viernes, 5 de marzo de 2010

El caso más fácil de resolver (Relato breve)


¿Alguna vez se han despertado con el sabor de los labios del pasado persistente en los sueños del presente?. Recuerdo la semana pasada, cuando nos escondimos en aquélla habitación de un hotelucho en la parte vieja de la ciudad. Recuerdo cómo la persiana "cebreaba" su piel desnuda a intervalos de añil y de noche, recuerdo lo bella que estaba sobre mí. Ella, como siempre, estuvo maravillosa, como una condesa descalza. Yo, también como siempre, estuve demasiado gris aunque no me sentí así... ella nunca lo permitiría. Probablemente sea tan especial porque me hace sentir especial a mí, no lo sé. Lo que sí sé es que éste ha sido el despertar de hoy.

Ante el negro destino de un café sólo, mientras intento revivir con su penetrante aroma, pierdo la mirada a través del cristal. Ajetreo, muchedumbre, la ciudad está despierta con la sangre hirviendo sobre esta helada mañana de invierno. Un cigarrillo y otro, una brizna de tabaco sobre los labios me devuelve a la realidad deshaciendo esa cortina de humo tras la que me mantenía oculto simplemente porque no quiero abordar mi vida, al menos no esta mañana. La noche fue larga, aún siento el zumbido de la aurora en mi cabeza y la embriaguez de su perfume en mis entrañas. Es que sólo puedo pensar en ella, en sus labios carnosos dueños del beso único e inimitable casi inmortal que me mantiene durante tanto tiempo caminando en esa cuerda floja de la que hoy me quiero arrojar seguramente a un vacío demasiado oscuro como para sobrevivir. Estoy en el mismo Café de siempre desde el que la espero una vez más, pero algo distinto flota en el ambiente. Esta vez nuestro encuentro será desacostumbradamente diurno y no será una vez más de tantas sino la última vez. Mi intención de hoy es despedirme cortésmente de la que ha sido mi mejor amante, podría decir la única, y centrar toda la vida en mi trabajo como detective privado. El sueldo, como mi oficina, es una miseria pero más miserable es aún mi maldita relación con ella. Es un trabajo éste para el que se necesita ser honesto y junto a ella esto es imposible. Para estar con ella, primero, me tengo que fallar a mí mismo... una jugada demasiado peligrosa. Después de fallarte a tí mismo es imposible más tarde reencontrarte. Pero ya estoy cansado de este juego sucio que no beneficia a nadie. Fabricar sueños nocturnos que se destruyen a la luz del sol es siempre una apuesta perdedora. Es como acariciar sobre su dulce piel las amargas huellas de otro hombre que, a diferencia mía, es su dueño. Porque ella se intenta engañar de día diciendo que es libre como un pájaro sin darse cuenta que, en la noche, es esclava de sus propios deseos con su corazón por jaula.

Bajo la luz del sol, al entrar por la puerta principal, se ilumina su cabello negro que esta mañana parece una noche estrellada recién levantada y perezosa. Sus labios de cereza dibujan la sonrisa más bella que he contemplado en mi vida, esa expresión que hoy me toca borrar de su rostro con un golpe de efecto definitivo. Se acerca encerrando en su pequeño universo toda esa vida mía a la que hoy renuncio, me saluda con un beso siempre con sabor a traición y olor a planta carnívora con el que deshace fácilmente la barrera invisible de mis labios.

-"Es el mejor beso que me has dado, nena. Siéntate.
Ahora abre tus preciosos ojos y escucha con atención. Voy a ser claro y no te lo voy a repetir. Si sigo compartiéndote con otro hombre no voy a poder continuar viviendo y tampoco voy a poder desempeñar mi trabajo con efectividad. Después de todo quizás te quiera demasiado como para seguir con la función. Un tipo importante me ha encargado un asunto complicado y debo elegir ya. Elijo mi trabajo. Así que te digo adiós, muñeca"


El semblante de mi chica (que nunca fue mía) cambió a un estado profundo y serio con la mirada perdida en la humareda de mi cigarrillo. Los días de gloria se despeñaban por el abismo ahora dolorido de sus ojos y sólo acertó a preguntar gimoteando:

-"¿Tan importante es ese trabajo?"

-"Sí, lo es. Además me tienes que acompañar. Acabo de quedar con tu marido para entregarle las pruebas."

Otro caso resuelto para el detective Marlowe. Pudo parecer fácil de resolver pero, realmente, fue el caso más difícil de su carrera.

THE END

Ha sido un relato breve basado vagamente en el personaje creado por Raymond Chandler, Philip Marlowe. Ahora les dejo con Lauren Bacall, que nunca tuvo buena voz para cantar, y Humphrey Bogart en una escena divertida de "The big sleep":

24 comentarios:

atikus dijo...

Estupendo relato, como estupenda es la pareja en la que lo basas. Ciertamente los sueños tienen su vida en un momento dado y con el amanecer desaparecen, pero mientras duran son hermosos...en fin ;)


saludos entre humos y neblinas

Marcos Callau dijo...

Gracias, Atikus. La verdad es que no tiene que ser necesariamente la pareja de Bacall y Bogart pero vienen muy bien para ambientar. Sigamos soñando...

Caperuzzita dijo...

Si yo hubiera sido Marlowe, me hubiese quedado con ella.

Pero sólo soy Caperuzza

Possdata: Un extraordinario relato, Marcos

Amaya dijo...

Pero qué buenos relatos cual cine negro! Muy visual, cinematográfico. Como atikus, creo que la pareja que has utilizado para "acompañar" el relato es perfecta.

David dijo...

Esto...no sé por qué, pero encuentro más tono poético en tu prosa que en tu poesía. El relato me ha gustado. Está bien. Por cierto,"... no lo sé. Lo que sí sé.." Un saludo.

pepa mas gisbert dijo...

Que duro es a veces ser honesto con uno mismo.

Un abrazo

Kinezoe dijo...

Gran relato, Marcos. Goza de la característica atmósfera del buen cine negro. Me encantó el golpe de efecto final.

Saludos.

Crowley dijo...

Marcos, como dice David, la poesía te sale por los poros de la piel. Un relato fascinante y muy bueno.
Un saludo

Raúl G.R dijo...

Dificil elección. Pero sin duda acertada. Buen relato. Un abrazo.

Marcos Callau dijo...

Peor entonces se traiciona a sí mismo, Caperuzza... y su destino creo que está en la soledad. PD: Muchas gracias

Amaya el de cinematográfico es el calificativo que más me puede enorgullecer.

Ay, David ¿y qué es poesía y qué es prosa?. En cuanto a lo de los acentos... he tenido largas discusiones con más de una persona por ésto. Yo apoyo que, pese a ser monosílabo lleva acentuación pero hay muchos que lo niegan. Por todos ellos he escrito el "se" sin acento. Veo que tú piensas como yo. Un saludo y muchas gracias.

Gracias, Alma... para él debió de ser el caso más duro de resolver.

Kine, eso del cine negro me ha gustado mucho puesto que es el género que más me gusta, el que adoro con diferencia. Muchas gracias.

Muchas gracias, Crowley... La imaginación en todos nosotros siempre es algo poética.

Acertada, Manchas de tinta, acertadísima. Un abrazo.

David dijo...

No es que piense como tú. Es que es lo correcto. http://www.arcocomunicaciones.com/fdle/monosil.html
Un saludo.

roberto dijo...

Un cuento de película. En blanco y negro.

Aniovedh dijo...

Debo admitir mi buen amigo Marcos, que desde el título supuse que era un detective, quizá por tanta literatura de Doyle. Un hermosoo relato sin embargo, como dices, su destino creo está en la soledad...ha sido una desición complicada que, para ser honesto, yo no estaría muy seguro de resolver de esa forma, quizá sea algo enfermizo, si, pero me sería muy difícil de abandonar...Saludos, nos vemos pronto gracias a que mis exámenes están por terminar.

Marcos Callau dijo...

Me encanta que veas así el cuento, Roberto. Me ha encantado tu comentario.

Gracias Aniovedh. Yo creo que puede ser un relato un poquito predecible pero quizás sólo lo veo yo así porque sabía le final desde el principio. suerte para tus examenes.

Marcos Callau dijo...

Ah David, muy útil ese enlace. Por cierto ¿sabes que Bécquer escribía "intérvalos" en lugar de "intervalos" simplemente porque le daba la gana?. En cambio sabía que correctamente se escribía "intervalos"... Pero la correcta es la mejor forma de escribirlo y compararse con Bécquer sería una osadía. Tampoco existe el verbo "cebrear" y me lo inventé para este relato... jeje. Prometo no inventarme más el lenguaje castellano, ya es bastante rico sin mí...

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Buenos días Marcos...
yo me hubiera quedado con ella,pero el pobre esta obsesionado con el trabajo...que le vamos hacer..ja,ja,ja.
fuera de bromas...gran relato,me ha gustado mucho..
un saludo

Marcos Callau dijo...

Lázaro, aquí mucha gente dice que se hubiera quedado con ella. Admito que es la opción más romántica pero es un juego de,masiado peligroso como para alargarlo tanto. Muchas gracias, Lázaro.

Anónimo dijo...

Marcos muchas gracias por tu comentario en mi blog, te devuelvo el cumplido agregándome al tuyo como ferviente seguidor aunque a Frankie yo lo vi primero,¡ja!. Otro abrazo.

http://www.myspace.com/espaciojuanmiguel
http://blogs.myspace.com/espaciojuanmiguel
http://www.lamusicadelanoche.blogspot.com

Marcos Callau dijo...

¿Seguro?... yo lo llevo escuchando desde el vientre de mi madre...por los años ochenta. Sí, es fácil haberlo conocido antes jejejeje. Muchas gracias por visitar también este blog, que fue el primero.

Anónimo dijo...

Me gusta sobre todo el conflicto que narra entre el deber profesional y el deseo personal; más hitchcockiano que chandleriano. Y también que, hitchcokianamente, gane lo profesional. Y que lo personal le destroce por dentro para siempre.
Estupendo. Abrazos.

Marcos Callau dijo...

¡Qué buen comentario, Alfredo! me ha encantado. Lo personal, que lo destroza por dentro, es el peor castigo que se puede tener creo yo... Ya es suficiente como para, además, perder el empleo. Muchas gracias.

Anónimo dijo...

Bonito relato, conciso e intenso. Me gusta.

Desde luego la química que destilaban Bacall y Bogart era bestial, sólo comparable a la de Spencer Tracy y Katherin Hepburn (en mi humilde opinión).

Un fuerte arazo.

Marcos Callau dijo...

Humilde poero muy parecida a la mía tu opinión Bogart. Si bien podía parecer diferente, algo más inocente, la química entre Hepburn y Tracy existía tan fuerte como la de Bogart y Bacall. Guardo muy buen recuerdo desde "El padre de la novia" a "Adivina quién viene a cenar esta noche?". Fue una pareja inolvidable.