miércoles, 10 de marzo de 2010
Tú a l'albada
Cuando los recuerdos, buenos o malos, te abruman y no te dejan descansar. Cuando la ciudad te sobrepasa y ya no puedes continuar, un viaje en tren hacia las montañas es uno de los mejores reparadores que puede existir.
Tú a l'albada
"Cogí el tren como quien bebe un bálsamo
y cuando al monte iluminó l'albada
dibujé tu mirada en el páramo
Dejé ayer la ciudad arrinconada
allí donde el crepúsculo ardía
en luna de la pupila añorada
Mientras se alargaba lento el día
llegó la compañía de tu ausencia
y urdí mi melodía, tardía
Al fin te reflejo, sin tu presencia
Ahora recobra todo el sentido
y las nubes a huir cogen tendencia
mientras camino por Monte Perdido."
El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es un buen paraje para perderse y admirar amaneceres o recordarlos...
Fotografía de Monte Perdido
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15 comentarios:
Los trenes son mágicos, hasta esos antiguos que tardan 15 horas en recorrer unos cientos de kilómetros.
Preciosas fotos, la primera es realmente increible.
Un abrazo.
Sí, esos son los mejores BOgart. Recuerdo la película "Deseos humanos" en la que Glenn Ford es maquinista y se mete en un lío tremendo con Gloria Grahamme (¿quién no quisiera meterse en un lío con Gloria?). Etuve buscando fotografías de trenes al amanecer y encontré esta.
Siempre hay que coger el tren. Sobretodo, por si es el último que pasa.
Buen servicio amigo.
Vaya. Veo que has dado descanso al soneto. Es cierto, en ocasiones es necesario huir. Sea a la montaña o al mar, pero salir de la ciudad. Buenas rimas. Saludos.
Sí, hay trenes que ya no vuelven a pasar Arvikis. Gracias y un abrazo.
Manchas de tinta, un terceto nunca viene mal. También resultan muy musicales, creo yo. Tómate una a mi salud en algún bar de esa ciudad que tanto me gusta. Un abrazo.
Hay que viajar, salir... y regresar. Eso es la vida.
Un abrazo.
Una escapada a tiempo puede ser una victoria...
Para esos amantes de los trenes, que sepáis que la web del mítico Transiberiano ofrece la posibilidad de hacer el recorrido del tren desde tu ordenador: unas cámaras han ido filmando los paisajes, ciudades, pueblos, estaciones, etc. que atraviesa en su recorrido, y se puede seguir el viaje en tiempo real (dividido en unos cuarenta fragmentos) como si de mirar youtube se tratara...
Ánimo, y a Vladivostok...
La montaña, el mar..., cambiar, coger un tren y mirar por la ventanilla como pasan los paisajes, deprisa como los recuerdo que se diluyen con ellos.
Coincido con la opinión sobre las fotos: geniales.
:-)) Reina
Si, no hay que olvidar regresar Roberto. Es esencial.
Vaya, Alfredo, pues me parece muy buena idea poder realizar el recorrido por cámaras para los que no somos multimillonarios. Hace poco consulté los precios para hacer el viaje real y es una barbaridad lo que piden. Habrá que hacer el viaje virtual (¡a lo que hemos llegado!).
No sé qué tiene el tren pero siempre obliga, de un modo u otro, a recordar. Gracias Reina por volver a pasar por aquí.
Pero si yo ayer dejé comentario aquí.. Qué mal me debe andar el ordenador. No lo entiendo.
En fin.. Te decía que la primera foto me encantó... Y que lo de los viajes a veces tiene más que un efecto reparador...a veces son una ruptura con otra vida. A mí me haría falta un viaje en tren de esos que comentas. El poema está bien. Un saludo.
Muchas gracias, David. La verdad es que un cambio de aires siempre sienta bien para desintoxicarse un poco del ritmo desenfrenado que la ciudad impone y sí, a veces puede ser la ruptura con esa vieja vida y el comienzo de una nueva. Un saludo.
Salvando los posibles paralelismos con la vida, coincido con Arvikis, hay que coger el tren... Seguro que paisajes similares a las fotografías habrás visitado muchas veces... bonitos versos.
Feliz fin de semana, amigo.
Un abrazo.
En tren, con paciencia, y viéndolo todo, claro que sí.
Muchas veces, Amaya y todavía quiero ver más. Un viaje en tren siempre es muy recomendable.
Feliz también para tí Humprey, cuídate.
Pues sí. Además tienes tiempo para escribir y, no sé la razón, pero un viaje en tren resulta siempre muy inspirador. Gracias Francisco por pasar por aquí.
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