lunes, 4 de julio de 2011

The stranger (Orson Welles. 1946)

Orson Welles en su ambiguo papel de The stranger
Desde que se celebró la última sesión anual de Libros filmados, a la que lamentablemente no pude acudir, esta obra maestra del señor Welles quedó pendiente en mi haber pues la había visto hacía tanto tiempo que no la recordaba con claridad. De hecho, solía confundirla con The third man (Carol Reed. 1949). Así que, en estos días, he tenido que ver las dos para aclararme un poquito. No obstante, hoy hablaré de The stranger y si queda alguien que no la haya visto todavía, podrá seguir leyendo tranquilamente porque nada importante sobre su final será revelado aquí.
La sombra de Kindler se alarga hastas la cama donde le espera su esposa
 Esta película resulta trepidante desde el ritmo que se establece en su comienzo, cuando vemos a un hombre aparentemente insignificante, huyendo a un país extranjero al que entrará alegando que viaja por motivos de salud. Este hombre llamado Konrad Meinike (Konstantin Shayne), en una secuencia que es un torbellino de luces y sombras, es perseguido por varias personas que le acechan. Meinike consigue llegar hasta Harper, un apartado pueblo de Connecticut, donde al parecer, desea encontrarse con un antiguo camarada. Aparentemente ha conseguido despistar a todos sus persecutores excepto al detective Wilson (Edward G. Robinson) que todavía está sobre su pista. Pero, al entrar en un recinto universitario vacío, Meinike consigue agredir a Wilson y dejarlo fuera de combate. Una vez liberado de su persecutor, se encuentra con Franz Kindler (Orson Welles), antiguo compañero de las SS alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, que vive tranquilamente en Harper, habiendo cambiado su identidad por la de un amable profesor llamado Charles Rankin.
Konstantin Shayne en el papel de Konrad Meinike
Meinike aparece en escena justo el día en que Kindler, bajo la identidad falsa de Dr. Charles Rankin, se dispone a contraer matrimonio con la hija de un juez de la Corte suprema de los Estados Unidos, Mary Longstreet (Loretta Young), para seguir aparentando así una vida normal. En ese primer encuentro y justo antes de la boda, Kindler asesina a Meinike al comprender que este solo ha servido de señuelo para que la comisión de crímenes de guerra, encarnada en el detective Wilson, de con su paradero.
Escena del asesinato de Meinike. Ambos individuos se encuentran rezando y Kindler, mientras implora la piedad de dios, estrangula a su antiguo colega
 Una vez recuperado de la agresión, Wilson decide realizar sus primeras pesquisas empezando por el curioso bar de la ciudad. Wilson sabe que Kindler es un aficionado a los relojes antiguos por lo que decide presentarse en la casa del juez Adam Longstreet (Philip Merivale) aparentando ser otro coleccionista de antiguedades. Invitado a cenar en la casa del juez, Wilson coincidirá en la mesa con Kindler quien aparenta ser el profesor normal por el que se hace pasar. Sin embargo, la charla de sobremesa deriva a la política nazi y es en este punto donde Kindler comete una imprudencia al defender que Karl Marx es judío y no alemán. Esa distinción, que solo sería capaz de hacer un nazi y una actitud cada vez más sospechosa, es la excusa para que Wilson comience a investigar todos los movimientos de Kindler.
Aquí Wilson, sospechando
Loretta Young interpreta perfectamente a una esposa recién casada, enamorada e ilusionada que, a pesar de unas sospechas cada vez más claras, no quiere afrontar la realidad. La tensión de su mirada, en esos grandes ojos claros, va aumentando a medida que avanza la película de forma espectacular. Orson Welles, uno de mis intérpretes favoritos de todos los tiempos, es aquí el asesino cruel que ideó el genocidio y enloquecido por el paso del tiempo, aún confía en el resurgimiento del nazismo. Quizá sea por esta razón que Welles realiza aquí una interpretación más teatral que lo acostumbrado, aunque siempre su manera de actuar es más cercana al teatro. Pero el personaje que más me gusta de toda la película es, sin duda, el detective Wilson. El actor todoterreno, Edward G. Robinson, vuelve a dar con el papel más creíble de toda la cinta. Ya pudiera ser un gángster sanguinario, un detective inteligente o un incauto pintor enamorado de una mujer fatal, Robinson siempre estaba perfecto en cualquier papel que afrontase. Mi admiración por él crece día a día.
El desarrollo de la escena final tiene lugar en el campanario de la torre del reloj
Fotografía publicitaria
Kindler, dentro de una cabina telefónica, está apunto de delatarse

24 comentarios:

39escalones dijo...

Bueno, algunas de las cuestiones que apuntas salieron a relucir en el coloquio. Primero, que se trata de una película de calidad inferior al talento de Welles; segundo, que él fue contratado como actor para ella y que él mismo se autoimpuso como director para aceptar porque de lo contrario pensaba que ya no filmaría más en USA. Por último, que Welles como actor aquí está pasadísimo, ya que con apenas 30 años ha de interpretar a un hombre de 50 y trata de paliar las carencias con histrionismo. Entre las secuencias más talentosas está el comienzo, puro Fritz Lang, y el final, expresionismo alemán en vena. Además, comentamos alguna iconografía nazi que aparece y también algunos detalles sobre cambios de reparto (el papel de Robinson iba a ser una mujer, interpretada por Agnes Moorehead, pero los productores se opusieron) aparte de lo que de real, en cuanto a la postura de Welles ante el nazismo, hay en el guión de la película, basado en un relato de Victor Trivas, un ruso de origen alemán que emigró primero a Francia y luego a USA. En fin, no quiero reproducir el coloquio por escrito, pero dio para mucho.
Abrazos.

Clementine dijo...

A mí me pasa lo que te pasó a ti, Marcos, la vi hace tanto tiempo que aunque sé que me gustó no la recuerdo bien. Tendría que volver a verla, pero sí recuerdo el buen papel de Edward G. Robinson y estoy contigo, es un actor muy convincente en todo lo que hace, a mí me gusta especialmente en "El rey del juego". Welles me parece sencillamente un genio. Besos.

Pepe Cahiers dijo...

Algunos piensan que Welles hizo una interpretación no demasiado buena, que miraba demasiado a cámara. No lo se, no lo tengo muy claro, pero esa muerte final, merece estar en una antología especial.

Myra dijo...

Hola, Marcos. Hace tiempo que no revisado esta peli. Recuerdo su juego de sombras, su maravilloso blanco y negro. No me extraña que la confundas con El tercer hombre. Tiene similitudes como lo de las sombras, su estética es muy parecida. Qué buena esa imagen en que ella está en la cama.

Maravilloso Edward G. Robinson.

Un beso

Gonzalo dijo...

Aunque el propio Edward G. Robinson renegó de esta película en su autobiografía, estoy de acuerdo con que es una maravilla de principio a fin.
Esa tienda-bar con ese dueño tan entrañable es muy original. Toda la historia del reloj y el entorno del pueblo y sus gentes, es algo grande. Y las actuaciones, ¿qué se puede decir?
Robinson era y es de lo mejor que ha dado el cine. Un tipo cuya sola presencia ya hacía interesante cualquier película, y con un registro más amplio que el que cree mucha gente. Hasta las comedias se le daban genial, solo hay que ver Larceny Inc., A Slight Case Of Murder o Brother Orchid. Sus matones, impagables, como Little Caesar o Cayo Largo. Y todos esos papeles tan diferentes entre si como geniales, casos como Lobo De Mar, El Extraño, La Mujer Del Cuadro, Perversidad, Double Indemmnity, Balas o Votos, Odio Entre Hermanos o Todos Eran Mis Hijos. Y también tengo debilidad por lo que hizo en su última etapa, sus actuaciones en films como Seven Thieves, El Premio, Sammy Going South, El Rey del Juego o Soylent Green, fueron soberbias, de lo mejor de su carrera, demostrando que este hombre pudo haber hecho lo que le hubiera dado la gana delante de una cámara. Un genio absoluto.

Marcos Callau dijo...

Pues muchas gracias por trasladar algo aquí de ese coloquio en "libros filmados", Alfredo. La verdad es que tuvimos suerte de que los productores eligieran a Edward G. Robinson en lugar de Agnes Moorehead para el papel de Wilson. Creo que es el gran hallazgo de esta película. Un abrazo.

A mí me gusta en todos sitios, Clementine jejeje (Edward G. Robinson, se entiende) También considero un genio a Welles aunque, como también comenta 39escalones, pasado aquí en cuanto a la actuación. Pero está muy bien dirigida, por supuesto. Besos.

Efectivamente, esa escena final es gloriosa Sr. Cahiers. Es que, hay que ver ¡qué relojito más mal diseñado! jeje. Un abrazo.

Hola Myra. A favor de "El tercer hombre" juega un papel importante Viena. Y es que Viena está retratada de una manera maravillosa en esa película. No sé con cuál quedarme pero creo que en "El tercer hombre" Welles está estupendo en su actuación y su primera aparición, solo iluminado en el rostro, es un hito en la histoeria del cine. Gracias pro pasar Myra. Besos.

Hola Sr. Don Exquisito, bienvenido por este rincón. Fíjate cuántas películas has nombrado de Robinson, qué diferentes las unas de las otras pero en todas está estupendo. El actor completo. Muchas gracias por dejar tu comentario.

Javier dijo...

Conocía el dato de Agnes Moorehead, y no estoy de acuerdo contigo Marcos, creo que le hubiese dado un matiz distinto y muy interesante a la película, aunque El Sr. Robinson borda su papel.
Bueno, sería otra película, y la versión que tenemos siempre me gustó mucho. Algunos críticos la ven como una obra menor de Welles, pero yo creo que es maravillosa.
Y sor Loretta Young tan guapa como siempre.


Saludos.

Marcos Callau dijo...

Efectivamente. Me hace gracia eso de sor Loretta. Lo decía Pumares, y según él, de sor no tenía nda jejeje Creo, Javie,r que como dices, con Agnes Moorehead hubiera sido completamente otra película. Yo es que no me imagino a Endora de señor Wilson jejeje Un abrazo.

roberto dijo...

Me encanta eso de intentar imaginarme un personaje con otro actor u otra actriz... Seguro que en un universo paralelo ocurrió así.

Marcos Callau dijo...

Eso es un relato, Roberto. A ponerse con ello!!!! ¿Qué sería del cine con otros actores? Un abrazo!

Amaya dijo...

Pues tengo que reconocer que, yo no sabía muy bien expresarlo pero, como dice 39 escalones, creo que estaba sobreactuado (fueron las palabras que dije en su momento). Con toda su explicación ya lo entiendo mejor.
Sentí perderme la sesion en Fnac pero, lo resolví acudiendo a la biblioteca. Un saludo.

Amaya dijo...

Me olvidé de decir que, me encantan las escenas del reloj (y, por consiguiente, las fotos que has incorporado a la entrada). Un abrazo de nuevo

Marcos Callau dijo...

Gracias Amaya. A mí la escena del reloj me parece prodigiosa. Si no fuera por la Biblioteca... Besos.

Gonzalo dijo...

Hola Marcos, de un tiempo a esta parte estoy totalmente zambullido en la obra de Robinson. Para mi aparte de que es un actor dificilmente igualable es de los más camaleónicos, hacía de todo y casi siempre con sobresaliente. También me encantan muchos otros actores y actrices de todas las épocas, por supuesto, pero esa voz, esa dicción, esa chispa, su naturalidad y muchas más cosas, no se encuentran muy a menudo, y menos todo junto.
Sobre Welles, hace un rato he vuelto a ver Ciudadano Kane, hacía muchísimo tiempo de la última vez, no se por qué hay gente que dice que está sobrevalorada, se me pasan las dos horas volando.
Ya conocía tu blog desde hace tiempo, aunque es la primera vez que comentaba algo. Seguiré visitándolo.
Un saludo.

El Tirador Solitario dijo...

Recuerdo que en la anterior entrada ya salió a relucir el histrionismo de Welles en este filme.Y algo de eso hay, esas excesivas miradas a la cámara que comentaba Cahiers, y algunos arabescos de ceja que parecían más propio del cine mudo o de malvado de opereta...en cualquier caso la peli está bien, aunque sigo sin entender la pasada de rosca del amigo Orson, aunque quizás tenga algo que ver el desquiciamiento del personaje.
Un abrazo, Marcos.

Marcos Callau dijo...

A mí Robinson me encanta, como ya se puede ver. En "Cayo Largo" o "Little Caesar" es un gñangster despiadado. Nada que ver, por ejemplo, con el tímido personaje de "Scarlett street" o "The woman in the window". No entiendo que se pueda decir que "Ciudadano Kane" está sobrevalorada. Muchas gracias, Sr. Don Exquisito por tus visitas, aunque sean en silencio. Un abrazo.

Sí, ciertamente es achcable al nivel de demencia que tiene el personaje peor, aún así, se pasa. Gracias Tirador. Un abrazo.

David dijo...

Como te he dicho en la entrada anterior, esta la vi hace mucho. Pero la recuerdo perfectamente.
La pista por la que Robinson sospecha (ese comentario de que Marx no era alemán porque era judío) aunque la pronuncie Welles en un tono irónico de una cena amistosa, se me quedó clavada (así como otras secuencias de la peli). Curiosamente no es de las más valoradas de Welles, por las cosas que apunta Alfredo. Pero es entretenida, sin duda.
Un saludo.

Marcos Callau dijo...

Sí, muy entretenida. Es una joya, aunqu Welles esté algo histriónico y desde luego, Edward G. Robinson...¡siempre merece el Oscar! Gracias por pasar, David. Un abrazo.

abril en paris dijo...

Yo tambien la recuerdo por esa frase de Marx y por el reloj pero me ha despertado el gusanillo de revisarla.
Personalemnte me quedo con El Tercer Hombre que me parece genial, fotografia, diálogos, escena final, música..¡ en fin todo !
Pero sin duda Edward G. Robinson es un actor como la copa de un pino..
¡ esa cara, ese cigarrillo ese gesto inconfundible..! Welles tampoco es que se quede atrás..pero si tengo que elegir me quedo con el primero.
¡Estupendas fotos pero sí que nos spoileas la peli..ja ja :-) !

Un abrazo, Marcos.

Marcos Callau dijo...

Yo también me quedo con "El tercer hombre", Abril y con Robinson. Creo que se nota mi debilidad por este actor. Un abrazo y gracias por pasar. Sí, spoileo un poquito jejeje

ATTICUS dijo...

Robinson esta como siempre,genial,su maravillosa presencia hace de cualquier pelicula un lujo,en esta su interpetacion le da ademas una credibilidad que Wells no consigue.
Yo tambien creo que Wells era un buen interprete,aunque no lo puse nunca entre mis favoritos,es de esos actores que son necesarios pero no me atraen tanto para destacarlo por encima de otros.

Marcos Callau dijo...

Es que Welles lo era todo: actor, director, guonista... era un genio. Pero pruamente como actor, Edward G. Robinson no tiene rival. Un abrazo Atticus.

Licantropunk dijo...

Muy buena tu entrada. Welles es un filón: cada película suya con la que topo es una mina de genio. Y volver a las que ya hemos visto es repasar la materia: las fuentes. El trío protagonista de "El extraño" es impresionante. Bueno, cuarteto protagonista: ese reloj.
Saludos.

Marcos Callau dijo...

Muy bueno lo del cuarto protagonista, Licantropunk. La verdad es que es un trío insuperable y sí, Welles es una mina de genio. Gracias por pasar. Un abrazo.