Horizonte inexistente
“Eres la noche lenta y el día escaso
la estación abandonada
de cristales rotos, de fantasmas pasados
de viajante con billete
a tu vía muerta, a tu ninguna parte
del vagón dormido,
hotel del sin techo caminante,
de la ausencia del ruido
sin voces por el andén
Eres el horizonte inexistente
la roca elevada contra el cielo
-dijo el poeta-
Un pueblo estancado en un sueño
en un ayer más glorioso
de un instante en que la voz se alzó
donde hoy llora el silencio
donde sólo ulula el viento
Noche lenta y día escaso
dime acaso
si alguien quisiera habitarte
sumido en tu sombra, mi pueblo fantasma.
Explícame entonces
cómo es que nunca puedo marchar
sin antes visitarte
Eres la noche lenta y el día escaso
un eterno amanecer
fundido en el ocaso.”
“Horizonte inexistente y roca elevada contra el cielo” son versos que José Antonio Labordeta dedicó a Canfranc en su poema “Canfranc” del poemario “Cantar y callar", referidos sin duda a las pocas horas de luz que disfruta este pueblo, hundido entre montañas. A continuación publico unas fotografías de la Plaza Mayor de Canfranc. En ella se puede admirar un vagón antiguo extraído de la vieja Estación Internacional. En la misma plaza se puede ver ondear aún hoy la bandera tricolor republicana, lo que nos ofrece una idea de lo que este pueblo fue en un pasado no muy lejano y lo que todavía es hoy.

El siguiente poema está dedicado a Jaca y a mi abuelo Ambrosio Callau Romero, natural de esta ciudad.
Rencuentro
Y una noche más me encuentro aquí.
Porque no estoy perdido y me reinvento
y descubro que la noche no es obscura
ni se pinta negro el horizonte.
Camino los senderos que caminaste
horadando tus palabras
hollando tu recuerdo
y pienso lo mismo que tú pensaste
ante el viejo campanario
y el mar inexistente.
Una noche más camino y prospero
entre este frío de octubre
que cubre mi espalda
camino y espero
que llegue la mañana sin niebla
y la vista del águila
que descubra todo aquello
que ayer no supe ver
Y en efecto, llega la mañana
pura y blanca y brillante
como llanto de niña
como lluvia en el campo.
Llega la mañana
y me encuentro contigo
con tu sombra
algo borracha y contenta y reluciente
en la barra del bar
como nieve en las cumbres
Al fin, llega la mañana
limpia y clara y sencilla
la niebla que necesito
para poderte recordar,
el lugar donde habito
para poderme encontrar.