que, en tus ojos, la declaración de tu mirada.
Las tardes en aquel Café, Musical, sin más música
que, en tu sonrisa, el sonido de mi felicidad,
se fueron diluyendo , lentas,
como una pequeña llama temblorosa
al borde del candil.
Fueron todos momentos soleados
de primaveras soñadas y veranos apaciguados
Pero, como cada luna, duró un segundo;
el tiempo que tarda en caer una máscara
de un rostro de invierno.
Y abril fue añil y hubo lluvia,
leve pero triste, sobre tus pupilas.
Creo que en ese instante
el mundo dejó de girar y de importar
y dejó de avanzar también la vida
Anocheció en El Musical y fue el silencio,
melodía de tu ausencia.
Pausa eterna.
Sonó el despertador, el de la antigua vocación,
pero no me dio la vida,
esta vez no,
y tampoco fue un dios.
y tampoco fue un dios.
Encontré con él
una habitación en ruinas y un espejo roto
que, al fin, devolvió mi reflejo.
Ahora dime
¿Crees que será demasiado triste
"Tesoros" (Antonio Vega)