sábado, 25 de julio de 2009

Separate tables ( Delbert Mann. 1958)


En el interior de las cuatro paredes de un lujoso Hotel decorado a la manera antigüa se desarrollan las diferentes vidas de varios huéspedes que suelen coincidir a la hora de comer o cenar en el Gran salón. Cuando se cuenta con el talento de todas las estrellas que aquí coinciden el trabajo realizado por el director Delbert Mann se debe de convertir en un juego de niños maravilloso. David Niven fue premiado con el Oscar al mejor actor por su papel en la piel del Mayor Pollack, un militar retirado con una gloriosa hoja de servicios que teme por su pasado, una turbulenta historia que no debe salir a la luz. El Mayor Pollack busca algo de afecto en los bondadosos ojos de Sybill, una tímida huésped del hotel que vive dominada por la vigilante imágen de su madre y que protagoniza a la perfección Deborah Kerr. La atracción es mútua y quizá más intelectual y espiritual que física por el gran interés y admiración que el Mayor porvoca en la muchacha. Una muchacha solitaria de vida mediocre encuentra fascinación en un hombre que ha recorrido medio mundo con historias y aventuras de película. Al mismo tiempo que se nos ofrece esta historia también se desarrolla el mundo de los demás personajes. Burt Lancaster es John Malcolm, un hombre atormentado por una mujer fatal (su exmujer) que busca tranquilidad y soledad, busca recuperarse tras su adicción al alcohol entre las paredes del hotel. Pero un malogrado día aparece "Ella" para volver a enturbiar su mente. "Ella", cómo no, es Rita Hayworth y como siempre se le da genial el papel gildístico. Esta relación de amor-odio discurre a bofetadas y rayos de tormenta durante toda la película. Una relación destructiva que se desarrolla ante la resignada mirada de la dueña del hotel que, a su vez, mantiene una relación secreta con John. El papel de la dueña de Pat Cooper, la dueña del hotel, lo interpreta Wendy Hiller y le valió para ganarse un Oscar a la mejor actriz de reparto. El reparto se completa con el siempre correcto Rod Taylor, Gladys Cooper (en el papel de madre dominante), Cathleen Nesbitt, Felix Aylmer, Audrey Dalton, May Hallatt y Priscilla Morgan. Es una película maravillosa, llena de encanto desde el principio hasta el final y llena de actuaciones asombrosas de esas que te dejan clavado en el sofá deseando que nunca acabe la película. Burt Lancaster está perfecto en su papel de hombre atormentado. Rita Hayworth, como siempre... porque siempre le fue bien en este papel de mujer fatal. Gladys Cooper se hubiera merecido un Oscar en su papel de madre dominante que finalmente es vengativa al descubrir la historia oculta del Mayor Pollack. La escena final es estupenda, histórica, cuando el Mayor Pollack decide hacer frente a la realidad y quedarse definitivamente en el hotel a pesar de que su historia haya salido a la luz. El motivo para quedarse es simple y está en esa muchacha que, al parecer, ha defraudado pero para la que sigue siendo un modelo fundamental y una pieza básica en su vida. Cuando el Mayor Pollack atraviesa tímidamente y avergonzado el salón para sentarse a comer vemos a un David Niven insuperable. Es emocionante ver cómo todos los huéspedes, que conocen la historia, lo reciben amablemente dándole esa segunda oportunidad a la que todo el mundo tiene derecho. También es emocionante ver cómo la muchacha Sybill termina por superar la dominación de su madre gracias al Mayor Pollack. La escena del comienzo de la película, con una cámara introduciéndonos por la ventana al interior del hotel, es la misma escena con la que finaliza pero al revés. En definitiva creo que esta película es otra obra de arte y una gran muestra del actorazo que fue David Niven.

3 comentarios:

Vivian dijo...

Creo recordar que fue aquella vez que escribiste sobre “El hombre de Alcatraz”, cuando a propósito de Lancaster mencioné esta película.
Emocionante, has utilizado varias veces esa palabra, y creo que la película es así, un collage sobre las emociones de esos personajes que más que vivir sobreviven al día a día y que conmueven al espectador.
Me gustó pasar hoy por aquí y descubrir que en esta película también coincidimos, porque esta película es especial para mí, más allá de su calidad como película.
Una alegría volver a disfrutar de tus entradas sobre cine clásico, ese que tanto nos gusta a los dos.

Un beso

Anónimo dijo...

Una obra muy notable. Delbert Mann, fallecido el año pasado, por cierto, ha legado al cine pocas pero muy grandes obras, como ésta o la genial "Marty", por ejemplo.

pepa mas gisbert dijo...

¿Que más podría decir después de leerte?. Nada, no puedo añadir nada.
Solo quizás, un texto emocionante.

Saludos