” volvió a apagarse a la hora que empiezan a desvanecerse las estrellas y Andrés se volvió a ocultar detrás de los coches, esperando que saliera su novia. Andrés tenía que ocultarse todas las noches, pues al jefe no le gustaba que su mejor chica hiciera horas extras gratis, fuera del trabajo. Pero esa madrugada parecía no querer convertirse en día, algo diferente flotaba en el ambiente. En efecto, su chica salió con el semblante triste y cansado de todos los días. Cuando hubo caminado una distancia prudente, apartada del club, Andrés salió a su encuentro. Pero esta vez el encuentro fue diferente. La chica miró fijamente a Andrés y dijo que esa era la última noche; alegó que se sentía fatal por hacerle pasar al hombre que más quería estas calamidades y que, por otra parte, nunca podría dejar ese trabajo. Así, el destino obligó a Andrés a dejar atrás un amargo pasado y a escapar de su ciudad natal lo más lejos posible.

Nuestro amigo Andrés se encaminó a una ciudad lejana y gris con la idea de buscar una nueva aventura pero, al llegar, la aventura le encontró a él. Fue una pesada tarde de julio en la que nuestro amigo, cansado de caminar, hizo una parada en una grande y vieja casa. Al entrar en ella contempló con admiración todos sus lujos, sus luces, su magnitud y sintió mucho miedo por creer que no estaba a la altura de todo aquello. Pero justo cuando estaba a punto de abandonarla le ocurrió algo que ni siquiera hubiera podido soñar. Entre la muchedumbre divisó a una mujer tan especial que creyó no haber visto nunca nada igual. Su mirada parecía encerrar muchos de aquellos sueños que la vida le había obligado a abandonar y su sonrisa era tan breve que, tras unos segundos de contemplarla, parecía esfumarse por completo de su rostro sin haber dejado huella en él. Andrés se enamoró por completo pues, si la sonrisa no había dejado huella en el rostro de la mujer sí lo había hecho en su corazón. Decidió aguardar a que la muchedumbre se fuera dispersando para poder presentarse a aquella chica que, por otro lado, parecía la más famosa del lugar. Al final, cuando la casa estaba a punto de cerrar, se pudo acercar a ella pero lo único que pudo hacer al contemplarla de cerca fue pedirle que nunca dejara de sonreír. Andrés se sintió fatal por no ser el primero en haberla visitado aquél día. Él quería ser el primero y no aguardar a que el local cerrara para poder verla a solas. La experiencia de su pasado le sugería que ese no era un bonito plan. Así que nuestro enamorado decidió dormir en los jardines de la casa para, la mañana siguiente, ser el primero en visitar a su musa. El frío nocturno de julio no existía pero sí el pegajoso calor que el gran río desprendía en la madrugada. Una vez renacido el sol, las piedras de la ciudad cobraron vida y las quimeras parecían hacerse realidad. Poco a poco se comenzó a observar movimiento dentro de la casa. Mirando hacia la habitación de la muchacha vio cómo se encendía la primera luz de la mañana. Pronto abrieron las puertas y él fue el primero, al fin, en entrar a su alcoba. A partir de entonces siguió haciendo lo mismo noche tras noche, tras noche, tras noche… hasta que al final comprendió que aquella sonrisa seguía esfumándose siempre del rostro de la mujer, por mucho amor que él le diera. El tiempo pasó y la resaca duró años. Hoy Andrés sólo recuerda que aquella musa de sonrisa esfumada se llamaba Gioconda.



A continuación, la quimera más famosa de Notre Dame, la estirga:

Muchos las llaman gárgolas. Realmente las gárgolas son los salientes que, a ambos lados de las fachadas, están destinados a evacuar agua. Normalmente éstas también adquieren formas monstruosas. Las quimeras son simplemente esculturas de seres fantásticos que, por ejemplo, en Notre Dame adornan las partes más altas del edificio, las torres. La galería de quimeras de Notre Dame está diseñada por Viollet-le-Duc. La estirga parece contemplar maravillada los cambios que afectan a la ciudad a lo largo de los siglos.

miércoles, 7 de julio de 2010

Cineuá (Julio-Agosto 2010)


Aquí tenemos una nueva edición de la revista de cine Cineuá que esta vez repasará el cine de género. Desde aquí el agradecimiento a todos los que hacen posible esta revista y a su creador Nicolás Ruiz porque cada vez esta publicación presenta mejor aspecto. A continuación los nuevos artículos que podemos encontrar:

"Shutter Island: Las heridas profundas de Martin Scorsese" (David Tejero)

"La Horde: La ira hambrienta" (Nicolás Ruiz)
"Lake Mungo: La verdad es un fantasma" (Nicolás Ruiz)

"Zombis nazis: el humor necesario" (Nicolás Ruiz)
"Lost: You all everybody" (Nicolás Ruiz)

"Trouble everyday: Género sin corsés" (Mónica Jordán)

"El documental: Historia y estilo" (Eloy Domínguez)

"El sol siempre se pone por el Oeste" (Marcos Ortiz)

"Rob Zombie: profeta del terror que está por llegar" (José Angel de Dios)

"Lost: Bonnie y Clyde recluídos en una isla (Julio C. Piñeiro)"
"La jungla de cristal: Yippee Ki-Yay… motherfucker!!!" (David Tejero)

"Lost: Letras perdidas" (Alfredo Manteca)
"Hijos de los hombres: Un recodo de esperanza" (Mónica Jordán)
"El sueño eterno: En el rincón más oscuro del noir" (Marcos Callau, "servidor")

domingo, 4 de julio de 2010

Pequeñas joyas del cine español: "Ninette y un señor de Murcia" (Fernando Fernán Gómez. 1965)


Pues sí amigos, ya casi había olvidado el infierno de julio en Zaragoza pero hoy ha caído sobre mí como una plancha de plomo ardiendo en un día extremadamente caluroso. El calor de Paris que he podido conocer estos días, a pesar de ser intenso, no es comparable al zaragozano y además la temperatura descendía notablemente al atardecer, cuando el cielo parisino solía nublarse. Una de las madrugadas que pasé en esa inmensa ciudad hubo una tormenta muy fuerte lo que provocó que el ambiente se refrescara al día siguiente y la estancia en Paris fuera en definitiva muy agradable en lo que al clima se refiere. Por lo demás, aún estoy con la resaca por la cantidad de maravillas que mis ojos han visto y que contaré poco a poco. De momento me parece muy apropiado, para la vuelta al mundo virtual, hablar de "Ninette y un señor de Murcia", película en la que el pobre Fernando Fernán Gómez hace todo lo contrario a lo que yo hice en Paris, quedarse todos los días encerrado en la pensión donde había alquilado una habitación. "Ninette y un señor de Murcia" es una espléndida adaptación cinematográfica de la homónima obra que Miguel Mihura estrenó en 1964. Miguel Mihura, que ya tenía en su currículo obras tan espléndidas como "Tres sombreros de copa" o "Maribel y la extraña familia", consigue con esta obra una estupenda crítica de la sociedad franquista española y la ausencia de libertad a través de la figura de Andrés (Fernando Fernán Gómez, en la película), un murciano que escapa a Paris en busca de una aventura de esas que en España estaban prohibidísimas. Fernando Fernán Gómez la llevó como director y protagonista a la gran pantalla con un acierto similar al de Mihura, con sobrada inteligencia para burlar la censura española que por aquella época solía mutilar las obras cinematográficas y teatrales. Andrés, como dije, viaja a Paris en busca de una aventura y de esa libertad que a priori disfrutaban en Francia y que en España casi ni se soñaba. En Paris contacta con su amigo Armando (Alfredo Landa) quien le consigue una habitación en una casa que regenta un matrimonio comunista exiliado de la guerra civil. Allí conocerá a la hija parisina del matrimonio español llamada Ninette (Rosenda Monteros) de la que se enamora perdidamente. En la primera escena Ninette invita abiertamente a Andrés a "hacer el amor" y acto seguido Andrés la coge en brazos entrando a la habitación y cerrando la puerta. Teniendo en cuenta que estamos en 1965 y en España, esto es tremendo. Imagino que a los censores se les pasó esta película.

En definitiva Andrés no sale de la habitación ninguno de los días que está en Paris poniendo cada vez una excusa distinta y con el consiguiente mosqueo de su amigo Armando que, interpretado por un Alfredo Landa en estado de gracia y contando con unos diálogos geniales, no para de provocar la risa en el espectador. Por otra parte en la figura de Andrés, encerrado en esas cuatro paredes sin poder salir a ver Paris, podemos ver al español que en aquella época estaba encerrado en España privado totalmente de toda libertad. Además Andrés y Armando con sus diálogos no dejan de nombrar Place Pigall y Mouline Rouge, las zona de turismo sexual de Paris por excelencia. Los padres de Ninette están interpretados por Aurora Redondo y Rafael López Somoza, también de muy acertada elección. Éstos montarán en cólera cuando se enteran de que Ninette espera un niño de Andrés. Estamos sin lugar a dudas ante una de las mejores comedias del cine y el teatro español en mi opinión. Fernando Fernán Gómez y Alfredo Landa llevan todo el peso de esta comedia con unas interpretaciones magistrales y yo, la verdad, nunca me canso de verla y reírme con ella.

Más tarde, en 1984, se creó la serie para la televisión con Juanjo Menéndez en el papel protagonista repitiendo Alfredo Landa el papel de Armando y Victoria Vera como Ninette pero ya no fue lo mismo. Después vino la película de Garci que aún no he visto.

Bien, tras volver de esta manera tan cinematográfica de Paris les dejo con una de las fotografías de este viaje que, les puedo asegurar, nada tuvo que ver con el del murciano Andrés. En l rpimera fotografía vemos la Torre Eiffel, los Campos Elíseos y la Torre Montparnasse desde lo alto del Arco de Triunfo. En la segunda fotografía, la inmensa Sacre Coeur de Montmartre, el barrio más bohemio y que más me cautivó de todo Paris.