sábado, 28 de agosto de 2010

Noches de agosto


Agosto implacable

"Hoy agosto se ha desplomado
como una plancha de infierno
El sol en el cielo blanco y luminoso
es un implacable asesino
sin piedad por las almas
estancadas en invierno

El asfalto en el suelo, derretido y fangoso,
es una trampa mortal
sobre la que resulta complicado caminar
Yo, como siempre, he desafiado al calor
y he salido a la calle, como un escultor
de quimeras y esperanzas
confeccionadas con base de hielo

Agosto, implacable
me enseñó cómo dejar de soñar"




Noche de agosto


"La noche de agosto alivia añil
el calor que derritió el asfalto
Tú yaces desnuda encima de las sábanas
diosa vestida de luna, de estrellas,
de azul cobalto
y en tu breve universo interior,
donde me fascinas,
guardas melancolía y suspiras

Confeccionada eres de noche y esferas
de rocío en la lluvia de abril
Eres la belleza hecha pecado
el cielo del techo del infierno
Eres el amanecer, trasfondo de tinieblas
cuando ocupas tu lugar entre mis brazos

Cuando ayer por la tarde fuiste agua
y arena la distancia, hecha soledad,
yo me convertí en las huellas que caminan
para adentrarse en el mar"

lunes, 23 de agosto de 2010

Noche de teatro


En esa lúgubre hora de la madrugada
cuando el silencio es tan denso
que no se puede despistar
algunas sombras del pasado,
siempre presentes en la habitación,
persiguen tu sueño para mantenerte despierto
y así arrastrarte otra vez a escena

Es la misma vieja función, los mismos viejos chistes
el mismo diálogo que aprendiste de memoria
de tanto repetírtelo aquella noche
ese guión que llegaste a creer
por no tener una roca firme a la que aferrarte

Las candilejas hacen crecer los recuerdos
El telón asciende
y descubre así tus cartas marcadas,
tus trampas y mascaradas, tu juego sucio
Ese telón vuelve a dejarte desnudo
otra vez ante tu público hostil

A medida que avanzas por el paisaje
vas reconociendo todo como parte tuya
como un anciano que regresa al hogar
como una porción de la que nunca te podrás desprender
El crujir de las tablas, el calor de los focos
tu vestuario raído, tu personaje carcomido
el color del ruido cuando el clamor no se ha consumido
el colorido de una mancha en negro fundido
el abismo y el honor herido
cuando el público no para de aplaudir

Lo peor de todo es que tu papel
no era el de un bufón
si no el de un galán
con fotograma de beso al final
Lo peor de todo es que el mundo ignora qué sucede
cuando el último foco se apaga
qué ocurre cuando un teatro vacío
está lleno de sus sombras
Pero lo cierto es que, al tiempo que la luna
se deshace en un charco amarillo
con delirios de azul,
la escena se enciende y revive
aquí en mi habitación
Es el mismo viejo guión, la misma vieja función
el mismo viejo diálogo, los mismos viejos chistes
donde una y otra vez la broma terminas por ser tú

Es así como paso yo últimamente
mis elegantes veladas de teatro para uno,
sumidero de sueños en cloacas de lujo,
noches que a duras penas terminan
donde sólo el asesino de sombras
penetrando insaciable por las rendijas de mi persiana
llega puntual a su cita matinal gritando:

¡Abajo el telón!

sábado, 21 de agosto de 2010

How to steal a million (William Wyler. 1966)



Si hay una actriz por excelencia que haya rodado películas bajo el inigualable cielo de Paris esa ha sido Audrey Hepburn. En nada menos que cuatro ocasiones el cine de la belga ha estado ligado con la ciudad de la luz. En "Funny Face" (1957) Audrey era una bailarina viviendo una historia de amor con Fred Astarie, sin importar en absoluto la diferencia de edad. En "Charada" (1963) comparte Bateau Mouche, paseo por el Sena y una divertida historia de intriga junto al inimitable Cary Grant y En "Paris when it sizzles" (1964) su partenaire será William Holden con quien protagonizará una densa historia de largos diálogos en un apartamento de Paris. Lo cierto es que Audrey debería haberse quedado por Paris pues tan sólo dos años más tarde vendría otro rodaje en la espléndida capital francesa junto a Peter O'Toole bajo la batuta de William Wyler. Ciertamente pudo ser debido a su origen europeo por lo que a Audrey Hepburn le sentaba tan bien rodar en estas capitales tan románticas pues, si ya son espectaculares por sí solas, con su presencia hasta Paris parece tener más luz. Así se consiguieron obras maestras como "Vacaciones en Roma" o "Charada" y la que hoy abordaremos es, debo confesarlo, una de mis comedias favoritas desde que era un crío. En "Cómo robar un millón" Audrey Hepburn es Nicole, la hija de Charles Bonnet, un prestigioso coleccionista de arte que realmente es un astuto falsificador protagonizado magistralmente por Hugh Griffith. La última falsificación que Bonnet se dispone a exhibir es la Venus de Benvenuto Cellini que fue esculìda por su padre. Finalmente el museo Cleber Lafayette (que realmente es el Louvre) expone la obra bajo unas grandes medidas de seguridad. Al mismo tiempo un adinerado empresario norteamericano protagonizado por Eli Wallach está interesado en adquirir la Venus de Cellini y comienza a investigar la colección de Bonnet para lo que contrata los servicios de un detective privado llamado Simon Dermott (Peter O'Toole). La primera noche que Simon entra en la casa de Bonnet para recoger muestras de un falso Van Gogh es sorprendido por Nicole que lo considera un ladrón de guante blanco pero se enamora perdidamente de él.

Para rematar los acontecimientos Bonnet firma un seguro de un millón de dólares con el museo por su Venus de Cellini pero, después de firmar el seguro, debe de someter su figura a un exhausto examen para datar su fecha concreta. Bonnet está perdido y desesperado pero su hija Nicole tiene la solución y planea robar la estatua para que no puedan someterla a ninguna prueba. Nicole, para un robo tan complicado, pedirá ayuda a Simon Dermott que idea un plan infalible para tal hazaña. William Wyler crea con esta historia una muy efectiva comedia romántica, muy divertida donde Peter O'Toole y Audrey Hepburn representan una pareja perfecta. Hacía bastante tiempo que no la veía pero las sensaciones al verla de nuevo me hacen volver a aconsejar su visionado. Por cierto que William Wyler también realiza aquí su particular homenaje a Alfred Hitchcock:

miércoles, 18 de agosto de 2010

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (Steven Spielberg. 2008)


Después de la última parada vacacional por fin he regresado con las pilas cargadas para volver a hablar de cine. Esta vez voy a repasar la película más reciente que se ha podido ver en este blog donde, como ya se sabe, predomina el llamado cine clásico. Me considero un ferviente admirador de la figura de Indiana Jones desde una intensa experiencia juvenil viendo su conocida trilogía en las salas de los cines. "Indiana Jones en busca del Arca Perdida" y "Indiana Jones y la última cruzada" son en mi opinión dos de las mejores películas de aventuras que he visto en mi vida. "Indiana Jones y el templo maldito" no me dejo tan buen sabor de boca como las otras dos pero su visionado fue para mí obligatorio. Cuando hace tres años salió a la luz la noticia de que Harrison Ford protagonizaría la última entrega de la saga confieso que una gran ilusión por volver a ver a uno de mis personajes cinematográficos preferidos volvió a brillar en mi interior y a darme la energía suficiente para retornar a la sala de un cine con una verdadera razón de peso... como cuando voy a ver una de Clint Eastwood. Así, "El reino de la calavera de cristal" era más que un deber para mí. Sin embargo la película fue retirada de las carteleras sin que yo pudiera llegarla a ver y he tenido que esperar hasta hace dos días para comprobar lo que la última entrega de Indiana nos podía ofrecer. Los resultados, he de admitir, son diversos y confrontados. Antes de empezar, quiero mostrar lo grande que llegó a ser Harrison Ford en la piel de Indiana Jones:

Bien, las películas de Indiana Jones siempre me han divertido mucho y debo decir que "El reino de la calavera de cristal" no es una excepción. Si algo puede ofrecer esta última entrega de Indiana Jones es diversión y entretenimiento a raudales. Estamos ante una película donde ocurren un sin fin de sucesos, a un ritmo trepidante, una película de aventuras pura y dura. La puesta en escena y el arranque son estupendos. Como decía Cecil B DeMille, una buena película de acción debe comenzar con un terremoto e ir creciendo desde ese punto. "El reino de la calavera de cristal" lo cumple a la perfección. Además Spielberg también retoma de manera acertada la polémica del Area 51 y sus extraterrestres con un propicio ambiente de enfrentamiento en plena guerra fría como telón de fondo. De esta manera se profundiza en la vieja y fantasiosa teoría de que todos los conocimientos que tanto egipcios como mayas recibieron en un punto dado de la historia llegaron procedentes de otro mundo. La escena en la que Jones llega al salón de los trece caballeros de cristal me parece sublime. Como añadidura a la película Spielberg no deja pasar la oportunidad de rendir homenajes constantes a sus clásicos preferidos. Podemos ver un claro homenaje a "Salvaje" ("The wild one") de Marlon Brando:


También, cómo no, el tributo típico del resto de la trilogía de Indiana Jones a las películas de Douglas Fairbanks y un homenaje muy personal a "El viaje al centro de la Tierra" (Henry Levin. 1959) concretamente justo al final de la película, en la manera que tienen de salvarse y salir del profundo agujero donde están casi enterrados.
Pero, desgraciadamente, no todo lo que puedo decir de ella es bueno y es que las "fantasmadas" a las que nos tiene acostumbrados Spielberg son aquí ya demasiado descabelladas. La primera es para levantarse de la butaca y marcharse. Como ya sabrán Indiana Jones está en mitad de unas pruebas atómicas, en un pueblo creado con muñecos y casas de imitación para comprobar las consecuencias de la bomba. Justo allí donde él se encuentra cae la bomba atómica y el bueno de Indy se salva metiéndose en una nevera que le trasportará, volando por el aire, a un lugar seguro del desierto donde la radiactividad parece no afectarle. En cualquier caso, podríamos haber aceptado esta escena como uno de los típicos chistes en los que Harrison Ford sale ileso con una de sus típicas muecas socarronas. Pero parece ser que Spielberg no tuvo bastante y quiso más. Ni corto ni perezoso nos pone a Indiana en un coche anfibio que se convierte en barca al tocar el agua. La chica que conduce, madre del hijo de Indiana, dirige al automóvil anfibio hacia un precipicio. Al precipitarse el coche queda enganchado en la copa de un gran árbol que, doblándose, los llega a depositar suavemente sobre el agua. El anfibio avanza por el agua y el árbol, al volver a su posición normal, golpea a todos los rusos que perseguían a Indiana dejándolos fuera de combate. A bordo del anfibio, ya convertido en barca, Indiana Jones y su grupo saldrá ileso de tres cataratas... y eso que la última parece la de Iguazú. Además consiguen llevar a salvo hasta tierra firme la deseada calavera de cristal que John Hurt portaba en sus manos antes de caer por la inmensa cascada. Me parece demasiado.

En cualquier caso tiene aciertos como el de rescatar a Karen Allen en el papel de Marion, la primera amante de Indiana en "El arca perdida" y un final muy adecuado para las trepidantes aventuras protagonizadas por Harrison Ford que, aunque encasillado, hay que reconocer que nunca podrá haber otro actor que encarne como él a este personaje. Si, en definitiva, entendemos el cine como una herramienta para entretenernos y divertirnos ésta es una buena película para ello, con lo cual creo que a pesar de sus defectos estamos ante una de las mejores producciones comerciales de acción que se han creado en la última década.
Y no olviden, así se libra uno de una bomba nuclear:

viernes, 13 de agosto de 2010

Despedida

"Inmortal"

En la ciudad donde se para el tiempo
no necesito días lluviosos
para traer tus palabras, traer tu memoria
traer tu historia, tus abracadabras
En la ciudad donde susurra el viento
tus huellas me guían hasta mi hogar

Es imborrable la piel que dejaste en estos paisajes
porque allí donde la sangre fluye
en un río de aguas claras,
bajo un puente medieval,
tus palabras resuenan mucho más
que cuando aquella vez, desde mi niñez,
no las quise escuchar
porque aquí donde una vida se construye
ya nunca huye el sendero de tus parajes
mensajes que en la noche me quieren guiar

Ahora camino por unas calles antiguas adoquinadas
vivas de un futuro más lúgubre que su pasado
y cuando el mundo me observa como un forastero,
como un camarero desde la barra de un bar,
sólo tengo que contar lo que he recordado
y gritar tu nombre en este lugar
que tantas veces di por olvidado

Y este cortado es sólo una gota más,
un tiempo ganado al olvido,
una triste parada del arqueólogo
en expedición por lo que nunca podrá recuperar
Entonces es cuando lo dejo por imposible
y pienso que tan sólo soy una vida más,
a vista de pájaro una hormiga menos,
y fijo mi vista en el paisaje

Todo es reinventarse y no dejar de luchar
hasta ver la última gota derramar



"El canto del viento"

Vientos confusos, profusos alientos
los pensamientos en este lugar
suenan en las piedras y los asientos
mientras mi paisaje veo explotar

Es tu mensaje, peregrinos sedientos
de un destino claro que acariciar,
el paraje de olvidos mugrientos
que aquí despejan dudas al cantar

Fijaré mi vista en el infinito
donde el oxígeno es universo
y mi verso un dolor que no repito

Mientras, crepito en mi hoy adverso
y converso con mi ayer decrépito
Hoy compito por ganar mi reverso


Ya he regresado de Jaca y ya estoy en Zaragoza. Les dejo estos versos y unas imagenes ilustrativas del viaje:

Desde el mirador del Paseo de las Canteras. Una panorámica que siempre me ha encantado. Al fondo Collarada semicubierta por una nube.

Desde la Peña Oroel la vista es espléndida. (Fotografía dedicada a Mr. Lombreeze. "No estaba tu navaja suiza")

En la cima de Peña Oroel los ejemplares de buitres leonados son espectaculares. Sobrevuelan cerca de la cumbre o incluso por debajo:

Ibón de Ip (2100 m)


el pueblo francés medieval de Borce:


El parque natural de Borce presenta una oportunidad única de disfrutar de Osos pardos como éste de la fotografía, en libertad

Así fueron estos días

lunes, 9 de agosto de 2010

Postal desde Jaca

Hoy es nueve de agosto de un verano bastante caluroso del que tengo ya ganas de desprenderme. Para intentar despistar el calor, ayer por la tarde, viajé hasta Jaca y hoy escribo desde aquí unas líneas dedicadas a este pueblo con delirios de ciudad que guarda tantos recuerdos para mí. Para informar al lector diré que una parte fundamental de mi familia (mi abuelo materno, Ambrosio Callau) nació en Jaca en 1921 y desde que yo tuve uso de razón hasta que mi infancia tocaba a su fin mis veraneos siempre habían estado ligados a esta tierra conocida como la perla del pirineo aragonés. Últimamente he recuperado esa vieja costumbre veraniega porque cada vez que vuelvo aquí es como si regresara a mi hogar, es como si todo mi ser reconociera estas raíces. Yo nací en Zaragoza un 1981 pero, no me pregunten por qué, algo irremediable me lleva hasta este paisaje siempre que tengo oportunidad.


Lo cierto es que ya estaba bastante harto del trabajo y de la ciudad, así que lo primero que hice fue tumbarme en la hierba a mirar al cielo, las montañas y disfrutar de esa naturaleza que aún se respira por aquí y que en las ciudades es poco más que una quimera. Esta mañana he salido a pasear, a respirar y he bajado hasta el cauce del río Aragón a su paso por un bonito puente medieval llamado San Miguel. Desde allí la panorámica que se observa de la ciudad de Jaca es excelente. Al fondo, a la derecha, destaca sobre el paisaje la siempre vigilante Peña Oroel descansando su petrificada mirada sobra la población jacetana. Ante este paisaje me ha sido imposible resistirme a escribir algunos versos desde el fondo más sentimental. No es que sea algo brillante pero debía dedicarle una rima a esta tierra tan importante para mí. Hacía tiempo que no escribía un soneto así que permítanme que les deje algo dedicado al puente medieval de San Miguel, a la ciudad de Jaca y a los recuerdos del pasado. En las fotografías, realizadas esta misma mañana, se puede apreciar el paisaje del que hablaba anteriormente.

Paisaje con puente

Desciendo hacia el Puente de San Miguel
y junto al río su rumor de hogar
me invita a emborronar un papel
con recuerdos, versos… con tu mirar

Allí donde destaca Oroel
me parece imposible retratar
tanta belleza con un pincel
pero al menos la intentaré rimar

Pues desde este viejo puente medieval
se puede escuchar la voz del pasado
resurgiendo como Fénix inmortal

Yo nunca dejo nada olvidado
Todo revive aquí sentado
mientras Jaca se extiende en mi postal







PD: Estos días es probable que no pueda responder comentarios ni visitar blogs pues no tengo conexión a internet por estos lares, tan sólo una zona wifi en el Paseo de la Constitución pero dependo totalmente de la batería del portátil. Así que si no me ven es por esta razón. Que lo pasen bien estos días y consigan despistar al calor.

jueves, 5 de agosto de 2010

Pequeñas joyas del cine español: "La lengua de las mariposas. José Luis Cuerda (1999)


Dedicado a Gabrielle Dupré

Decir a estas alturas que Fernando Fernán Gómez fue si no el mejor una de las más brillantes figuras cinematográficas de nuestra filmografía sería poco menos que llover sobre mojado. No me quiero repetir pero si a alguien le cupiera alguna duda del gran actor que fue Fernán Gómez podría ver, por ejemplo, "La lengua de las mariposas". Puede que con esa expresión que esboza en el momento final de la película no haga falta decir ninguna palabra más al respecto.

Hace ya unos meses (la verdad es que quería tener tiempo para hablar de esta joya) recibí una invitación verbal de Gabrielle Dupré en la que se me proponía hablar de "La lengua de las mariposas". Supongo que es difícil decir algo nuevo de esta película de la que ya se ha hablado un montón. Sé de algún cinéfilo por ahí que lo haría muy bien, pero al menos intentaré estar a la altura. "La lengua de las mariposas" está basada, como ya sabrán, en tres relatos del libro ¿Qué me quieres, amor? de Manuel Rivas. Uno de los relatos se titula efectivamente "La lengua de las mariposas". La película comienza, como el relato, mostrándonos a un pequeño de seis años llamado Moncho (Manuel Lozano) aterrado por tener que asistir el día siguiente a su primer día de clase. Según le han dicho, en la escuela los maestros pegan a los alumnos. Al día siguiente Moncho entra en clase, se orina de miedo y huye despavorido. Don Gregorio, el profesor (Fernando Fernán Gómez), decide acudir a casa de Moncho para presentarle sus disculpas e invitarle a que vuelva a asistir a clase. A la mañana siguiente la clase comienza con un poema de Antonio Machado titulado "Recuerdo infantil". Este comienzo, por otra parte colosal, no es un principio casual ni mucho menos. En el poema "Recuerdo infantil", Machado describe la muerte de Abel a manos de su hermano Caín sobre una mancha de color carmín. En definitiva, una muerte entre hermanos será la penosa consecuencia directa de la guerra civil y la mancha carmín aludirá a todos los acontecimientos sangrientos de una contienda. Desde este momento la película comienza a narrar la tierna relación entre el maestro y el alumno con el oscuro fondo de la inminente guerra civil que estaba a punto de estallar. Un hombre ya mayor, pofundamente liberal, ve en la Segunda República la única luz de esperanza para un posible futuro en este país. Esa misma luz de esperanza comienza a ver en los ojos de ese inteligente chiquillo que disfruta aprendiendo cada día más, como el mismo maestro dice ante un sacerdote, "despertando a la vida". Ese "despertar a la vida" de Moncho es un despertar de la libertad en España, un despertar que desgraciadamente no gozó de larga vida. De esta manera tan tierna pero a la vez devastadora el espectador es testigo de los últimos días de la República en 1936, del miedo que se vivió en Galicia y en toda España en esa época y finalmente de la sublevación fascista. Esta película aleccionadora conecta directamente con nuestra memoria histórica, con los sueños rotos, con el miedo y ese enfrentamiento fraticida que nuestros antepasados sufrieron. Esta película duele. Duele mucho más si miramos con detenimiento la figura del maestro encarnado por Fernando Fernán Gómez. Un liberal que disfruta simplemente practicando la enseñanza, con las pequeñas cosas que le regala la vida, ve truncados todos sus sueños y todas las esperanzas para ese futuro que había imaginado. Un futuro por el que, sin ser para él, lo hubiera dado todo. Esa última imagen, apedreado por sus esperanzas, es demoledora. Con esa escena el espectador está siendo testigo de muchas cosas pero, en definitiva, de "un gorrión" apedreando al maestro que le enseñó a volar. Muy triste.

Además, otro de los aspectos más destacables de la película, me parece el excelente retrato de los padres de Moncho, Rosa (Uxía Blanco) y Ramón (Gonzalo Martín Uriarte). Una familia típica española en aquel momento puntual de nuestra historia que, como todas, estaba devorada por el miedo a expresarse y vivir libremente. En definitiva, estamos viendo una película que habla fundamentalmente de la amistad y la libertad (o la ausencia de ella) con el triste telón de fondo de "las dos Españas"

lunes, 2 de agosto de 2010

Mis discos favoritos: Bruce Springsteen, "Tunnel of love" (1987)


En la última entrada pudimos ver un video en el que Bruce Springsteen cantaba "Book of dreams" y ésto me recordó que tengo en este blog bastante olvidada una sección que titulé "Mis discos favoritos". Por esta razón hoy quiero traer hasta aquí uno de mis discos favoritos de Bruce Springsteen, el titulado "Tunnel of love". En 1987 Bruce Springsteen llevaba a sus espaldas ya dos exitosas giras mundiales que lo habían situado directamente en la cima del rock mundial. En 1980 el chico de New Jersey había resucitado el espíritu de Elvis y del rock and roll más auténtico con el célebre doble álbum titulado "The River", considerado por muchos críticos el mejor de su carrera. Por si esto fuera poco en 1984 volvía a repetir fórmula, estilo y frescura con su estupendo "Born in the U.S.A.". Después, una gira mundial que duró dos años cerró el periodo probablemente más exitoso de toda su carrera. En 1987 con 37 años Bruce tenía la difícil empresa de volver a publicar un disco con nuevo material, que ofreciera algo innovador en su música y además no defraudara a su gran número de seguidores. Bruce Springsteen se reinventó. Según sus propias palabras: "...Intentar cosechar el éxito que obtuvo 'Born in the U.S.A.' hubiera sido un juego perdido. Así que intenté presentar a mi público una nueva cara, como un nuevo cantautor que canta sobre los graves problemas que encuentra un hombre adulto en su hogar, en su vida, en su amor. Me encerré en el garaje de mi casa de Rumson, NJ y empecé a escribir. Escribí sobre algo nuevo, que no había tratado antes: Las relaciones entre los hombres y las mujeres. En tres semanas tuve el disco completo..."

Realmente "Tunnel of love" no es uno de los LPs preferidos entre los admiradores de Springsteen pero sí que, en mi opinión, es un disco de una importancia trascendental. Si el gérmen de "Tunnel of love" nació en la canción "Stolen car" de "The river" (Un hombre que conduce de noche pensando en los problemas que tiene con su mujer, en su hogar... con las cosas que realmente importan en una vida...) también es cierto que en "Tunnel of love" nace el gérmen de canciones tan celebradas posteriormente como "Streets of Philadelphia" o "Secret garden". En este disco Bruce condensó lo mejor de su rock, lo mejor de su lado más sentimental y además un nuevo aire country que hasta entonces desconocían sus seguidores. En "Tunnel of love" efectivamente surgen las 'canciones de carretera' que con los años desembocarían en trabajos tan fundamentales como "The ghost of Tom Joad" o "Devis and dust". Ahora un pequeño repaso por el tracklist del disco:

Abriendo "Tunnel of love" tenemos "Ain't got you". Es una canción animada de aire roquero que especialmente brilla en sus giras acústicas. Una forma positiva de comenzar el disco.
La segunda canción es "Tougher than the rest" una de las piezas más celebradas a lo largo de su carrera. "Tougher than the rest" es una canción de carretera que encierra el espíritu Springsteen: una línea que danza entre la balada y el puro rock.
"All that heaven will allow" es una de esas piezas tan maravillosas como desconocidas, una canción que entronca en la misma raíz de "Brilliant Disguise" que veremos más tarde.
"Spare parts" es la canción más roquera del álbum y fue elegida para comenzar todos los conciertos de la gira con la voz de Bruce quebrando el principio de forma majestuosa.
"Cautious man" (dedicada a "La noche del cazador") y "Walk like a man" son las canciones más personales y country del álbum.
"Tunnel of love" ha sido el single más famoso de todo el disco y se ha quedado como una de las fijas del repertorio del boss en directo.
La octava es "Two faces", probablemente la más irrelevante del disco.
Pero en el número nueve viene la genial "Brilliant disguise" que, aunque ha sido tachada como lo más pop de Springsteen, guarda en su estrofa final una de las letras más geniales de toda su obra.
"One step up" es una balada maravillosa que presenta el patrón de lo que posteriormente sería "Streets of Philadelphia" en cuanto a acompañamiento musical y ambiente.
Para terminar el disco un guiño puramente country y melancólico con "When you're alone" y "Valentine's day" una de mis baladas y letras preferidas del repertorio de Bruce Springsteen.

En mi opinión "Tunnel of love" es un disco maravilloso para escuchar y disfrutar con tranquilidad, por ejemplo, en una tarde de verano tormentosa o en mitad de la carretra rumbo a ninguna parte. Al igual que existen las "road movie" éste es un "road disco" para no parar de devorar kilómetros. Si no lo conocen, que lo disfruten. A continuación... para muestra, un botón:
"Brilliant disguise" (Subtitulada)

"Tunnel of love" (Barcelona, 1988)

"Tougher than the rest" (Subtitulada)

"One step up" (Acústico. 2005)