sábado, 10 de abril de 2010

Key Largo (John Huston. 1948)


Sí, es un tópico, pero no puedo evitar comentar este prodigio de película. Creo que ya sobrepaso la decena de veces que he visto esta obra y nunca me canso de hacerlo. John Huston despliega todas sus armas para demostrar cómo una película cuya mayor parte de rodaje transcurre en una misma habitación (o en una misma casa) no sólo carece de lentitud sino que resulta dinámica, ágil y los hechos se van sucediendo como golpes de evolución magistrales en todos los personajes que van calando hondo en el espectador. En esta obra maestra del cine, a la siempre eléctrica pareja Bogart-Bacall se le suman los gigantes interpretativos Lionel Barrymore, Edward G. Robinson y Claire Trevor. Es un placer observar el enfrentamiento cinematográfico de dos gigantes como Bogart y G. Robinson.

La película está basada en la obra de Maxwell Anderson (1939) adaptada para el cine con guión del propio John Huston y Richard Brooks. La música, una vez más, corre a cargo de Max Steiner que aquí (y...¿cuándo no?) desempeña un papel fundamental. John Huston comienza magistralmente la historia situándonos al lado de Frank McCloud (Humphrey Bogart), un veterano de guerra cuyo único propósito consiste en cumplir una promesa: visitar a la familia del compañero que murió a su lado en el campo de batalla. La única familia que le quedaba al desafortunado soldado era su padre, el señor Temple (Lionel Barrymore), y su esposa Nora (Lauren Bacall) que juntos regentan un pequeño hotel. Pero, al establecerse en el hotel, Frank McCloud se encuentra con la inesperada sorpresa de que la banda de Johnny Rocco ha decidido no sólo hospedarse allí sino también someter a la familia Temple y a él mismo a un secuestro. Johnny Rocco es un famoso gángster en la época de la ley seca y, tras pasar unos años en el exilio, ha llegado a Florida para realizar una operación de transacción de dinero falso. Johnny Rocco, en un soberbio papel de Edward G. Robinson (otro más), se nos presenta como una bestia sin sentimientos, enfurecido y rencoroso con todo el país que años atrás "le dio la patada". Pero la filosofía de Rocco es muy curiosa y no del todo irreal. Rocco, según él mismo cuenta, fue uno de los gángsters que más se aprovechó de la Ley Seca. Llegó a ser tan influyente que controló las votaciones de ciertas elecciones a presidente de los Estados Unidos y llegó a colocar a un hombre de su confianza en la Casa Blanca. Cuando terminó la Ley Seca la propia Casa Blanca, el propio presidente, le llamó "extranjero indeseable y criminal" y se vio obligado a abandonar el país y exiliarse a Cuba. Pues bien, esta historia ficticia que nos cuenta Johnny Rocco mientras le están afeitando, ocurrió más o menos en las elecciones de John Fitzgerald Kennedy, pero ésta vez el extranjero indeseable y criminal fue Sam Giancana. Así que al ver esta película estamos viendo algo más que cine.


Pero, centrándonos en la película, me gustaría señalar la devastadora entrada en escena de Johnny Rocco cambiando por completo desde ese momento hasta el final el ambiente de toda la película. Desde el instante en que Rocco se viste con un batín de seda y sale a la habitación las desesperadas horas de secuestro se pueden cortar con una navaja. El ambiente se hace más denso aún tras el asesinato a sangre fría que Rocco comete sobre un policía que mantenían como rehén. Momentos después del asesinato, se desata una fuerte tormenta de huracán y el viento se mantendrá constantemente hasta el final como telón de fondo para unos diálogos que, cada vez más, parecen fogonazos de un revólver. La intensidad en los enfrentamientos verbales entre Frank McCloud y Johnny Rocco, esto es entre Bogart y G. Robinson, se puede acariciar con la punta de los dedos... más densos que el humo del puro que siempre fuma Rocco. La tensión, como si de una obra musical se tratara, va en crescendo hasta el desenlace magistral dentro de un barquito llamado "Santana", nombre con el que años después bautizaría a su velero en la vida real el propio Bogart. En este final me gustaría resaltar la credibilidad de los hechos. Si hoy en día nos ofrecen en el cine un final así exclamaríamos: "¡vaya fantasmada!". Sin embargo ver al personaje de Humphrey Bogart, con el que el público ya se ha sentido durante toda la película totalmente identificado, resolver esa situación de un modo tan sencillo resulta totalmente creíble. Porque sí, porque está muy bien hecho. Porque Bogart representa al hombre normal y corriente que no había planeado nunca estar en esa situación, porque Bogart somos todos y porque, al final, es nuestro héroe. Esa es la magia de Bogart. Los que recuerden el final, lo entenderán. Sorprendentemente la película solo ganó un Oscar entregado a Claire Trevor como mejor actriz. Está genial como "la chica del gángster" totalmente acabada y alcohólica. En cualquier caso, si repasamos las películas de 1948 ("Portrait of Jennie", "The treasure of the Sierra Madre" del propio Huston, "Hamlet", "Juana de Arco", "The naked city", "Red river", "Easter Parade"...) podemos entender más los resultados. No sé cuánto tiempo aguantaré para volver a ver esta genialidad.

27 comentarios:

Fernando dijo...

Hasta encontrar tus comentarios, tus buenísimos relatos, tus aproximaciones a películas elegidas de entre las mejores, creí que era mi mujer la que mejor me contaba las películas que había visto. Las contaba tan bien que incluso me hizo llorar alguna vez. Amigo,casi no necesito volver a ver esta buena película, si no fuera por no perderme la maravillosa expresividad de Edward G.Robinson. Un fuerte abrazo.

roberto dijo...

Un peliculón, que bien merece volverse a ver... unas cuantas veces.
Excelente entrada, como siempre.

Marcos Callau dijo...

Contar una película de tal forma que llegue a emocionar es complicado y, desde luego, una bonita forma de compartir el tiempo con alguien. Gracias por tus palabras. Desde luego bien merece la pena volver a ver a Edward G. Robinson como Johnny Rocco y escucharle mientras le están afeitando. Una escena genial.

Muchas gracias Roberto. Yo nunca me canso de verla.

Irene dijo...

Cómo me impresionó esta película cuando la vi en mi adolescencia. Magnífica, sin duda. En su día me encantó sobre todo el personaje de Claire Trevor.

Irene (http://rincondecine.wordpress.com)

Marcos Callau dijo...

Por supuesto el papel de Trevor es soberbio. recuerdo cómo canta esa canción en la que acaba llorando tan sólo para ganarse un trago. Gracias Irene.

David dijo...

Estupenda reseña. Desde luego, transmites la pasión que tienes por la película. Película que hace también años que no he vuelto a ver... Me gustó (no tanto como a ti,pero me gustó). Un abrazo.

Elvira dijo...

¡Fantástica reseña, Marcos! Muy interesante, no sobra nada. Y eso que soy perezosa para las entradas un poco largas, aunque quede mal decirlo.

Yo que me resisto a descargar películas... me voy a tener que poner las pilas. :-)

Amaya dijo...

Tendré que volver a ver la película, ha pasado tanto tiempo desde que la ví...
Con tu recomendación se hace imprescindible verla de nuevo ;)

Marcos Callau dijo...

Siempre me he intentado ocupar en transmitir pasión con este blog, así que tus palabras me han gustado mucho David. Creo que hace demasiado tiempo que no la vuelven a poner por televisión.

Gracias Elvira, es un honor que leas mi entrada aunque sea larga. ¿Por qué te resistes a descargar, mujer?... nada, nada a descargar todo lo que se pueda antes de que nos corten el grifo.

Como cmento, Amaya, creo que hace bastante tiempo que no la veo en la televisión (desde ¡Qué grande es el cine! de Garci). Al final la tuve que comprar en DVD.

Crowley dijo...

No sé qué me ha gustado más, la película o tu excelente y pasional opinión sobre ella.
Un saludo

Kinezoe dijo...

Excelente. Aunque parezca que me repito no puedo ni quiero decir otra cosa. Grandísima reseña, amigo, tú sí que sabes transmitir.

"Cayo Largo" siempre me gustó muchísimo. Mucho más, por ejemplo, que la archiconocida ópera prima de Huston que a menudo es citada como la iniciadora del género negro, esto es, "El Halcón Maltés".

Un abrazo.

Marcos Callau dijo...

Muchas gracias, Crowley. A mí, personalmente, me gusta más la película que fue primero y es la inspiradora... jeje. Un abrazo.

Muchas gracias también a tí amigo Kinezoe. Yo también la prefiero a "El halcón maltés" aunque no sea tan especificamente noir.

pepa mas gisbert dijo...

Porque no es el lugar donde se rueda, sino el como y sobre todo, quien.

Un abrazo

Marcos Callau dijo...

En efecto, alma. Edward G. Robinson, Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Claire Trevor, Lionel Barrymore y Huston...¿quién da más?.

Anónimo dijo...

Huston es un director de irregular genialidad, de talento discontinuo. Pero en ésta se marca uno de los mejores manejos del concepto de tensión de toda la historia del cine.
Abrazos.

Marcos Callau dijo...

Efectivamente, Alfredo, si hay una palabra que me viene a la cabeza cuando alguien me recuerda estapelícula es la tensión que va creciendo hasta estallar como la tormenta de huracán que sufren dentro del hotel.

ethan dijo...

La tensión se masca. Es a veces insoportable. Y es que Huston era muy listo. Siempre me he preguntado si Bogart se acordaba de Kayo Largo y, en especial de E.G. Robinson cuando se pasó al otro bando en una peli inferior a ésta, pero muy buena: "Horas Desesperadas".
Saludos!

Marcos Callau dijo...

Es verdad, Ethan, yo creo que sí se acordaría porque cambia totalmente de la imagen que muestra en "Cayo Largo". En "Horas desesperadas" parece incluso más despiadado que Edward G. Robinson auqnue con otro estilo totalmente distinto.

Vivian dijo...

Magnífica entrada, me gustó especialmente tu manera de describir esa tensión que consiguió Huston en la película y que se transmite al espectador consiguiendo que se revuelva en su butaca (o sofá, según los casos)

El tándem Huston/Bogart es uno de esos que los cinéfilos debemos agradecer, por la lista de grandes películas inolvidables que nos dejaron para los amantes del cine, y el duelo interpretativo Bogart/Robinson es de esos que se pueden calificar perfectamente como “duelo de altura”.

Con tu entrada conseguiste que me entraran ganas de volver a ver la película, y eso que yo también, como tú, la he visto más de una vez, pero siempre es una gozada volver a verla.

Un abrazo

Marcos Callau dijo...

Muchas gracias Vivian por tus dedicados comentarios y tus palabras. Es increíble ver a estos dos monstruos cara a cara en un enfrentamiento sin igual. Además teniendo de árbitro a Huston...son palabras mayores.

Bruja Truca dijo...

Muchas veces he pensado verla, pero no sé porque el titulo siempre me ha echado para atrás. Sé que es una excusa muy pobre, pero es la verdadera.
Pues nada, después de haber leido tu reseña y saber que la has visto una docena de veces, me dejaré de tonterias.
Un saludo.

Marcos Callau dijo...

¿El título?... jeje. Bueno, la verdad es que puede despistar. Probablemente se piensa en una isla paradisiaca, playa, calorcito... pero luego descubres que no tiene nada de paradisiaco. Si lo tenía Edward G. Robinson se encarga de borrarlo. Gracias bruja.

atikus dijo...

Es una película grandiosa, con una atmosfera bestial, ciertamenme de obligado visionado tanto por el guión como por los actores un ...al menos pocker de los mas grandes del cine, en concreto del cine negro, el malísimo por excelencia Edward G. Robinson, el mas duro de la historia, Bogart, la chica, Bacall, y un actor cuya familia es de las mas famosas de Hollywood, Lionel Barrymore...pues eso para empezar, jope!

Magnífico post de una enorme peli

abrazos

ANRO dijo...

¡Ya me están dando ganas de volver a verla!...¡qué maravilla de peli!...llevas razón es una de esas obras en las que convergen tantos talentos que te dejan absolutamente sopa.
¡Qué bueno lo de los truenos que suenan a trallazos!
Impensable que alguien que diga amar al cine no haya contemplado esta obra de arte una y mil veces.
Un abrazote.

Marcos Callau dijo...

Decididamente es admirable que habiendo retirado del universo bloggero sigas escribiéndome Atikus, y es algo que aprecio de manera tan enorme que es imposible escribirlo friamente en unas cibrerlíneas. Muchísimas gracias por tu comentario. ¡Qué gran familia la Barrymore!

Muchas gracias ANRO. Lo de los truenos y el ambiente creado con la tormenta de fondo (nunca dejamos de escuchar el viento) es uno de los más densos del cine negro. También ayuda mucho la música de Steiner. Un abrazo.

Néctar dijo...

Sublime, Marcos.
Tú lo has explicado a las mil maravillas, ahora solo me toca volver y volver.

Néctares

Marcos Callau dijo...

Volver, volver, voolveeeeeer ... todas las veces que quieras. Eres muy bienvenida. Me encanta contar con tu Néctar. Muchas gracias.