domingo, 13 de septiembre de 2009

"La jungla de asfalto" (John Huston. 1950)



Anoche el ambiente de fin de semana ya contaminaba la atmósfera de la ciudad cuando a mí me tocaba salir de trabajar. La ciudad ruge y arde como la lava de un volcán que no puede explotar bajo el asfalto. Allá los chavales con su adolescencia a flor de piel gritando y gamberreando para lo que llaman ellos "divertirse". Más aquí, una pequeña gresca de cuarentones bebidos a la salida de un bar y por mi lado la luz azul giratoria y fugaz de un coche de policía camuflado salpica mis pupilas creando destellos en las fachadas de los edificios que desaparecen en un segundo, dejando el aullido de una ahogada sirena cuyo canto atrae a todos los curiosos. El coche oscuro desaparece al final de la avenida como un masoquista adicto al peligro que marcha a su encuentro. Este no es mi fin de semana, hace mucho que no tengo un fin de semana como a mí me gustaría. Mientras todo esto ocurre en la ciudad, yo observo la luna. La luna es grande pero triste. Es un espejo que me refleja cierta ausencia donde ayer se dibujaban un par de pupilas enamoradas y brillantes. Hoy hay luz de luna en la piel que ayer obtenía sus suaves caricias pero persiten sus huellas. Esas, son imborrables. Así que empiezo a soñar con mi fin de semana alternativo que nunca puedo llevar a cabo. Después...¿qué me queda?. Un plan sencillo: me siento a ver una película de blanco y negro que es mi "bálsamo de fierabrás" (un saludo Carlos) y, al recordar lo que han visto mis ojos antes de llegar a casa, aparece en mi mente el título quequiero ver: "La jungla de asfalto", de John Huston. Una gran película policíaca que narra de forma magistral las consecuencias de unas vidas movidas por la codicia, enseñando el mejor ejemplo de la frase "la avaricia rompe el saco". Sterlin Hayden, siempre igual de duro, protagoniza a un pistolero que toma parte en un grandioso atraco a una gran joyería. Este pistolero, asesino sin escrúpulos, acaba siendo el preferido del espectador. Sam Jaffe representa al cerebro de la banda y planificador del gran atraco y, finalmente, es atrapado por la policía por confiarse y perder el tiempo en un bar con una chica. Otro rasgo de avaricia. Louis Calhem es Alonzo Emmerich, un poderoso abogado que se convierte en el capitalista del plan. Aquí se nos presenta al hombre más rico de todos, el más poderoso y, a la vez, el más repleto de debilidades propias del ser humano. Es un hombre que se enfrenta al final de su vida manteniendo un affair con una señorita que bien pudiera ser su hija (uno de los primeros papeles de Marilyn Monroe) mientras su esposa está en cama, siempre enferma. Así, John Huston nos deja ver cómo el hombre más poderoso es, a su vez, el peor de todos. Por otro lado, el pistolero protagonizado por Hayden es un pobretón que casi no tiene donde caerse muerto y, a pesar de su trabajo, es el que mantiene el propósito más loable: el de regresar al hogar. Otra obra maestra del cine negro como escenario para una de las primeras apariciones de Marilyn Monroe. En la primera imágen tenemos, en primer término, a Sterling Hayden. En medio está Sam Jeffe y, por último, Louis Calhem. En la segunda imágen Marilyn Monroe y Louis Calhem

5 comentarios:

Vivian dijo...

Una obra maestra, coincido contigo, pero más que sobre como la avaricia rompe el saco, que también, creo que es una película sobre perdedores, personas al margen de la ley que poco a poco van cayendo en la trampa que el destino les tiene preparada en su intento de sobrevivir en ese mundo.
Huston nos presenta a unos delincuentes, marginados sociales, de una manera que acabas deseando que las cosas les salgan bien, mientras que el socialmente correcto en apariencia, es el verdaderamente perverso en todos los sentidos, un verdadero impresentable.

Me gustó la entrada, me gustaron tus reflexiones, sobre tu noche, y sobre la película, y claro está, me gusta la película que recomiendo a quien no la haya visto.

Un beso

ethan dijo...

Obra cumbre del cine negro, imitada muchas veces, pero no superada. Huston, especialista en retratos de personajes que acarician el éxito y la riqueza, pero no la alcanzan (ellos ya lo saben); se les escapa de las manos. El destino juega con ellos y siempre gana.
Saludos!

Amaya dijo...

Tomo nota de esta nueva entrada y, visto lo que ya se ha dicho anteriormente, me quedo con más ganas aún de verla próximamente...
Un abrazo,

Anónimo dijo...

Buenooooo, hoy toca una sublime. Obra maestra y referencia para muchos cineastas cuyas legiones de fans desconocen que simplemente imitan a los maestros.
Saludos.

Marcos Callau dijo...

Jajjajaja...muy 39 escalones...ya me he topdo con alguno de esos seguidores de imitadores. Sí, en efecto, sublime y referencia....millones de veces. Gracias 39. Gran análisis, Vivian. es un placer leer tus comentarios, sobretodo, cuando son tan buenos. De todos los comentarios que me has hecho éste es el que más me gustó. gracias por tu aportación. También excelente tu análisis, Ethan. Ellos lo saben... Gracias, Amaya y, espero, la veas pronto.